Hace aproximadamente un año, algunos analistas empezaron a plantear una posible crisis de la organización terrorista Al Qaeda. Los datos apuntaban a que su capacidad de actuación estaba siendo mermada debido al debilitamiento de su situación económica, como consecuencia de los esfuerzos de EEUU y sus aliados para cortar la financiación del grupo terrorista.
En cambio, nueve años después del 11-S, los expertos en seguridad nacional de Estados Unidos publicaron un informe en qué se señalaba que la amenaza terrorista continuaba vigente debido a la posible formación de grupos radicales dentro del territorio de Estados Unidos y otros países de Occidente.
Carlos Enrique Bayo, redactor-jefe de Internacional en el periódico Público, y experto en distintos conflictos como el de Oriente Próximo o Afganistán, opina acerca de este debate.
¿Es cierto que Al Qaeda está atravesando una crisis en estos momentos?
Si Al Qaeda está en crisis o no es difícil de decir porque Al Qaeda nunca ha sido nada concreto. Cuando organizaron los atentados del 11-S parecía que eran algo muy estructurado y que tenían una gran capacidad de acción, porque se prepararon en distintos lugares como Hamburgo o incluso Salou.
Pero por ejemplo, cuando se cometieron otros atentados como el 7-J en Londres, los organizadores fueron paquistaníes oriundos de Reino Unido que estaban inspirados por esa ideología integrista, casi talibán, pero que no tienen una conexión directa.
Muchos de ellos han viajado a Afganistán o Pakistán, a los centros de entrenamiento donde han sido adiestrados en cómo fabricar bombas y en otras técnicas terroristas pero no tienen una estructura jerárquica ni mucho menos han tenido contacto con Bin Laden.
La formación de Al Qaeda parte de la guerra contra los soviéticos en Afganistán. En ese momento contaron con el apoyo de los norteamericanos, que les facilitaron las armas, y los saudíes que contribuían a la financiación con la recaudación de dinero a través de supuestas organizaciones caritativas.
Entonces, con estas redes se alimentó una guerrilla muyahidín, de combatientes contra los soviéticos en Afganistán, que es la que empieza a controlar Bin Laden y que más tarde se llamaría Al Qaeda (que inicialmente es la base de datos de todos los componentes de esa guerrilla).
Posteriormente, cuando finalizó la guerra y los soviéticos se retiraron, Bin Laden quiso seguir adelante con las operaciones terroristas contra los propios americanos y saudíes que poco tiempo antes le habían prestado su apoyo.
A partir de ahí, Al Qaeda comienza a cometer distintos atentados: Nairobi, Kenia, Tanzania, Yemen, etc… ya que considera que la mayoría de gobiernos árabes son unos traidores por traicionar los fundamentos del Islam salafista (o de los antepasados).
De esta forma, van animando también a todos esos voluntarios muyahidines que formaron las guerrillas contra los soviéticos a cometer atentados, no solo contra Estados Unidos o países de Occidente, sino también contra los gobiernos árabes.
Todos estos antecedentes demuestran que Al Qaeda ha sido siempre una red totalmente disgregada en la que sus miembros solamente tienen contacto entre ellos en contadas ocasiones y que reciben instrucciones y consignas por parte de Bin Laden y demás dirigentes de forma indirecta. Pero son ellos los que autónomamente deciden organizar los atentados posteriores al 11-S.
A partir de entonces, los organizadores de los ataques son personas que residen en los propios países donde se cometen los atentados (en el caso del 7-J eran ciudadanos británicos y en el 11-M, vecinos inmigrantes de Lavapies), pero que han viajado una temporada a los campos de entrenamiento de Afganistán.
En estos casos, Al Qaeda no es más que un órgano doctrinario y no da una orden directa para cometer los atentados. Lo que sucede es que se forman grupos fanatizados y radicalizados que después se atribuyen ser de Al Qaeda.
De esta manera, Al Qaeda al final se convierte en una especie de “franquicia”. Así por ejemplo, tenemos los secuestros de los cooperantes catalanes en Magreb, que se han llevado a cabo por Al Qaeda en el Magreb islámico, pero que en realidad se trataba del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate que ha optado por cambiar su nombre y sumarse de esta forma a dicha franquicia.
No se trata más que de un grupo de bandoleros que actúan en zonas fronterizas donde no hay ningún tipo de control policial ni de los gobiernos. Aun así, estos grupos funcionan perfectamente para ayudar a la recaudación de dinero para Al Qaeda que tiene sus bases sentadas en Libia, Argelia y el norte de Mali.
¿Se puede hablar entonces de un replanteamiento de la estrategia?
Tal y como he comentado, parece que como en su momento derribaron las torres gemelas tienen una gran capacidad para cometer atentados, pero hay que tener en cuenta que el 11-S se cometió en gran parte gracias a las carencias de seguridad que había en ese momento en los aeropuertos, no solo en Estados Unidos, también en la mayoría de países democráticos.
En esa ocasión, los terroristas se aprovecharon de la poca seguridad que había en todos los vuelos dentro de Estados Unidos, las medidas de seguridad eran ínfimas y se podía coger un avión con la misma facilidad que un tren.
En el caso del 11-M o el 7-J tampoco había tanta seguridad en las estaciones de tren o metro, ahora en cambio se han desplegado grandes redes de cámaras de seguridad y controles policiales para evitar ese tipo de atentados.
Esto también hace más complicada la organización de grupos terroristas dentro del propio territorio ya que hay más vigilancia y movilización en los países occidentales, de manera que se les puede identificar rápidamente.
Los niveles de seguridad se han reforzado en todos los aspectos pero ello no evita que estos grupos sigan intentando cometer atentados. Lo que no difiere en absoluto de la estrategia que han utilizado siempre.
Desde los últimos atentados en Madrid y en Londres todo el mundo está en alerta máxima constante, entonces eso hace que sea mucho más difícil, sobretodo con aparatos de seguridad sofisticados y medios tecnológicos muy avanzados como hay ahora, que vuelvan a tener el éxito que llegaron a tener con los primeros atentados.
Pero eso no significa que no sigan cometiendo auténticas barbaridades, como en los atentados realizados en Pakistán o en Bagdad.
De esta manera, ¿podrían estar utilizando una maniobra de intimidación hacia los gobiernos de Occidente para evidenciar que la presencia de Al Qaeda todavía persiste?
Está claro que la presencia de Al Qaeda persiste. El ejemplo más evidente es que hace muy poco tuvimos a tres rehenes españoles secuestrados durante un par de meses, en los que nuestros dirigentes políticos no sabían si pagar o no un rescate.
También tenemos el caso de otros tres rehenes franceses capturados en Nigeria que han sido liberados recientemente, y por los que Francia pagó un rescate de millones de dólares. Lógicamente, todo este dinero se destina a seguir creando y alimentando esas redes terroristas.
Asimismo, antes eran ellos los que se desplazaban a nuestro territorio a detonar bombas, pero actualmente también tienen a nuestros ejércitos en sus territorios, que constituyen un blanco esencial para sus ataques, lo que pasa es que no es una actividad que llegue a destacar tanto como los atentados en el pasado, pero en cambio obliga a los Estados a mantener un nivel máximo de seguridad.
Aun así, lo que suele suceder con este tipo de ataques en lugares como Bagdad es que mueren más civiles (la mayoría musulmanes) que soldados…
Sí, esto es debido a que el salafismo yihadista sostiene que lleva a cabo una Guerra Santa contra todos los infieles y herejes. Dentro de esta calificación, pues, se incluyen los chiies, los bahais y por supuesto, los cristianos católicos u ortodoxos, hindús…
De está manera, la mayor parte de población civil que muere en estos atentados es considerada infiel, lo que no solo no supone un impedimento a la hora de actuar de esta forma, sino que se cree un acto de justicia dentro de esta Guerra Santa. Incluso llegando a sacrificar vidas que de víctimas no se consideren herejes por parte de Al Qaeda, se llega a justificar como daños colaterales, algo que nuestros ejércitos han usado mucho también.
Como muestra de esto tenemos igualmente los ataques que se han producido a otros países de religión musulmana aliados con Occidente, como Arabia Saudí, país que se considera traidor por apoyar a Estados Unidos. En estos casos, también muere sociedad civil musulmana pero que no dejan de ser herejes a sus ojos.
¿El cambio de presidencia en Estados Unidos, con la declaración de intenciones de Obama para retirar las tropas de Irak, puede haber influido en el comportamiento de Al Qaeda?
A Al Qaeda en el fondo le interesa que siga habiendo guerra y efectivamente no deben apreciar mucha diferencia entre Obama y Bush. Obama prometió la retirada de las tropas pero en cambio lo que hizo fue enviar 30.000 soldados más cuando subió al poder. Con lo cual, Al Qaeda realmente no aprecia ninguna diferencia con el cambio de gobierno, es más, consideran una hipocresía el discurso del nuevo presidente.
Por tanto, Al Qaeda mantiene su estandarte de la Guerra Santa e igualmente pretende hacerse cargo de la causa Palestina para ganarse la popularidad entre los árabes y musulmanes. Aun así, la mayoría de gobiernos musulmanes persiguen a los terroristas y condenan su actuación, de manera que no tienen otro remedio que refugiarse en lugares como Somalia, Yemen, Mali o Magreb; países donde no hay control estatal ni policial. En estos lugares es donde se forman los grupos de actuación local que adoptan el nombre de Al Qaeda pero que ciertamente no mantienen ninguna relación con sus principales dirigentes.
¿Ha habido algún cambio en la relación entre los líderes talibanes y Al Qaeda?
No son en absoluto la misma cosa, aunque los talibanes ampararon a Bin Laden porque era uno de los líderes de esa ideología fanática, salafista y yihadista que ambos comparten.
Los grupos talibanes pertenecen a la etnia de los pashtun y rigen todo el sur de Afganistán incluyendo toda la frontera con Pakistán, no obstante su verdadero centro de poder se erige en Beluschistán (Quetta) que en estos momentos se encuentra dentro de Pakistán.
En esta zona es donde se sospecha que pueden estar escondidos, bajo el amparo de los talibanes, los líderes originarios de Al Qaeda. Los talibanes no romperán sus lazos con Al Qaeda ya que siguen el código de honor de los pashtun, que les impide traicionar de ninguna manera a los miembros de Al Qaeda con su misma ideología.
Ahora bien, el funcionamiento de los talibanes es otro, y al contrario que Al Qaeda, sí que tienen una estructura definida como grupo y se asientan en el sur del país, en las provincias de Kandahar, Herāt y Helmand y controlan también el norte de Beluschistán.
Todas estas zonas están ocupadas por tribus que han apoyado el régimen taliban por varios motivos, entre otros, el propio populismo que han practicado los talibanes (favoreciendo económicamente a estas tribus) y el haber desplazado del poder a los señores de la guerra.
Últimamente los talibanes han estado negociando con el gobierno de Afganistán, cuya presidencia ostenta Hamid Karzai, bajo el consentimiento y la supervisión de los Estados Unidos. Estas negociaciones se centran básicamente en presionar a los talibanes para que abandonen la insurgencia mientras que éstos exigen la retirada de todos los extranjeros de Afganistán antes de establecer ningún acuerdo.
Por otro lado, existe una gran influencia de Pakistán y sus servicios secretos para mantener y subvencionar la insurgencia talibán con fines propios. Es decir, Pakistán usa a su vecino Afganistán como protector de retaguardia ante Ia amenaza de India.
De esta forma, lo que Pakistán está pretendiendo es la infiltración de las fuerzas terroristas en India con el fin de hacerle frente, puesto que este país esta ganando mucha fuerza militar y también económica, gracias a la ayuda que está ofreciendo al gobierno de Karzai.
En definitiva, los lazos entre Al Qaeda y los talibanes no se ven afectados de forma negativa.
¿A modo de conclusión, cree que Al Qaeda es una organización que perdurará mucho tiempo?
Si no es Al Qaeda, será alguien que se hará llamar igual. Aunque Bin Laden o Aymán al Zawahirí hubieran muerto, Al Qaeda se ha convertido en una franquicia bajo la cual se puede refugiar cualquier grupo terrorista islámico.
Esta “marca” o franquicia se la seguirán atribuyendo todos los grupos fanáticos, que en el fondo siguen estando alimentados por las desigualdades, las injusticias y los abismos de pobreza que hay en la mayoría de países musulmanes.
Todos estos males no dejan de ser herencias del colonialismo occidental que han llevado a muchos países a establecer regímenes absolutamente tiránicos con unos gobernantes corruptos y crueles que mantienen a la población en un estado de pobreza absoluta.
Todo esto crea un fermento de jóvenes manipulables dispuestos a lo que sea. Esta masa de gente es convencida de que reivindicando los orígenes del Islam (salafismo yihadista) ganaran su libertad y la de sus familias, consiguiendo así salir de la miseria.
Por tanto, mientras sigan existiendo estas injusticias dentro de estas sociedades, Al Qaeda tiene garantizada su existencia dado que siempre habrá alguien dispuesto a usar este nombre o marca.
Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y especializada en periodismo y comunicación digital.