“Gitanidad. Otra manera de ver el mundo” (Kairós) es la nueva obra de Sergio Rodríguez (Barcelona,1970), doctor en Filosofía, periodista y director del Secretariado Gitano de Barcelona. Su profunda relación con el pueblo gitano, que empezó desde el voluntariado, le ha puesto en la tesitura de hacer un retrato contextualizado y amplio de los gitanos y, al mismo tiempo, arruinar tópicos, leyendas urbanas, prejuicios y demás opiniones sesgadas sobre la materia. Hablamos con él justo antes de la presentación del libro en la Casa Asia de Barcelona.
¿Cuáles son los tópicos y prejuicios más extendidos sobre los gitanos?
“Es una dicotomía: o son grandes artistas o grandes delincuentes, no hay término medio. La realidad gitana es muy plural y muchos de sus comportamientos los encuentras en cualquier sociedad mayoritaria. Muchos tienen su profesión como cualquier otra persona. La gente los percibe como delincuentes o como gente que se pasa el día bailando y que no aporta nada al sistema productivo”.
¿Pero cómo son realmente como pueblo? ¿Tienen rasgos sociales, biológicos y culturales distintivos? Según su libro, parece que son pragmáticos, espontáneos, listos, se les da mejor lo concreto que lo abstracto y viven el día a día…
“Sí, la tesis fundamental del libro es esa: a pesar de las diferencias dialectales, de clase, de situación… cuando vas al meollo ves similitudes en todos los gitanos del mundo. Tienen una forma de pensar y de concebir el mundo, una forma de expresarse y comportarse, unos valores basados en el respeto a las tradiciones, a la gente joven y a la mayor, la fraternidad…Nosotros, desde Occidente, hemos configurado al individuo como base de la sociedad y en los gitanos el colectivo es más importante, la persona es una parte. Tienen una forma de pensar más abstracta e inductiva, son muy metafóricos y es una cultura muy simbólica, cosa que contrasta con el mundo occidental, que es materialista”.
Y recurren más a la sensibilidad y a la emoción que al pensamiento, además de ser una cultura sonora y visual…
“Es verdad, en el mundo indio, igual que en el gitano, lo que es visual o auditivo es muy importante. Un ejemplo es que hay gente que apenas sabe leer y escribir pero en cambio su incorporación digital es mucho más rápida que por la vía escolar tradicional. Eso se debe a su capacidad cultural, transmitida de generación en generación, de estar en contacto con el mundo auditivo y visual”.
De hecho, en unos tiempos tan individualistas y marcados por la corrupción y la falta de ética, los gitanos podrían servir de ejemplo por su concepción de la dignidad, de la solidaridad, el respeto a la gente mayor, la diferenciación entre pobreza y miseria, su capacidad para llevar a cabo una vida austera y tener muy claro qué es prioritario y qué es un lujo prescindible…
“Detrás de esta crisis económica hay una crisis de valores. Estamos en una sociedad en la que cuánto más tienes más vales, y corre que la vida es un viaje y si lo puedes hacer en primera mejor que en segunda. En cambio, para los gitanos la propiedad es meramente instrumental, lo que valoran son los momentos, las vivencias, lo que puedes vivir, el presente. Es un carpe diem en el buen sentido, no de quemarlo todo sino de disfrutar de una buena charla o de un cigarro, sin obsesionarse con el presente o con el futuro”.
En el contexto actual de crisis y de precariedad económica lo más fácil es culpar a los colectivos minoritarios y asociar inmigración con inseguridad y delincuencia. ¿Detecta más o menos discriminación a los gitanos en comparación a unos años atrás?
“La cosa se ha focalizado más en los immigrantes gitanos, los que tienen ambas cosas. A nivel español ha mejorado. El tema de los gitanos es un termómetro para saber cómo están los derechos humanos en un país determinado. Lo que sí es cierto que se ha culpabilizado a los gitanos de fuera con el tema del cobre, de que son incívicos…cuando hay crisis hay tensión social y lo normal es culpabilizarlos. Si tú miras proporcionalmente cuántos gitanos cogen cobre verás que la cifra no se aleja demasiado de los no gitanos que también lo hacen”.
¿Los gitanos también han tenido parte de culpa en su estigmatización? Quizás no han sabido explicarse y han creado guettos…
“Quizás sí, porque la tendencia habitual es culpar únicamente a las sociedades mayoritarias. Cuando los gitanos llegaron a Europa hubo una fascinación muy grande porque tenían un elemento exótico, después, con los Estados-nación y el contexto sociopolítico, se les persiguió. Pero a diferencia, por ejemplo, de los afroamericanos, cuyo objetivo es integrarse y ser aceptados por la sociedad americana, los gitanos siempre han intentado mantener su identidad, y eso lo han hecho a veces sin incorporarse a la sociedad y se lo han hecho pagar. En una sociedad que tiende a la uniformidad, ser diferente es duro”.
Desde la filosofía, pero especialmente desde la antropología e incluso desde la psicología, ¿cómo se explica que el ser humano tenga ese miedo atávico e inevitable a la diferencia, a la que considera amenaza y no riqueza? Es como si todo lo que se aparte del patrón macho blanco occidental de clase alta sea visto con reticencia…
“Sí, y no pasa lo mismo con los orientales. Eso se debe a que los occidentales conocemos por el principio de diferenciación: una cosa es porque no es otra cosa, y en cambio para los orientales una cosa es porque se parece a otra. Nosotros compartimentamos, hacemos segmentos de la realidad y después los contraponemos y los jerarquizamos: si tú tienes dos coches la pregunta immediata será: ‘¿cuál es el mejor?’ mientras que los orientales se basan más en la inserción harmónica con la naturaleza y el entorno”.
Es curioso que la marginación histórica de ciertas minorías, por ejemplo los gitanos, los judíos o los catalanes (incluso en un sentido más amplio se podría aplicar a las mujeres y a la raza negra) es inversamente proporcional a su resistencia pacífica y a su supervivencia, así como a su potencial intelectual…
“La gran capacidad que han tenido los gitanos ha sido la de saberse adaptar. En el fondo mantienen su médula oriental pero una parte de su comportamiento es flexible. Eso es como aquello de “be water my friend”, el hecho de ser líquido. Es lo contrario a una columna, que se agrieta y se rompe, ellos son como el mimbre, que se mueve como el viento. Y ser flexibles les ha salvado”.
¿Piensa que la globalización en muchos casos se ha interpretado erróneamente (o maliciosamente) como una exaltación o fortalecimiento de naciones o países muy potentes a nivel demográfico, económico y cultural y que, al mismo tiempo, se ha utilizado como excusa para oprimir las minorías y colectivos diferentes?
“El caso de los gitanos es paradigmático porque, a diferencia de los judíos, no tienen dinero, y por lo tanto, no tienen acceso al sistema productivo, ni tampoco tienen Estado propio. Algunos gitanos propusieron crear un Estado propio, Romanestán, pero eso no prosperó”.
Otro aspecto llamativo es que los gitanos están muy orgullosos de serlo mientras que muchas veces el término gitano se usa de forma peyorativa por personas que, a su vez, se sienten ofendidas si un gitano se dirige a ellos con la expresión “payo”…
“Yo no he conocido ningún gitano que no esté orgulloso de serlo, otra cosa es que lo vayan proclamando a los cuatro vientos. Nadie lo nega, están orgullosos de su condición”.
¿Cómo están diseminados los 15 millones de gitanos que hay por el mundo?
“La mayoría de ellos, unos 13 millones, se encuentran en Europa y sobre todo en los países del Este, como por ejemplo Rumanía. En España hay unos 700.000 y en Cataluña unos 80.000”.
¿En qué situación se encuentra el caló? Tal y como apunta en el libro, sin patrimonio escrito, ni continuidad de uso en un territorio extenso ni poder político detrás que lo conserve, unifique e imponga, lo va a tener muy complicado para sobrevivir.
“Está muy mal. Los gitanos de toda Europa hablan romanó pero los de aquí hablan caló, que es básicamente la gramática del país de acogida (catalán o castellano) con palabras del romanó. Se ha perdido, especialmente en los medios de comunicación. Han habido intentos de recuperación pero eso pasa por un reconocimiento político y por la implicación del sector educativo, que integre contenidos de la lengua gitana en los créditos variables (lengua, historia) y así el fracaso escolar disminuirá y las familias dejarán de percibir la institución escolar como algo ajeno”.
¿La formación, el acceso a la cultura y al conocimiento y la disminución progresiva del analfabetismo y el absentismo escolar son la clave para la viabilidad del pueblo gitano?
“El fracaso y el absentismo escolar son los grandes problemas, no el analfabetismo, que ha mejorado mucho respecto a los 60, cuando había un 95%. Ahora puede haber un 2 o un 3% residual. El absentismo ha bajado en primaria pero todavía es importante en secundaria, es el quid de la cuestión. También hay que decir que actualmente los gitanos se encuentran en un punto en el que están haciendo una síntesis de su historia, discerniendo sobre los elementos a conservar y si han de incorporarse a ciertos ámbitos. Y en lo que se refiere a la escuela, dado que es una cultura que se basa mucho en el grupo, poder compaginar la vida laboral con la familiar es muy importante. Porque en caso de que tengan que elegir entre una carrera profesional o estar con su familia, siempre escogerán lo segundo. Cuando los gitanos rompieron el vínculo con la India, crearon el concepto de familia como patria”.
¿Qué importancia tiene el arte en el pueblo gitano? ¿Están más dotados para el arte o eso es un mito falso?
“Aquí hay una trampa. Están más dotados, pero no a nivel genético sino porque se crían en un contexto en el que el arte es muy importante. Si tú naces en una familia en la que tus padres son músicos y todo el día están tocando, pues lo habrás vivido desde pequeño, y los gitanos siempre están haciendo palmas”.
Hay un autor, Mendiola, que afirma que el siglo XXI será de los gitanos. ¿Está de acuerdo con eso?
“Totalmente. En primer lugar, porque estamos en un cambio de paradigma, del homo sapiens al homo sentins, el hombre que siente más que el hombre que piensa, y el descubrimiento de la psicología contemporánea del yo es un gran hito. Después hay ese carácter adaptativo. Hay unos principios que son básicos en las personas pero aquello de querer un mundo tal y cómo lo tienes en la mente desaparece. Las sociedades se caracterizan por el mestizaje, el enriquecimiento mutuo, hoy la gente vive aquí y mañana en otro lugar, las personas tienen que ser flexibles”.
Así pues, ¿el futuro del pueblo gitano está garantizado?
“Totalmente. Antes dejarían de existir buena parte de los Estados-nación, porque los gitanos son adaptativos”.
Periodista y poeta.