A la hora del zumo de naranja, el café con leche y las tostadas con aceite, el pasado 5 de abril la policía ejecutó la orden de desalojo sobre el espacio ocupado por el colectivo Biciosxs, en la calle Joaquim Valls del maltratado barrio de Verdum (maltratado a base de desalojos y desahucios). Nou Barris pierde de este modo un espacio emblemático dedicado a la autorreparación de bicicletas, así como un lugar comunitario en el que socializar con la vecindad.
Esta pérdida no ha sido ninguna sorpresa, sino más bien la confirmación de una inquietante espera. Desde el pasado 17 de marzo, día inicial previsto para realizar el desalojo, la orden podía ejecutarse en cualquier momento. En aquella primera ocasión, el colectivo Biciosxs realizó la convocatoria de un almuerzo solidario para detener al orden y la ley, por este orden. Acudieron a esta cita alrededor de sesenta vecinas y vecinos, como también personas allende el distrito. Los cuerpos de seguridad aplazaron el desalojo ante los evidentes riesgos de altercado público. En aquel momento, esta demora que salvaba al Taller de Bicis fue celebrada por los asistentes con evidente cautela y precaución. Nadie se llamó a engaño: la sentencia estaba ahí y la ejecución podía llegar en el instante menos esperado, y así ha sido.
A escaso mes y medio de las elecciones municipales, esta noticia reconcilia a la ciudadanía barcelonesa con sus políticos: el desalojo del Taller de Bicis pondrá fin a las indeseables actividades que allí se perpetraban, tales como fomentar el uso y disfrute de la bicicleta, el aprendizaje en la reparación de este molesto transporte y, sobretodo, la posibilidad real de implicarse en el barrio, relacionarse con otras personas, disponer de un punto de encuentro en el que informar y ser informado, etcétera. Existiendo facebook y twitter, ¡que cada cual se quede en su casa! Por otra parte, la ciudadanía -preocupada por la debacle económica a causa del pinchazo de la burbuja inmobiliaria- mostrará el próximo 22 de mayo su profundo agradecimiento ante actuaciones como la de este desalojo, que ha permitido recuperar su propiedad al correspondiente dueño para que actúe en derecho como mejor le plazca. Es cierto que la propiedad ocupada por el taller de Bicis consistía en apenas un solar con una fachada en pie, pero eso no tiene mayor importancia. Ahora este solar puede cerrar los ojos y soñar qué le deparará el mañana; por ejemplo, pisos de lujo que ningún vecino de Verdum podrá comprar. Sin embargo, no seamos cortos de miras, pues será aire insuflado a la nueva burbuja inmobiliaria: hay que defender las tradiciones con mayor solera y la inversión en ladrillo es una de ellas. Jacinto Benavente afirmó que “la ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe”. Pues eso.