«Figura obligada en los belenes ochocentistas, puesto que la gente decía que con su deposición abonaba la tierra y así la fertilizaba para el año siguiente. Con él había la salud y tranquilidad de cuerpo y alma que hace falta para montar el pesebre, con el gozo y alegría que comporta la Navidad en el hogar. Colocar esta figura en el belén, traía suerte y alegría, no hacerlo comportaba desventura».
De esta forma, y en 14 idiomas distintos, se da a conocer la figura del caganer a compradores, curiosos y turistas que se acercan a la paradeta de Caganer.com en la fira de Santa Llúcia de Barcelona. Esta explicación del origen de la tradición es la recogida en el Costumari català de Joan Amades. Aunque es muy probable que en el nacimiento de esta figura típica en los belenes catalanes, influyera también el hiperrealismo de la época.
E hiperrealismo es también lo que ofrecen estos artesanos, que cada año reinventan el caganer adaptando sus facciones a los personajes más populares de cada temporada. Estas fiestas, como en años anteriores, uno de los más vendidos sigue siendo Messi. Lo encontramos en dos versiones: con pelota de oro, y sin ella. Otras figuras del futbol barcelonés, como Puyol, o el técnico blaugrana, Josep Guardiola, también siguen triunfando en los belenes catalanes. Y otro de los que está teniendo mucho éxito esta Navidad es Piqué, ya que se puede adquirir junto a su compañera sentimental, la cantante colombiana Shakira, que goza también de una gran popularidad. Para los forofos del Real Club Deportivo Español, el más apreciado es el periquito caganer.
También son muy queridos entre el público las profesiones, ya que cada persona se puede sentir identificada con una. Este año el sector sanitario está de moda y, según nos explican, la gente los demanda con tijeras aunque, de momento, no están disponibles en la versión «recortes». Y también son muy populares los hobbies, como el esquiador, el submarinista, el golfista…
Pero una de las novedades que más está gustando este año es el caganer-tió. Esta figura junta las dos tradiciones catalanas más escatológicas, y resulta muy simpático ya que, en palabras de una de las empleadas de la feria, «en lugar de una tifeta, caga un regalito». También están a los Reyes Magos de Oriente, pero los críos prefieren el tió, y los adultos a Juan Carlos I…
Respecto al mundillo de la política, Obama es un clásico que repite y sigue triunfando, pero la novedad que se lleva este año es Ángela Merkel, así como su homólogo francés Sarkozy. Por lo visto, los italianos se llevan mucho a Berlusconi, aunque se desconoce qué hacen con él.
Pero la pareja de la temporada son Rajoy y Rubalcaba, de los que se comenta que han salido excesivamente agraciados.
Y el record de ventas es para Xavier Trias, por ser la novedad de este año y, tal vez, para completar alguna que otra colección de caganers-alcaldes.
Otra figura que gusta por lo curiosa, es la de los castellers-caganers, que se fabrican con diferentes tonalidades de camisa, para representar a las diversas peñas. Ante la preocupación generalizada por las figuritas que se encuentran debajo, aclararemos que el único «caganer» real es el que está situado en la base. Los dosos i terços, por suerte para el primero, están por otras labores.
Como anécdota de este año, nos cuentan que la periodista Julia Otero adquirió algún caganer de Patxi López, para regalar al Lehendakari durante el trancurso de una entrevista. En la misma línea, alguien cercano al presidente chileno ha comprado cinco caganers del propio presidente y de diferentes personalidades políticas, para regalárselos y dar a conocer la tradición en el país latinoamericano.
Pero, como sucede con la mayoría de tradiciones navideñas, los que más disfrutan la fiesta son los niños. El caganer preferido por los más pequeños esta Navidad, parece que va a ser Mic, el personaje de animación de TV3, que acaba de arrebatarle el puesto de favorito a Bob Esponja.
Del proceso de producción de los caganers, hemos podido hablar con su artesano, Marc Alós. Él nos ha explicado que lo más complicado es encontrar la idea y que, en ocasiones, hay figuras que surgen en el último momento y que es necesario incorporar. El problema cuando no ha podido haber previsión es que, si una figura es muy demandada, es necesario aumentar la producción y esto, cuando ya se está en las ferias, se vuelve más complicado. Y con algunas, como sucede con los jugadores de fútbol, es difícil preveer, porque su venta depende del éxito del equipo. La anécdota futbolística es que, por lo visto, muchos clientes ponían el caganer sobre la tele cuando jugaba su equipo, para traerle suerte. Ahora, con las pantallas planas, no se sabe como lo harán…
Marc Alós nos ha explicado que lleva 20 años en el negocio. Lo adquirieron de un señor al que le iban a comprar él y su hermano cuando eran pequeños y que ya empezaba a hacer algún caganer sarcástico, como la monja o el cura. La madre de Marc es ceramista. Las estatuillas las hacen con barro y, con la entrada del plástico y otros materiales, tuvieron que reinventarse. Marc y su hermano ayudaban, como en todas las familias, a ratos perdidos y compaginándolo con otros trabajos. Hasta que llegó un momento que el negocio fue creciendo y ahora es la segunda generación la que se hace cargo.
Marc Alós nos ha contado también que, con las nuevas tecnologías, venden mucho fuera de Cataluña. Ellos tienen la web desde hace mucho tiempo, quizás 12 o 15 años, cuando el tema de internet no estaba tan explotado, y esto les permitió reservar el dominio caganer.com, cosa que hoy día sería imposible. La web les permite vender en todo el mundo, aunque sea a baja escala. El caganer es un producto que no permite un gran volumen de facturación, pero que está llegando a Nueva Zelanda, Australia, Hawai, EEUU… El éxito de esta figurita es impredecible. Lo mismo les pueden explicar que está triunfando en California, como que se les conoce en Australia a través de reportajes en la revista de una compañía aérea, o en la televisión. Y claro, en muchas ocasiones la demanda de los turistas no se puede satisfacer, porque solicitan personajes de la vida pública de su país, que aquí son totalmente desconocidos. Aunque, para hacerse con un trocito de tradición auténtica, uno de los caganers más adquirido por los turistas es “el de toda la vida”: el catalán con su barretina.
Periodista / Corresponsal Londres.