Miles de personas se agolpan desde primeras horas de la mañana delante de los mostradores de información de Aena. Decenas de despistados turistas extranjeros hacen cola delante de los mostradores de facturación, ignorando que el espacio aéreo nacional está completamente blindado. Caras de incredulidad copan las largas colas que comienzan en las sedes de las compañías en la terminal 1 del aeropuerto El Prat de Barcelona y que envuelven todo el espacio. Se escuchan pitidos, silbidos y demás gestos de desesperación e impotencia al ver cómo, con el paso de las horas, el número de viajeros en tierra aumenta sin cesar.

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Esta era la puntilla que le faltaba a Zapatero” escuchamos. El presidente está en boca de todos los allí recluidos. Él y los controladores que, como era de esperar, son maldecidos e insultados sin cesar. “Hemos perdido mucho. No es sólo el dinero, sino también las ilusiones, las vacaciones… son muchas cosas. Han jugado con la gente”, nos comenta Gloria Calvo que junto a su hermana, Eva, tenía previsto coger un vuelo hasta Nueva York a las 10:00 horas de esta mañana con la compañía British Airways.  Gloria y Eva son unas de las muchas personas que hacen cola esperando una solución. Hablamos con ellas a las 13:00 horas y nos aseguran que hasta el momento no habían recibido más información que la emitida por la megafonía del aeropuerto El Prat. “No nos han dicho nada. En esta cola llevamos una hora pero venimos de cola en cola desde hace cinco horas. Sólo sabemos que el vuelo está cancelado, no sabemos si nos van a recolocar o no, o si nos tenemos que volver a casa y perder todo el viaje”, confiesa indignada Eva Calvo.

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Continuamos por una de las largas colas que cubren la T1 del aeropuerto El Prat y nos encontramos con Begoña, Marisa, María y Cristina sentadas en el suelo de la terminal con un pequeño ordenador en las manos. “Estamos intentando ver si podemos salir mañana. Estamos buscando por Internet y llamando porque quedan pocas plazas. Lo que pasa es que llevamos un cuarto de hora llamando a un contestador en Lituania desde nuestro móvil”, nos asegura María. El destino de estas cuatro amigas es Laponia en donde, tal como ellas mismas aseguran, “ya tenemos la cabaña, el coche… todo reservado. Por eso intentamos ver si podemos salir otro día”. En su caso la compañía de vuelo es extranjera, Air Baltic, por lo que no disponen de un mostrador al que acudir para informarse. “Air Baltic utiliza a gente de otras compañías, entonces no sabemos exactamente si tenemos que ponernos en contacto con Spanair, que es el que coordina el equipaje, o con otra compañía. Nos han dado un teléfono al que intentamos llamar pero de momento no conseguimos que nos cojan”, confiesan con desesperación.

El puente de la Constitución supone un buen motivo para escapar de la rutina y son muchos los españoles que han decidido pasar unos días de vacaciones aprovechando los días festivos. Este es el caso de Irantzu Tanco y Miren Begona que este mediodía aguardaban recibir más información en el stand de Spanair del aeropuerto El Prat tras ser cancelado su vuelo a Munich. “Estoy colgada desde hace 25 minutos al teléfono con Spanair para ver si me cogen, pero nada, no hay manera. Y con toda la cola que hay aquí tenemos hasta la 1 de la madrugada” confiesa cabreada Irantzu. La desesperación y la falta de información hace mella en viajeros como Miren que lanza al aire preguntas sin respuesta: “¿Por qué tiene que haber esta cola y los de Spanair no ponen más personal? ¿Es que quieren tomar el pelo a la gente? Estás cabreada porque no te puedes ir, porque encima volvíamos el lunes porque el martes tenemos que trabajar, y ahora trágate esta cola para que te den una hojita. Si los controladores trabajasen para una empresa normal estarían en la calle. Vamos, si nosotros no apareciésemos en nuestro puesto de trabajo estaríamos en la calle”.

Esta no es la primera huelga enmascarada que llevan a cabo los controladores españoles pero, sin duda, se ha convertido en la más costosa para el Estado, para los españoles y para los demás sectores turísticos que amenazan con tomar medidas legales por las pérdidas millonarias provocadas por esta parálisis aérea. “Los gastos de la noche de hotel me los voy a tener que comer. Qué culpa tengo yo de que estos hijos de su madre no vengan a trabajar. Gente que está viviendo en Tenerife o en Baleares, cómo coño llegan a su destino”, comenta la ‘no pasajera’ de Spanair, Irantzu.

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Alrededor de las tres de la tarde los controladores regresaban finalmente a sus puestos de trabajo en el aeropuerto El Prat tras haberse militarizado el servicio de control aéreo al decretar por primera vez el estado de Alarma en España desde la llegada de la democracia y después recibir una carta donde se les explicaban las consecuencias de su ausencia laboral (en caso de no asistir al trabajo, los trabajadores estarían incurriendo en un delito de desobediencia tipificado en el Código Penal Militar). Pero la ‘solución’ llegaba tarde, el caos ya estaba instaurado en las terminales del país.

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