Alrededor de una cincuentena de personas, entre simpatizantes y miembros de la Fundación, y rodeadas por un sustancial despliegue policial, se han congregado delante del consulado chino para denunciar la falta de libertad y denunciar los abusos que están ocurriendo en la Región Autónoma del Tibet. Presiones, detenciones y torturas son el modus operandi que adoptan los más de 20.000 soldados chinos desplegados en este territorio, que tiene tres veces el tamaño de España. Alrededor de trescientos monjes que se han negado a denunciar al Dalai Lama se encuentran en paradero desconocido.
Entre los manifestantes se encontraba el director de la Fundación Casa Tibet de Barcelona, el Venerable Monje Wangchen Thubten, que ha pedido a los gobiernos español y catalán “que manden sus delegaciones y que vayan al Tibet a ver lo que está pasando”. Asimismo, ha lamentado el silencio con el que ha respondido la comunidad internacional a la violación de los derechos humanos en la región autónoma, ya que “todos están detrás del mercado chino y del made in China”
A lo largo de este año, once personas, entre ellos monjes y monjas, se han suicidado recurriendo a la auto inmolación para denunciar la política china. El último, al inicio de este mes de diciembre, según el Centro Tibetano para los Derechos Humanos y la Democracia, con base en India.
El altiplano tibetano es la fuente de los diez sistemas de ríos más grandes del mundo y que fluyen corriente abajo para abastecer la región más poblada sobre la tierra, es decir, el 47% de la población mundial.Además, es muy rico en minerales y en especial en uranio. Se cree que en el Tibet se encuentran las mayores reservas del mundo de este mineral. La deforestación y la ubicación de grandes cantidades de residuos nucleares llevadas a cabo por el gobierno chino, ponen en peligro el frágil y delicadlo ecosistema tibetano.
“Todavía tenemos paciencia, pero esta paciencia se puede acabar” manifestaba Thubten en una clara referencia a los violentos enfrentamientos del 2008 entre monjes y civiles contra la policía china y que acabó con la vida de 19 personas, según las cifras oficiales, y 140 según otras fuentes.
Asimismo, los manifestantes denunciaban la colonización que está llevando a cabo Beijing y cuya consecuencia más inmediata es que el número de población china supera ya en dos millones a la autóctona tibetana. A Alfonso Sánchez, uno de los manifestantes, le indigna “esta vergüenza de ocupación. Es una colonización en toda regla”.
Es difícil verificar lo que ocurre dentro de las fronteras tibetanas debido al bloqueo y a la censura que se está ejerciendo por parte de las autoridades chinas. El director de la Fundación Casa Tibet admite, sin embargo, que es posible el contacto: “sobre todo, gracias al teléfono móvil que es más difícil de controlar. Gracias al móvil podemos ver algún video sobre lo que está pasando allí, aunque es muy difícil porque están muy controlados. Hay mucho riesgo”.
“No pedimos la independencia, sino la autonomía dentro de China. Queremos vivir en paz y en armonía con la madre tierra”, sentencia Wangchen Thubten.
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