Los valencianos tenemos una íntima relación con el barro. Para nosotros no solo se trata de ese viscoso elemento demiúrgico modelado por alguna gastada divinidad del Antiguo Testamento, o acariciado por los habilidosos dedos de un alfarero.
Los valencianos tenemos una íntima relación con el barro. Para nosotros no solo se trata de ese viscoso elemento demiúrgico modelado por alguna gastada divinidad del Antiguo Testamento, o acariciado por los habilidosos dedos de un alfarero.