Bancos individuales, bolas de hormigón, pinchos en el suelo, alféizares inclinados, barrotes… Son algunos ejemplos de arquitectura hostil que encontramos en las grandes ciudades como Barcelona y que suponen una vulneración de derechos para las personas sin hogar.
Así lo denuncia Arrels Fundació, entidad que expone que «estas barreras arquitectónicas no son la solución porque el problema no desaparece, únicamente se traslada; comportan dificultades añadidas para las personas y suponen una vulneración de derechos».
En este sentido, la entidad tiene en funcionamiento un mapa interactivo de Catalunya en el que los ciudadanos pueden compartir los casos que encuentren. En Barcelona se han detectado 173 puntos conflictivos:
Para Arrels Fundació, la «arquitectura hostil estigmatiza y criminaliza a las personas sin hogar y también repercute en el trabajo diario de nuestro equipo de calle y en el vínculo que tenemos con las personas que visitamos, porque muchas veces se ven obligadas a trasladarse de lugar y tardamos un tiempo en encontrarlas de nuevo para saber cómo están».
Por eso explican que «nos gustaría es que las personas sin hogar pudiesen hacer uso del espacio público como cualquier ciudadano o ciudadana y que, como sociedad, nos preocupemos para que todas las personas tengan una casa donde dormir por las noches».
Para evitar estas situaciones, además de un mapa en el que se pueden hacer aportaciones de espacios hostiles para las personas sin hogar, Arrels ha elaborado una guía práctica titulada Sobrevivir en la calle en Barcelona.
En esta guía se recogen una docena de recursos y servicios a los que se pueden dirigir las personas sin hogar y donde las ayudarán a defender sus derechos y cómo pedir ayuda a los servicios sociales que existen, se haya nacido aquí o en otro país
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.