El antiguo edificio de la caserna de la Guardia Civil de Sabadell, abandonado desde hace veinte años, fue ocupado de forma indefinida por un grupo de vecinos el pasado 10 de junio. Aunque el espacio es de titularidad municipal desde 1999, está afectado por el Ministerio de Interior debido a la actuación del ayuntamiento durante el mandato de Manuel Bustos. El colectivo Volem la Caserna! se encuentra actualmente en una fase de debate con vecinos y entidades para decidir a qué usos se destina el edificio.

La idea de recuperar la caserna surgió cuando un grupo de vecinos de Sabadell, que ahora se agrupan en el colectivo Volem la Caserna!,  empezó a considerar, hace un año y medio, distintos espacios abandonados de la ciudad para poder recuperarlos y darles usos colectivos. El recinto de la antigua caserna de la Guardia Civil, de 9200m² y que abarca una manzana entera entre la Gran Vía y el Carrer Vilarrúbias, les vino a la mente por ser uno de los edificios históricos de la ciudad que había sido reivindicado durante los veinte años en qué estuvo abandonado, pero ante las dudas respecto a su propiedad, el proyecto quedó paralizado.

Hace seis meses, sin embargo, retomaron la iniciativa. Lo explica la portavoz de la plataforma, Ester Amiel: ‘’Supimos que había un litigio, y pensamos que esto podía tardar años. Si el Ayuntamiento no conseguía recuperar el espacio y apañárselas por sí mismo, a nivel administrativo, pues los vecinos íbamos a ocupar’’. Y así, el 10 de junio tuvo lugar en la Plaça Marcet una manifestación que culminó con la ocupación de la caserna, que en principio tenía que durar 24 horas pero que ha acabado siendo indefinida, tras la decisión tomada en asamblea esa misma tarde.

‘’No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar’’, continua Ester, que explica qué emotivo fue el momento en que la manifestación, encabezada por mujeres, derribó las puertas y se encontró con un patio enorme de naranjos, aunque todo el recinto estaba lleno de basura, cristales y hierbajos que no dejaban ver la fachada desde el exterior y que suponían un peligro en según qué estancias del edificio.

Esa tarde habilitaron un espacio para niños, con una carpa y una piscina, en el exterior, y empezaron a limpiar otros espacios. La caserna consta actualmente de un edificio de dos plantas que rodea el patio central y dos edificios laterales que constituían la residencia de los agentes.

Gracias a las jornadas de puertas abiertas que se han organizado, en las que se han hecho comidas populares, talleres, debates y visitas guiadas teatralizadas, se ha dado a conocer el proyecto, y muchos vecinos, de todas las edades y procedentes de todos los barrios de Sabadell, no solo de la Creu Alta, donde se encuentra el espacio, han acudido para curiosear o aportar su ayuda.

‘’De un modo u otro la gente de Sabadell ha tenido una especie de vínculo con la caserna, ya sea personal o de algún antepasado’’, explica Ester, y es por eso, reflexiona, que con la recuperación de la caserna ‘’se está removiendo la memoria colectiva de la ciudad, pero hacia bien, con recuerdos que se querían olvidar de lo que ha sido un símbolo de la represión aquí’’. Por eso son muchos los vecinos, explica, que los han felicitado porque ‘’por fin alguien se haya puesto con el tema‘’.

Por el momento el espacio está cerrado la mayor parte del tiempo. Solo abre los jueves por la tarde, para hacer la asamblea abierta, y cuando alguna entidad pide poder reunirse en él, pero Volem la Caserna! ha establecido contacto con distintas escuelas y organizaciones de la ciudad, con las que se está debatiendo a qué usos se va a destinar el espacio. De momento el primer proyecto estable se ha acordado con la PAH.

‘’Estamos en fase de ir absorbiendo las iniciativas, proyectos e ideas que tiene la gente’’, explica la portavoz, que remarca que conseguir un espacio autogestionado es un proceso largo, que a veces puede durar hasta 20 años, y es por eso que han organizado charlas con miembros de otros espacios autogestionados para poder aprender de su experiencia, como Can Batlló, de Barcelona, o Can Sanpere, de Premià de Mar.

Algunas de las propuestas que se contemplan para la caserna son la creación de una escuela autogestionada, un espacio cultural, o un comedor social, entre otras, pero lo cierto es que el enorme recinto da para mucho y sea lo que sea al final, remarca que va a ser un lugar abierto y de utilidad para los vecinos de la ciudad. ‘’Queremos que sea un espacio de la ciudad, para todos. Que la gente lo disfrute y que se puedan hacer cosas potentes. Sabadell se merece un espacio así’’, concluye.

CONSTRUIDA PARA REPRIMIR

La antigua caserna de la Guardia Civil fue ideada en 1909 y se considera que fue una de las principales consecuencias de la Semana Trágica, siendo Sabadell una de las localidades donde tuvo mayor transcendencia. Durante esos días de finales de julio y principios de agosto, los trabajadores sabadellenses, ya en tensión social debido a la crisis del sector textil, el aumento del paro y las jornadas laborales frente a los descensos de los salarios,  tomaron el control de la ciudad, el ayuntamiento fue saqueado, se quemó la iglesia de San Félix, la antigua caserna y los juzgados, y la revuelta fue finalmente mitigada por una dura intervención represiva.

Aterrorizados por los hechos ocurridos, la burguesía local decidió instar al ayuntamiento a construir la caserna para aumentar la presencia del cuerpo, que hasta entonces solo disponía de 14 agentes, y el proyecto se sacó adelante con la mitad de los fondos financiados por el consistorio y el resto, por entidades como la Caixa de Sabadell y familias de esa burguesía industrial como los Brutau, los Gorina y los Seydoux.

El arquitecto municipal, el modernista Juli Batllevell, creador de reconocidos edificios de Sabadell como el Hotel Suís, el Cine Uterpe o el Museu del Gas, fue el encargado del proyecto, y la caserna fue inaugurada en 1913, envuelta en un escándalo por la gestión de la compra de los terrenos, por lo que sería la última obra de Batllevell en la ciudad.

Desde su inauguración, la caserna empezó a tener un fuerte papel represivo, especialmente durante la Huelga General Revolucionaria de 1917, los años del pistolerismo de principios de los años veinte y la dictadura de Primo de Rivera. Ya en el franquismo, se convirtió en el principal núcleo represivo de los territorios del Vallés, en 1942 pasó a ser también academia militar, pero su uso fue disminuyendo hasta cesar su actividad, definitivamente, en 1997.

EL CONFLICTO POR LA PROPIEDAD

La caserna fue cedida al instituto armado durante un Pleno Municipal en 1928, con la condición de que fuera devuelta al ayuntamiento cuando se dejara de ser utilizada. En 1944, la Comisión Permanente tomó el acuerdo y el espacio fue cedido de forma gratuita al Ministerio de Gobernación, pero con una condición, que establecía: ‘’Si por cualquier circunstancia el edificio objeto de esta sesión dejase de ser destinado a los fines para los cuales fue construido y es ahora cedido, quedará resuelto y sin efecto alguno este contrato, y en consecuencia, revertirá tal inmueble al patrimonio municipal de esta ciudad’’.

En 1998, el alcalde Antoni Farrés reclamó el espacio, ya que la Guardia Civil ya no lo utilizaba, y se le dio la razón, por lo que el mismo año firmó un convenio con el director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivieso, invocando la cláusula. La caserna quedaba inscrita en el Registro de la Propiedad nº 2 de Sabadell en 1999, con el Ayuntamiento como legítimo propietario, pero solo un año después, con la llegada de Manuel Bustos a la alcaldía, la situación dio un vuelco.  

Bustos anunció el mismo año la intención de crear en el terreno donde se encontraba la caserna  un centro de innovación tecnológica dedicado a la investigación médica, el Parc Salut –que finalmente no se llevó a cabo por falta de financiación– y firmó una prórroga de uso del espacio para la Guardia Civil hasta tener el proyecto definido. Sin embargo, cuatro años más tarde, con el proyecto aún vigente, el consistorio aprobó la segregación de una parte del terreno, donde se encontraban las caballerías, y que constaba de 1700m², para la construcción de viviendas por un valor de 11 millones de euros. Entonces el convenio fue impugnado por el Ministerio de Interior.

En 2006 Bustos ideó así un nuevo convenio con Alfredo Pérez Rubalcaba, Ministro de Interior de entonces, un acuerdo que ‘’no tiene ni pies ni cabeza’’, critica Ester, ya que consistía en comprar un terreno que ya pertenecía al Ayuntamiento. Fue aprobado por decreto y rezaba que el ayuntamiento  tenía que compensar al Ministerio con 3 millones de euros y un solar de 5000m² de terreno municipal en Sant Pau de Riu Sec, para supuestamente recuperar el espacio. La oposición llevó entonces el trato a los tribunales, y en 2007 fue suspendido en Pleno Municipal, aunque a día de hoy el conflicto aún está abierto y el Ministerio sigue reclamando los terrenos. Y es que aunque la titularidad del terreno sea municipal, este está catalogado como un bien de Estado por lo que su dominio está afectado.

Con el cambio de gobierno de 2015, el nuevo consistorio, formado por un cuatripartito entre ERC, Unitat pel Canvi, la Crida y Guanyem y encabezado por Juli Fernàndez, anunció su intención de volver a la situación de 1998, ya que se consideraba el acuerdo de Bustos ‘’no válido’’. ‘’Para invertir en una propiedad que ya es del Ayuntamiento deberíamos regalar tres millones y no tenemos por qué destinar terrenos a una posible ubicación para la Guardia Civil, que tiene sus recursos para conseguir suelo’’, declaró el teniente de alcalde de Territorio, Maties Serracant. El Ayuntamiento de Sabadell llevó el convenio de Bustos a la Comisión Jurídica Asesora de la Generalitat para que fuera anulado, y actualmente está siendo estudiado.

Periodista, fotógrafo, escritor e investigador.

Comparte:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.