La plaza Catalunya de Barcelona se convirtió ayer en el centro de una calçotada multitudinaria. Algo insólito por la ubicación, pero no por la época, ya que aún estamos en plena temporada de calçots.

No en vano se cocieron a la brasa más de 18.000 calçots de km 0. Todo ello en un día soleado, primaveral, con un millar de personas hambrientas, algunas con su correspondiente babero y la salsa romesco al alcance de la mano.

El motivo de la celebración escondía un acto reivindicativo: organizada por Ruralitzem-Veus per la Soberanía Alimentaria, la súpercalçotada fue un punto de encuentro entre el campo y la ciudad, con el objetivo de poner en valor la necesidad de avanzar hacia la soberanía alimentaria.

Una de las principales reivindicaciones de la organización es la defensa del escaso territorio agrario que rodea Barcelona, alertando de la falta de agricultores en el Baix Llobregat, el Maresme y el Vallès, que «cuiden la tierra». Además, están en pie de guerra contra el macroproyecto de Agroparc, en Gelida, que quiere impulsarse en una zona donde habitan especies animales protegidas.

Después de comer, a media tarde, se celebró la charla-coloquio «Como responder a la crisis alimentaria», donde se abordaron temas como la democratización de la cadena alimetnaria y la defensa de la agricultura de proximidad.

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