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La editorial, la del Arzobispado de Granada.  No uno, sino dos. Dos libros. Uno detrás de otro, como patada de loco, que decía mi abuelo. El primero me lo tomé a broma, después de todo en español el título sonaba a manual de sadomaso, en italiano Sposati e sii sottomessa. Creo que el traductor, el padre Mariano Catarecha, fue benévolo; yo lo hubiese traducido como “Cásate y se sometida”.

El segundo libro Sposala e muori per lei, ya como que no, que no y que no. Aquí ya no me atrevo a jugármela con una traducción. En este punto me surgió un telúrico lenguaje del terruño y me puse a blasfemar en argentino y en italiano también, ¿por qué no? Esa bella y sonora lengua italiana de insultos originales y descriptivos. Pero mi madre me prohibió insultar a la Iglesia Católica y a la Sra. Miriano por escrito.

La Señora en cuestión es feliz del lío que ha montado en el estado Español y nos lo agradece:

Ringrazio i partiti che hanno chiesto il ritiro del mio libro dal mercato. Non avrei potuto trovare agenti pubblicitari più efficienti, e meno costosi. All’ottavo posto tra i best seller di Amazon non ci sono mai stata neanche in Italia (e non ci sarò più).  (1)

No voy a ponerme trágica, después de todo no sorprende que la Iglesia Católica intente siempre pisarle la cabeza a las mujeres y  proponga autores/as, con cierto carisma televisivo, a que le difundan la doctrina. Y lo que menos me sorprende son las mujeres católicas conservadoras que se creen nacidas con el estigma de la culpabilidad, de aguantar y de resistir, que lean el libro y encima le rían las gracias a la rubia papista.

La Señora en cuestión basa sus teorías en la diversidad “natural”, en la biología del ser humano;  es decir, es determinista biológica. Es indudable que existe la diversidad biológica, pero esta no determina las funciones del género. Las funciones del género se determinan culturalmente. Pero la Señora Miriani opina que:

“Entre otras cosas porque Hombre y Mujer piensan de modo diferente. La mujer tiene deseos de controlar  y el hombre tiende al egoísmo. San Pablo subraya los dos puntos. Que la mujer debe ser sumisa, pero que el varón debe morir por ella. Y son dos puntos claves, el nexo de lo masculino y lo femenino.

Querer lo contrario sería manipular (La naturaleza), formatear a los hombres. Sólo el que tiene vendado los ojos por la ideología puede negar esto.

Me pregunto si también piensa que los afroamericanos llevan el baile en la sangre o que natural y genéticamente los españoles son alegres.

En la misma entrevista se luce afirmando que:

Normalmente un hombre se casa pensando “ojala que mi mujer no cambie”, y una mujer se casa pensando “ojala que mi marido cambie”. Al menos esta es mi experiencia. Es lo que he visto en mi vida, y en la vida de mis amigas.”

Pero los hombres y las mujeres cambiamos: las experiencias, los errores, los trabajos y los días, los cambios en el entorno nos mutan. Ser monógamo/a o no, es una de las elecciones más difíciles del ser humano,  y la monogamia nada tiene que ver con la biología. Usar argumentos de este tipo demuestra un desconocimiento y una ignorancia de la historia de la vida cotidiana de la humanidad muy útil para la Iglesia Católica, que siempre basó su doctrina en la inmovilidad cultural del género humano.

Lo que más me divierte es ir observando, sobre todo en estos últimos años,  como el clero católico  se obsesiona por el sexo y el género, van por el mundo en éxtasis místico metidos en un Orgasmatron incontrolado y no saben cómo mantenerse célibes y castos. Hace tiempo se les ocurrió que las mujeres somos quienes tenemos que contenernos y contenerles. Para ello subvenciona cosas como estas. La autora no incita a los hombres a pegar a las mujeres, propone a las mujeres, de un modo velado, furtivo y disimulado, que esquiven los golpes morales, tratando a los hombres con mano izquierda.

El control del género es la base de la ideología patriarcal de la Iglesia Católica y del sistema capitalista, de hecho las 3 religiones monoteístas son patriarcales y por supuesto son la base ideológica de un sistema basado en la caridad y no en el reparto igualitario de recursos. Sólo como ejemplo: justifica la marginación de la mujer en el trabajo externo a la casa para que no sean competencia en el mercado laboral y las hace merecedoras del título de reproductora de mano de obra barata. Antes, la idea era controlar la herencia, y la monogamia era un mecanismo de control de la sexualidad femenina que permitía más o menos saber de quién eran los hijos herederos; ahora quieren hacer de nosotras las bases morales de un tipo de familia en retroceso.

Comunque, pare che la mia frase “l’uomo deve incarnare la guida, la regola, l’autorevolezza. La donna deve uscire dalla logica dell’emancipazione e abbracciare con gioia il ruolo dell’accoglienza e del servizio” sia stata intesa come istigazione alla violenza sulle donne. Quindi il problema non è solo l’arcivescovo, ma alla fine la dittatura dell’ideologia di genere, che siccome è falsa va imposta con la forza. (…) Per questo tutto ciò che rimanda all’ascolto di un’altra voce che non sia quella che viene da dentro – questo è la fede – va cacciato, con qualsiasi mezzo. (2)

La señora alegremente habla de la dictadura de la ideología de género, como si no existiera la dictadura de la ideología conservadora. Parece que por naturaleza nos niegan encarnar la guía, la regla y la autoridad (en italiano autorevolezza es poseer autoridad moral, es diferente a autoritarismo). Eso es propiedad del hombre. La mujer debe salir de la emancipación y abrazar con alegría la tarea de acoger y servir. Si llevo el razonamiento de esta mujer al límite, deduzco que no deberían haber mujeres profesoras ni hombres enfermeros.

Tiene razón cuando dice que el problema no es sólo el arzobispo fascista que ordenó la traducción y publicación de los libritos rosas. El problema lo tienen las lectoras acríticas.

No me sorprende en lo más mínimo que un libro así surja de una autora italiana. Los italianos dicen que son un país de extremos, es decir que poseen lo mejor y lo peor del mundo y de lo peor poseen lo mejor. En otra península era imposible un Renascimento, en otro territorio era imposible el nacimiento de Leonardo o Michelangelo o en la historia más cercana el desarrollo de mujeres como Rita Levi-Montalcini o la europarlamentaria Emma Bonino  (blanco preferido de Constanza Miriani) y también es verdad que en otro lugar era imposible una mafia, una ‘ndrangheta o una Iglesia tan poderosa, tan inmodesta y tan orgullosa como para pretender convencer a la mujer de que es el pilar de la estupidez humana. En un país donde se vota a Berlusconi, que llena la tele de veline, que se sacan las bragas en cuanto ven un euro o se venden como churros libros como  Tre metri sopra il cielo o Vai dove ti porta el cuore, no me extraña que surja una escritora con tanta poca moral como para llenarse de dinero escupiéndole en cara a los cientos de años de lucha de las mujeres por no ser quemadas en la hoguera, por curar, por decir lo que piensan, por no tener la misma fuerza física, por no rendirse ante los ojos de sus hijos e hijas y por salir a trabajar cada día de su vida. No todas somos Barbies sumisas al vestuario de la tele y menos a Ken o al cura de nuestra parroquia.

(1) Agradezco a los partidos que han pedido el retiro de mi libro del mercado. No habría podido encontrar agentes publicitarios más eficientes y menos costosos. Está en el octavo puesto entre los best seller de Amazon no he estado nunca, ni en Italia (y no los estaré nunca más)

(2) Pero parece que mi frase “El hombre debe encarnar la guía, la regla, la autoridad. La mujer debe salir de la lógica de la emancipación y abrazar con alegría el rol de acogedora y de servicial” ha sido entendida como la instigación a la violencia sobre las mujeres. Por lo tanto el problema no es sólo el arzobispo, si no la dictadura de la ideología de género, que como es falsa va impuesta por la fuerza. (…) Por eso todo aquello que nos lleva a oír otras voces no sean aquellas que no llegan de dentro –eso es la fe- va echado, con cualquier medio.

http://youtu.be/i8_92YM0mMk

http://youtu.be/vK74UMp_uyA

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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