La semana empezó con la visita de Artur Mas a Israel, país al que prioriza por delante de Palestina en las relaciones bilaterales. Mientras ICV le reprochaba que no abordara el conflicto, el president recordó a Montoro que si Catalunya tiene que ser la que haga salir España de la crisis, nadie debería ponerle obstáculos. Mas aseguró que ni él, ni Duran, ni el catalanismo contraponen el progreso nacional al social y que es el Estado español el que debe plantear una tercera vía —o una consulta en Catalunya— y aprovechó para recordar a Rajoy que las aduanas son un concepto desfasado.

Comisión para una consulta en Catalunya

El martes, las discrepancias entre CiU, ERC, ICV-EUiA i la CUP obligarán a posponer la comisión parlamentaria por el derecho a decidir cuyo objetivo es reclamar al Estado la competencia para celebrar un referéndum o consulta en Catalunya. Como consecuencia, no se pudo aprobar la vía legal para trasladar la consulta al Congreso de los Diputados. En otra comisión, la que investiga las cajas de ahorro, David Fernández amedrentó a Rodrigo Rato. Blandiendo un zapato en la mano (signo de menosprecio en la cultura islámica), el diputado de la CUP le preguntó al expresidente de Bankia si no tenía miedo a una posible reacción de la gente por la gestión de las preferentes. Para Duran i Lleida, la escena fue “impresentable”.

Un día después, Fernández reafirmó su gesto con palabras: “Rato es un gángster y un responsable impune de la crisis. Convertir el verdugo en víctima es injusto”. Junqueras volvió a agitar el cóctel en Bruselas, donde además de defender la legitimidad democrática del proceso soberanista y afirmar que las multinacionales no desean que Catalunya salga de la Unión Europea, puso la Vía Catalana como ejemplo de movilización para avisar que la sociedad catalana sería capaz de parar la economía durante una semana. Por otra parte, Duran pedía a Rubalcaba concreción en la reforma constitucional en un encuentro en el que ambos coincidieron en la necesidad del diálogo.

El jueves, alud de críticas para Oriol Junqueras: Felip Puig le recordaba que la economía catalana no puede interrumpirse ni dos horas y Duran consideraba que la medida era totalmente contrapuesta a los intereses de Catalunya. Sánchez-Camacho volvió a cruzar la línea roja al calificar el líder de ERC de “hooligan por querer sacrificar la economía por la independencia”. Junqueras se defendía arguyendo que, a veces, “hay cosas que no hace falta hacerlas, sino solamente decirlas para que quede claro que se podrían llegar a hacer”. En la calle Nicaragua saltaba la sorpresa: el PSC convocaba para el próximo domingo un consejo nacional extraordinario para forzar el sector crítico a posicionarse. El objetivo de Navarro es que esa corriente interna más catalanista acate la postura oficial del partido y, de paso, evite el riesgo de fractura y división. Por otro lado, el conseller d’Interior defendía la presunción de inocencia de los Mossos imputados por el caso Raval y veía improbable que el juez mantenga todas las imputaciones.

La semana se ha cerrado con el anuncio de Mas-Colell de que el Estado, una semana después de la manifestación de los farmacéuticos, pagará los 1.700 millones de euros del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Y el diputado de ERC Joan Tardà ha reiterado que la consulta se hará sí o sí y advierte que, tan pronto como se fije la pregunta y la fecha, ya no habrá marcha atrás. “El camino se allanará, pero Madrid va a enloquecer e intentará que descarrilemos”. Entretanto seguiremos esperando una consulta en Catalunya.

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