Hace unas pocas semanas el ministro de interior del Gobierno de España Juan Ignacio Zoido declaró ante los medios que el conjunto de las medidas que se habían destinado para frenar el referéndum catalán del 1 de octubre tuvieron un coste de 87 millones de euros.

Aunque esta historia empezó mucho antes pondremos la lupa en este último tercio de 2017, donde sin duda hemos vivido una cascada de acontecimientos políticos que podrían catalogarse de “históricos” casi a diario, como acontecimientos de tales magnitudes estos han desatado grandes movilizaciones sociales por ambos bandos. Un breve resumen antes de continuar.

Cuando los motores solo estaban calentándose

Hay que tener claro cuales son los precedentes que han llevado a esta situación, los comentamos por encima. En el 2006 se pacta en Madrid un estatuto para Cataluña con Mas y Zapatero al frente (de espaldas al gobierno socialista de Maragall), este estatuto se aprobó en referéndum (si, un referéndum legal en Cataluña, no están soñando), este estatuto será recortado en 2010 por el Tribunal Constitucional desatando una gran manifestación. CIU ganara las elecciones en ese mismo año y durante su legislatura dejara de lado sus recortes y pactos con el PP de Alicia Camacho y se centrara en el soberanismo ante la negativa de Rajoy a un pacto fiscal para Cataluña. El panorama en el Parlament catalán cambiara rápidamente, con las elecciones anticipadas de 2012 y 2015 entran en juego fuerzas nuevas como la CUP y En comú Podem, mientras el PP i el PSOE se deshacen y Ciudadanos sabrá recoger esos votos convirtiéndose en la oposición. Se realizará la consulta del N-9 no reconocida por el Estado, las elecciones forzarán a Mas a dar un paso al lado si se quiere seguir con el procés, Puigdemont es investido presidente en enero de 2016. Durante el primer año el gobierno estará centrado en la aprobación de los presupuestos, Puigdemont conseguirá positivamente una moción de confianza. Llegamos así al 2017 donde la hoja de ruta del procés catalàn ya se puso en marcha con unos presupuestos aprobados y una fuerza parlamentaria suficiente.

Setiembre de 2017, el Parlament de Cataluña aprueba la Ley del referéndum, con votos a favor de Junts pel Sí y la Cup, y votos en contra de Ciudadanos, PP y PSOE, y abstención de Catalunya Si que es pot . La fecha marcada es el 1 de octubre. Aquí es donde la actualidad política cogerá un ritmo vertiginoso.

La respuesta inmediata des de Madrid fue alta y clara, el referéndum catalán es ilegal y por lo tanto el gobierno de España tiene el deber de impedirlo por todos los medios. A este discurso se sumara también el PSOE de Pedro Sánchez, a lo que Podemos manifestará una posición pactista ya que entienden que hay una necesidad de diálogo para solucionar el conflicto el Cataluña. En este punto se ha de decir que tanto Rajoy como Puigdemont parecían atados por su entorno, por un lado Rajoy no se vio capacitado para aflojar y sentarse a hablar con los catalanes independentistas consciente de lo que supondría para su carrera política, y por otro lado un Puigdemont que había arrancado un procés que con la masa social y política que aglutino era imposible de detener.

El Constitucional reacciono inmediatamente suspendiendo la Ley del Referéndum, y la Fiscalía del Gobierno puso una querella a la Mesa del Parlament de Cataluña y su Gobierno. El siguiente paso será que la Guardia Civil con colaboración con los Mossos requisen las urnas y las papeletas para impedir el referéndum. Los días siguientes las noticias empezaran anunciando registros de la Guardia Civil en fábricas y centros en busca de material relacionado con el referéndum, esto provocara las primeras tensiones sociales. A esto seguirán citaciones judiciales de los alcaldes que apoyaban el referéndum, así como cierres de portales de internet oficiales del referéndum.

A todo esto el gobierno español desplego a la policía y la guardia civil por Cataluña, el barco del Piolín amarrara en Barcelona el 20 de setiembre, se vivirán momentos realmente bochornosos como el famoso “a por ellos “más propio de un filme del Gran Berlanga que no de la realidad de nuestro país. A parte el Gobierno utilizara todos sus recursos para el boicot al referéndum, intervención de Correos, intervención de los pagos de servicios esenciales y nóminas de la Generalitat, requisamientos de material de propaganda del referéndum….

El panorama empezaba a ser preocupante, pues mostraba una realidad de división, a grandes rasgos teníamos un gran grupo que quería la celebración del referéndum (ya sea por independentismo o por el derecho a decidir) y otro gran grupo que veía ilegal este acto y no estaba de acuerdo con su celebración.

La última chispa antes del 1 de octubre fue el arresto de 14 personas, altos cargos del Gobierno catalán, y los registros de los departamentos de Economía, Exteriores, Trabajo y Gobernación por orden judicial. Esto desatara grandes movilizaciones populares que duraran prácticamente una semana, la gente sale a la calle y exige que se acabe esta persecución, reclama su derecho a votar. Durante estas manifestaciones que agruparon a millones de personas destacó un ambiente pacifista donde la única imagen “violenta que se puede sacar “ (y vaya si se hizo) fue la de un coche de policía inhabilitado con personas encima. Los mossos de Escuadra actuaron como intermediarios entre la gente y los guardias civiles que estaban registrando los departamentos. Su mayor responsable Trapero será llevado ante un tribunal i inhabilitado como consecuencia. La postura de Madrid seguía inmovilista, impedir el referéndum era su máxima responsabilidad, advertían a Puigdemont que no siga por este camino.

Con este clima se llegó al famoso 1 de octubre.

El 1 de octubre

Fue un día donde gris, el cielo estaba nublado con chubascos esporádicos en algunas zonas, realmente parecía una película. A las 8 de la mañana cuando los mossos y la policía fueron a impedir la apertura de los colegios se encontraron con una sorpresa, resulta que un gran número de personas se quedó a dormir en los colegios electorales para que no los cerraran por la mañana. El ambiente que se respiraba en esos centros era familiar, de fraternización, durante l fin de semana se abrieron esos colegios y se realizaron todo tipo de actividades populares para todo el mundo. La gente estaba unida con un propósito firme y digno: votar.

Las autoridades advirtieron a las personas que estaban ocupando pacíficamente los colegios que tenían jurisdicción para cerrarlos y que tenían que marcharse, ante la negativa las autoridades se marcharon, todo el mundo sabía que la cosa solo acaba de empezar. Los helicópteros empezaron a sobrevolar las grandes ciudades con Barcelona y Girona en el punto de mira. Pronto en las noticias empezaron a retransmitir en directo las imágenes del colegio donde tenía que votar Puigdemont.

La policía nacional antidisturbios avanzaba, en frente la gente unida defendiendo como podían los colegios, la tensión era insostenible y las cargar policiales mostraron unas imágenes que quedaran en el recuerdo para la posteridad. Con violencia la policía consiguió llevarse las urnas de muchos colegios electorales, las imágenes mostraban a gente llorando de impotencia. No obstante esa no fue la tónica dominante, en muchos colegios la policía no pudo acceder a las urnas debido a la resistencia pacífica de la gente y las trabas que pusieron escondiéndolas o cambiándolas de sitio.

Durante las primeras horas y prácticamente durante toda la mañana se vieron larguísimas colas en muchos centros, no avanzaban pues el sistema informático se caía constantemente. Las personas mayores tenían preferencia y después de votar eran aplaudidas y ovacionadas por las multitudes. Entre algunas de las personalidades políticas que se vieron votar están Puigdemont (el cual lo hizo en otro colegio finalmente), Junqueras, Forcadell, Ada Colau, Romeva y Anna Gabriel.

Al mediodía en los telediarios se podía escuchar como la vicepresidenta Soraya Sánchez de Santa María y Méndez de Vigo se jactaban de que la actuación y fuerza que se estaba ejecutando en Catalunya era proporcional y necesaria. Pero seamos sinceros, cuesta pensar en proporcionalidad al ver las duras imágenes. Por la tarde las colas empezaron a agilizarse, y mucha gente que no tenía pensado votar, ya sea por discrepancia o miedo, decidió salir a la calle y ejercer su derecho. Después de votar los voluntarios pedían a la gente que se quedaran en los colegios las puertas para proteger las urnas hasta el fin de la jornada electoral, y así lo hicieron pues la mayoría de los colegios estaban rodeados. A las 8 las urnas empezaron a moverse y prepararse para el recuento.

Es totalmente cierto que se cometieron muchísimas irregularidades en el sistema de voto, des de votar en otro centro hasta dobles. Pero creo que todos coincidimos en que el resultado fue lo de menos, está claro que el resultado carece de toda validez legal, pero aquel 1 de octubre trató de independencia SI independencia NO, trató de que una gran mayoría de gente salió a la calle a opinar, a defender su derecho a decidir, a mostrar que los catalanes no tenían miedo.

Cuando el Señor Rajoy dijo que el 1 de octubre no se celebró ningún referéndum se ha de reconocer que dio en clavo, lo que se celebró fue algo mucho más importante que eso.

La otra cara de Catalunya

Cuando hablamos del panorama político social de Cataluña a menudo caemos en la trampa de solo tener en cuenta el boque independentista por su visualización en las calles, manifiestos y redes sociales. No obstante se ha de tener presente que efectivamente hay una parte importante de Cataluña que no está de acuerdo con el rumbo que se ha tomado. Personas que se sientes catalanas y españolas y no quieren que la situación cambie, los partidos políticos a los que se acogen son Ciudadanos, PP y PSOE. Estos partidos se han mostrado durante meses indignados con las decisiones que ha tomado el bloque independentista, incluso apoyaron las actuaciones policiales. Su objetivo es acabar con el independentismo extremo para restablecer la Cataluña de todos y todas, así lo mostraron sus programas electorales en las últimas elecciones.

Y para acaba de dibujar el cuadro político hay que hablar de En comú Podem, los cuales están en contra de como Puigdemont y Rajoy han llevado la situación, quieren dialogo y una solución que no sea extrema, una solución que no deje atrás vencedores y vencidos.

Esta otra Cataluña juega un papel muy complicado hoy en día, y los fallos de cualquier partido que no sepa jugar bien sus cartas pueden penalizar mucho y favorecer a los demás, un ejemplo de ello es el bajón que ha dado el PPC en las últimas elecciones (sus peores resultados des de la democracia española), y como Ciudadanos ha sabio nutrirse de ello para coger una posición aun ms fuerte de la que ya tenían.

¿Y después del 1-0, qué?

Las consecuencias fueron rápidas y directas, después de una semana de expectación con la posible DUI y 155 y una última oportunidad para el dialogo (que el señor Rajoy rechazó) el Parlamento de Cataluña declaro la Republica Catalana. Causa y efecto, horas después era aplicado el artículo 155 de la Constitución española y la Republica quedaba suspendida. Como hemos dicho todo ha pasado muy rápido, Cataluña ha sido intervenida, España vuelve a tener presos políticos y Cataluña un presidente exiliado en Europa (alguien duda de que la historia no es cíclica?) , unas elecciones impuestas des de la Moncloa, y ahora un debate de investidura que parece encallado.

En este apartado me gustaría hacer un ejercicio de reflexión, ir más allá de lo que las noticias nos cuentan día a día. Los grandes cambios políticos siempre se han producido a partir de puntos de inflexión, puntos de no retorno, por desgracia la historia nos muestra que la mayoría de veces en estos puntos de inflexión la violencia ha estado presente, España no es una excepción. En los últimos 40 años este país parecía haber aprendido a encarar sus problemas con dialogo, negociaciones y concesiones.

Me preocupa pensar que el 1-O haya sido realmente un punto de inflexión en Cataluña y que los catalanes no puedan lo que este gobierno les ha hecho, me preocupa que las dos Cataluñas no puedan llegar a entenderse. Se me ocurre que lo primero que se ha de hacer es un ejercicio de coger la situación con más perspectiva hablar no tanto des del sentimiento nacional y más des racional, algo realmente difícil cuando ves que el gobierno no tiene ninguna intención de sacar a los presos políticos de la cárcel.

La dificultad se encuentra en que mientras se supone que tenemos que hacer este ejercicio de coger distancia con el conflicto para entenderlo y analizarlo adecuadamente cada día aparecen nuevas razones para exaltarse. Estas últimas semanas hemos sabido que el Gobierno invirtió 87 millones de euros para detener e 1-O, y ahora nos cuentan cómo están reforzando la vigilancia en todas las fronteras, registraran maleteros, incluso vigilancia aérea por si Puigdemont decidiera llegar en ultraligero, todo para que no sea investido presidente. Me gustaría saber cuántos millones están destinando en todas estas operaciones, quizá los sabremos en unos meses. Creo que todo el mundo coincide en que este no es el camino a seguir. La realidad supera la ficción.

Así pues encontramos en Cataluña una situación difícil, que requiere mucha política, dar y ceder por ambos lados. Una cosa es bien cierta, los catalanes hacen cosas.

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