Hasta el 29 de septiembre el Arts Santa Mónica nos lleva de viaje al caos. En un desorden absoluto es una exposición de arte contemporáneo ruso que refleja con lucidez la incertidumbre de una sociedad que todavía se busca entre oriente y occidente.

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La muestra acoge la obra de los mejores artistas nominados para uno de los mayores premios nacionales de arte contemporáneo de Rusia, el Premio Kandinski. Creado en 2007, el premio se ha convertido en todo un símbolo de las más significativas tendencias de innovacióny, además, ha impulsado la apertura del arte ruso hacia el resto del mundo mediante la organización de exposiciones en el extranjero. Las obras de los ganadores y finalistas han sido exhibidas con gran éxito en Riga, Berlín y Londres y ahora las podemos disfrutar en plenas Ramblas de Barcelona.

El premio Kandinski es independiente, es decir que no está vinculado al gobierno, lo cual es un hecho relevante en un país donde el papel del Estado en la culturaestá tradicionalmente sobredimensionado. Tampoco tiene relación con la vertiente comercial del mundo artístico, puesto que se mueve al margen de las galerías, casas de subastas y ferias artísticas. Tamaña independencia es la que, sin duda, hace posible que esta exposición manifieste desahogadas críticas al sistema político, social y religioso de la Rusia actual.

Como magistralmente expresa su comisario, Andrei Erofeev, “La discordia social, las dudas espirituales y la ruina material inevitablemente causan heridas físicas y psicológicas. Quienes ahora se hallan en el poder tratan de aliviar esas heridas con una surrealista montaña de «proyectos nacionales». Los partidos políticos y la iglesia compiten para difundir imágenes deslumbrantes del futuro renacer nacional. Los esfuerzos de los artistas rusos, sin embargo, van en la dirección contraria. El nuevo enfoque es la resignación y la aceptación limitada del desarraigo como un estilo local de cultura, pensamiento y actitud”. Erofeev es uno de los más destacados conocedores de la escena del arte ruso contemporáneo y ex-conservador de la Galería Nacional Tretiakov de Moscú, y comparte las labores de comisariado con otro prestigioso nombre del panorama artístico internacional, el exdirector del Centro Georges Pompidou y de la Kunsthalle de Berna, Jean-Hubert Martin.

Ámbitos de la exposición

La muestra se organiza en cuatro secciones distribuidas por las tres plantas del museo Arts Santa Mónica. Cada una de ellas responde a un concepto diferente en torno al “absoluto desorden” que da nombre a la exposición y al sentimiento colectivo de incertidumbre que atraviesa la sociedad rusa.

La primera alberga la obra de Dmitri Alexandrovich Prigov, artista, poeta, teórico y uno de los líderes del movimiento conceptualista de Moscú durante la época soviética.

La segunda se denominaLa estética de las cosas «malas», o el arte contextualista y en ella tiene lugar “elmundo que está mal hecho, el de los objetospostergados y de un medio ambiente gravemente herido”, como lo define el comisario Erofeev.

La tercera sección, Performance tiranicida y reportaje artístico, se centra en la denuncia política y social que recupera el método tradicional en la cultura rusa de estetizar lo irreverente y violar las formas convencionales de relacionarse con las imágenes y los representantes del Estado.

En la última planta del museo, presenciamos finalmente El hundimiento de los sistemas simbólicos canónicos de la iglesia, donde los artistas quedurante el siglo XX se vieron obligados, junto con una gran parte de la sociedadrusa, a volverse ateos, han extraído conentusiasmo y facilidad símbolos sagrados de su propia mina, mezclándolos con imágenes delconsumo de masas.

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