No hay un perfil que los defina, pero sí una misma historia. Una llamada de su banco, un dinero ahorrado, un café con el de la caja y una decisión aparentemente buena. Después vendrían las noticias, los términos raros, la sospecha, la confirmación y la desesperación. “Escuchamos cosas y al mirar los contratos, sorpresa: teníamos preferentes”, explica Juan, que asegura que en su caja de ahorros de siempre sólo le hablaron de bonos. “Yo me enteré cuando me llamaron para firmar unos papeles de la cuenta que tenía a nombre mío y de mi madre, de 80 años. Resultó ser un préstamo que nos hacían para que mi madre pudiera disponer del dinero que le habían metido en preferentes” comenta Teresa, cuya firma no estaba en ningún papel pese a ser necesaria. “A mí –añade Arístide- me aseguraron que era un plazo fijo y que podía sacarlo avisando un día antes”.
La misma historia, la misma desesperación al no ser escuchados por las autoridades y la misma incertidumbre: esperar un arbitraje o seguir peleando. Es la vía que tomaron el cerca de millar de personas que forman la Plataforma de Ourense de Afectados por Participaciones Preferentes y Obligaciones Subordinadas http://preferentes.webnode.es/. Cada martes y jueves, haga frío, calor o llueva, se concentran para exigir una solución. Trompetas, silbatos, gritos y hasta una canción. Una versión de la Rianxeira que dice Banqueiros veñe, banqueiros veñen e van, non tefíes dos banqueiros porque vante estafar. En las sedes de NovaGaliciaBanco –donde fueron estafados la mayor parte de los afectados en la comunidad-, frente a la subdelegación del Gobierno, de la Xunta, Hacienda, el ayuntamiento. Entienden que hay muchos culpables en su situación y que ninguno les ayuda a nada.
“Los que nos estafaron, ahora van al paro” gritan dentro de una sucursal de NGB haciendo referencia al salvaje ERE que dejará en la calle a 800 trabajadores del banco y que provocó un paro de 24 horas el pasado miércoles día 6. Están entre la disyuntiva de entenderles y la de culparles, ya que muchos de los que les impusieron estos productos financieros eran considerados amigos. “A mí me estafó esa que está ahí”, señala Manuel con desprecio a una de las cajeras, “era como una hija, venía a comer a casa, ahora ni nos hablamos”. “Yo vengo de Parada do Sil, un pueblo de 700 vecinos. Tengo que hacer un esfuerzo tremendo por no pegar un puñetazo al banquero que me vendió preferentes cada vez que me lo cruzo por la calle”. Habla Clemente, de 80 años, que grita como el que más, pero que reconoce que lo más duro no es el dinero que no puede tocar sino el daño que le ha hecho la traición de alguien en el que confiaba. Varios de ellos dicen lo mismo: “Si hubiera puesto pena de muerte en el papel, también lo hubiéramos firmado”.
Galicia, un caso muy particular
El caso gallego tiene algunas particularidades que lo diferencian de otras comunidades. Como que la inmensa mayoría de los afectados lo hayan sido por cajas de ahorros que ahora se han fusionado en la misma entidad. Hay quince plataformas, con miles de asociados, pero muchos menos de los que en realidad son. “Mucha gente del rural no quiere denunciar por vergüenza, no quieren que vean que les engañaron”, insiste Clemente, que protesta en solitario en su aldea. “Todavía nos llama mucha gente para ver cómo reclamar”, indica Diana Pérez, al portavoz de la plataforma. Ella estudia Economía, pero reconoce que ha tenido que hacer un master forzoso desde que sus padres descubrieron lo que habían hecho con su dinero. Aunque tenía ventaja sobre los demás, la complejidad de las preferentes y subordinadas les han hecho emplearse a fondo desde que formalizaran la asociación a principios de 2012.
Diana explica que ahora mismo hay tres vías resolutorias: el arbitraje –al que ya han llamado a la mayoría de afectado por preferentes, pero al que siguen esperando los demás-, las sentencias individuales –cuatro personas en Galicia ya han conseguido que declaren nulo el contrato- y el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Ya hay una demanda que pide la nulidad de los 43.000 contratos potenciales en la comunidad. “Esta vía está bien, pero es lenta y exige que después de una resolución, cada persona tenga que iniciar el proceso judicial para que le devuelvan el dinero”. A todo este laberinto legal hay que sumarle los prejuicios ocasionados. “Muchas personas no han podido pedir becas de Educación o ayudas a la Dependencia, porque para la Administración ese dinero secuestrado es patrimonio como cualquier otro”, indica Arístides.
¿Y el pacto anunciado por elPP y el PSOE? http://files.preferentes.webnode.es/200000673-ec35eee27e/130128ARBITRAJE_PREFERENTES_DEFINITIVA%5B1%5D_acuerdo%20PSOE_PP.pdf “Tuvimos una reunión con una diputada socialista -explica la portavoz- porque al ser un borrador no hay mucho fijado. Y nos ha confirmado que, de momento, sólo serviría a los afectados por Bankia”. Esta es otra particularidad de NGB, que tampoco puede hacer como La Caixa y canjear las participaciones por otros productos, al ser un banco que ha recurrido alFROB http://www.frob.es/. “Incluso resulta indignante que cuando hablen de soluciones sólo se refieran a los casos más sangrantes”, completa Arístides, que pese a haber cobrado el dinero ya sigue apoyando a sus compañeros de plataforma.
Entre esos casos sangrantes, podemos mencionar el de Primo. Un vecino de Xinzo que metió en el banco el dinero que los abuelos le dieron a su hija, “una niña con Sindrome de Down y un 78% de discapacidad”. Pues ella también contrató participaciones tóxicas. “El jefe de área de Nova Galicia Banco me pidió que le diera la documentación necesaria para demostrar el abuso y yo le dije que qué más que esto”, relata con raba señalando el DNI de su hija discapacitada. “Yo descubrí que mi hijo con dos meses y mi hija con cinco tenían capital tanto en las subordinadas como en las preferentes”, añade Loli, que creía que sólo tenía una cuenta infantil a largo plazo.
Precisamente Loli inicia un debate que todavía sigue abierto en la plataforma. “Yo mantengo todas las cuentas en el banco. Tengo una hipoteca y cuando acabe ya veré que hago con la nómina y los recibos”. “Pues yo saqué todo –cuenta Juan-. Fue tan grande la indignación, que no quise tener nada más que ver con esa gente”. Arístide, le debate. “Mal hecho, porque si todos cerramos las cuentas estas personas, los afectados, se quedan sin nada”. Se refiere a que los 100.000 euros que el Banco de España asegura por cliente si el banco desaparece, nunca cubre activos financieros como lo son las referentes y las subordinadas. “Entonces qué hacemos, ¿seguir jugándonosla? ¿Continuar sabiendo que siguen haciendo negocio con nuestros ahorros?”. Teresa deja la pregunta en el aire.
Periodista, vegana y mujer. Implicada tanto personal como profesionalmente en la defensa de los Derechos Humanos, Animales y en la Igualdad de todas y todos.