El 11 de marzo de 2004, el terrorismo islamista asesinó a 192 personas y dejó 1856 heridos de diferente consideración. El Gobierno de José María Aznar señaló a ETA como responsable, mediante bulos y mentiras, pese a opiniones de jueces y la propia policía por las pruebas que iban apareciendo. En un ambiente electoral en España todo se truncó. Los ciudadanos españoles no nos merecíamos un Gobierno que nos mintiera, sino un Gobierno que nos dijera la verdad.
Cuatro atentados simultáneos perpetrados en otros tantos trenes de cercanías que se dirigían desde Alcalá de Henares hasta Atocha. Los terroristas habían colocado 13 bombas en los trenes con más de 100 kilos de explosivo. Diez de los artefactos explotaron entre las 7.35 y las 7.45 dejando un reguero de muerte en la línea ferroviaria.
A las 13.00 hora, para Ángel Acebes, ministro de Interior, ETA había conseguido su objetivo. El Gobierno no tenía ninguna duda de que ETA esta detrás. Y añadió: Es absolutamente intolerable cualquier tipo de intoxicación que vaya dirigida a desviar el objetivo y los responsables de esta tragedia, en referencia a las informaciones que apuntaban a grupos islámicos como autores del atentado. Siete horas después de esa declaración, el ministro volvió a comparecer y admitió algunas dudas tras explicar que la policía había encontrado una furgoneta en Alcalá de Henares y una mochila en la comisaría de policía de Vallecas. En la furgoneta, robada, se encontraron detonadores y cintas con versículos del Corán. Sólo unos minutos después, el diario árabe Al Quds Al Arabi comunicó que Al Qaeda reivindicaba el atentado.
Arnaldo Otegi, hoy coordinador general de EH Bildu, aseguró el día 12, que no contempla ni como mera hipótesis que el brutal atentado fuese obra de la organización terrorista ETA, ni por los objetivos ni por el modus operandi, mostrando su condena y absoluto rechazo al atentado, apuntando a la resistencia árabe.
Tres días después de los atentados se celebraron en España elecciones generales, que serán recordadas por tres razones: la inesperada victoria del PSOE en la oposición, pese a que todos los sondeos habían pronosticado una victoria del PP, con Mariano Rajoy a la cabeza; los atentados terroristas perpetrado tres días antes; y la controvertida actuación del Gobierno de José María Aznar, en las horas posteriores a los ataques, acusando a ETA de la autoría, utilizando bulos y mentiras.
Contra todo pronóstico, José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones generales el 14 de Marzo, en medio de una conmoción política y social. En plena campaña electoral, los partidos políticos suspendieron sus actos electorales, bajo la sombra de los atentados. La noche previa a la apertura de los colegios electores, se manifestaron frente a sedes del PP, ciudadanos insatisfechos con la política informativa de Interior sobre la autoría de los atentados. Mientras se producían las concentraciones, el Ministro informó de la detención de tres marroquíes y dos indios en relación con los atentados.
Para Javier Gómez Bermúdez manifiesta que se mintió conscientemente, ya que no hay una sola de aquellas teorías de la conspiración que tuviera una base sólida. Quien hoy sigue cuestionando la autoría del atentado o no se ha enterado de nada o sabe que está mintiendo, afirma categóricamente. Bermúdez fue el presidente del tribunal de la Audiencia Nacional que, el 31 de octubre de 2007, dictó la sentencia condenatoria contra los autores del atentado yihadista de Madrid. El fallo desbarató las mentiras publicadas para obstaculizar el proceso. Fueron condenados 21 de los 29 que se sentaban en el banquillo. Jamal Zougam y Othman el Gnaoui fueron condenados a 42.922 años como autores materiales de los asesinatos y el exminero José Emilio Suárez Trashorras a 34.715 años como autor por cooperación necesaria.
Tanto la investigación policial, como la instrucción del sumario, estuvieron sometidas a una presión constante. El sumario constaba de 245.000 folios, riguroso con el más mínimo detalle, respaldado por siete informes. Según los hechos probados de la sentencia del sumario 20/2004 y la sentencia del Tribunal Supremo 503/2008, hace pensar que el detonante final de los atentados, fue la participación de España en la guerra de Irak, un argumento constante para los actos de estos grupos terroristas: En New York, el 11S hubo cuatro aviones y en Madrid cuatro trenes. En New York fue un día 11, como en Madrid, y el presidente Aznar y su política, tenían puesto el foco en ETA. No protegió a la ciudadanía, contra el terrorismo islamista y no prestó atención a las consecuencias de la participación de España en la guerra de Irak.
Aquel día «Todo se truncó brutalmente. Escuchaba la Cadena Ser e Iñaki Gabilondo informaba sobre el atentado y desde entonces todo ha sido un sin vivir», me contaba en 2014 Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11M Afectados por el Terrorismo y madre de Daniel, que perdió la vida en los terribles atentados terroristas. Años de dolor y falta de entendimiento. Pilar recuerda las palabras de Álvarez Cascos: «cambiamos de gobierno por esta puta y cuatro mierdas más». O cuando Esperanza Aguirre, al entregarle una subvención para la Asociación le dijo: «esto es mejor que un premio de lotería, porque no paga a Hacienda». Desprecio, amenazas e insultos por parte de muchos, contra las víctimas.
El juez Baltasar Garzón asegura que a las tres de la tarde llegó a una conclusión: No había sido ETA y afirma que los policías no se guardaron esa información, sino que, como hacían siempre se la transmitieron a sus superiores, y estos, a su ministro y en aquella ocasión las órdenes las impartía el presidente del Gobierno. El gobierno de España no tuvo en cuenta toda la información que iba saliendo referente a los atentados.
El día 12 de marzo, once millones de personas tomamos las calles al grito de ¿Quién ha sido, quién ha sido? Había muchas dudas sobre que ETA hubiera sido el brazo armado del los atentados, como el Gobierno adelantó. La emocionada muchedumbre se dirigía desde la Plaza de Castilla en el norte, o desde la Estación de Atocha en el sur, hasta la Plaza de Colón, mostrando su condena a los atentados y la solidaridad con las víctimas. Según el Delegado del Gobierno, 2.300.000 madrileños nos manifestamos en Madrid.
Un estudio ha demostrado científicamente, que la información de los medios, los SMS y el boca a boca de los votantes tras el atentado del 11M influyeron en el resultado de las elecciones generales. El estudio, que han desarrollado investigadores de la Escuela de Informática y la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada, en colaboración con la Universidad de Newcastle de Australia, ha utilizado modelos de simulación social, para comprobar matemáticamente que el tratamiento informativo del atentado influyó en el resultado electoral del 14 de Marzo.
Javier Rupérez, que entonces era el embajador de España en Estados Unidos y que en 1979 había sido secuestrado por ETA, recibe la visita de George W. Bush la tarde del viernes 12 de marzo. El presidente Bush, que había acudido a la Embajada acompañado de su esposa y de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, le afirmó que sus servicios de inteligencia le dicen que a lo mejor no han sido ETA, sino que han sido otros terroristas islamistas. Tomó nota y lo transmitió a Madrid. Televisión Española, difunde ahora la entrevista que censuró entonces. El Gobierno no quería que alguien uniera los puntos que llevaban de Bush, a Aznar, a la foto de las Azores, a Irak y al atentado.
ETA no había comunicado la colocación de bombas en los trenes, como hacía siempre. Dos bombas que no habían explosionado (estaciones de Atocha y El Pozo), contenían sustancia blanca, mientras la dinamita Titadyn que normalmente usaba ETA era rojiza. La furgoneta Renault Kangoo, utilizada por los terroristas y hallada en Alcalá de Henares, no tenía la matrícula doblada como habitualmente hacía ETA. En esa furgoneta se encuentran restos de cartucho Goma 2 ECO. Se encuentran detonadores de fabricación nacional que tampoco utilizaba ETA y un casete con cánticos del Corán.
Mientras en democracias más antiguas como Estados Unidos y Reino Unido, atentados similares (11-S y 7-J, respectivamente) no produjeron apenas fractura social, sino que unieron a la sociedad civil en torno a sus instituciones, en España tuvo lugar la mayor tensión social y política, que se había ido incrementando durante la segunda legislatura de Aznar. De hecho para Iñaqui Gabilondo, gran parte de la radicalización de hoy procede de las conspiraciones sobre el 11M.
Profundizando en el bulo de la conspiración se descubre la estrecha relación que mantiene con el mito de la España roja y rota para quien el golpe de Estado del 36 y la dictadura posterior no fueron nada comparado con lo que ETA ha hecho. La retórica que ha seguido el PP calificando de terroristas a los partidos que comparten un horizonte de independencia o de golpistas a los catalanes del procés, es un intento de criminalización de los adversarios, inaceptable en una democracia.
En un análisis realizado por FAES meses antes advertía de las consecuencias que podía acarrear la presencia española en la guerra de Irak. La responsabilidad del Gobierno de Aznar en los atentados no ha sido clarificada. Los autores no fueron solo delincuentes locales y no actuaron de manera independiente, sino en conexión con una estrategia más amplia de Al Qaeda para vengarse por la guerra de Irak.
Recordando a las víctimas del mayor atentado de la historia de España, reivindicando la fortaleza de la democracia ante cualquier fanatismo, extremismo e intolerancia.
*Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/11m-atentado-islamista/20240310100827224631.html