En los últimos días el debate en torno a la investidura de Artur Mas está en el centro de todos los debates. La posición de la CUP-CC es estratégica pero obliga a no fallar y aprovecharla en favor de las clases trabajadoras. La posición que desde Lucha Internacionalista hemos venido defendiendo en la CUP-CC, de la que formamos parte, se afianza con la actitud del estado y de JxS, y se sintetiza en:

1.- Validar el resultado del 27S que consolida la decisión mayoritaria de ruptura con el estado y de iniciar un proceso constituyente de la República Catalana. Creemos que hay que profundizar la crisis con el estado permitiendo la investidura de un gobierno JxS con la cesión de 2 votos y dejando 8 en abstenciónpero no a cualquier precio, es decir, no avalando en ningún caso la investidura de Artur Mas o de los sectores de Convergencia directamente relacionados con recortes y corrupción.

2.- Ningún acuerdo de gobierno, ni de legislatura, ni «gobernabilidad»: No sólo no confiamos en este gobierno CDC-ERC para llegar a la República Catalana, sino que este gobierno sigue siendo una amenaza para los intereses de la clase trabajadora catalana -como lo ha demostrado en los últimos 5 años-: nuestro compromiso es luchar en favor de las clases populares desde el primer día por un plan de choque o de emergencia que suponga verdaderamente una mejora de las condiciones de vida de muchos / as trabajadores / as que están en condiciones miserables, en buena parte por las políticas de Mas avaladas por ERC.

3.- Llamada a la constitución de una mesa Nacional para un Plan de choque o emergencia social sin esperar ni un día más, con todas las organizaciones sociales, sindicales y políticas que estén de acuerdo en la necesidad imperiosa de poner en marcha un plan de movilizaciones para defenderlo. El plan de choque no se negocia con JxS, sino con los trabajadores.

Ratificamos nuestra posición y hacemos algunas consideraciones raíz de algunas otras que han salido estos días:

Artur Mas no es un mal menor, es un escollo para la concreción del proceso

Compartimos uno de los ejes de la declaración de Adelante cuando dicen: «… es justamente Artur Mas quien ahora mismo representa el eslabón de unión entre el proyecto de refundación del Estado español y las aspiraciones de la mayoría de Cataluña a la soberanía, y explicar, de forma clara y bien nítida, que sólo apartándolo de la presidencia de la Generalitat será posible avanzar en la ruptura con el estado. «» Artur Mas no pretende conseguir el apoyo de la CUP para avanzar hacia una ruptura con el estado. Artur Mas pretende asegurar su sumisión, posibilitar a través de su investidura la desactivación de todo su potencial rupturista y de su credibilidad ante las clases populares, para garantizarse una legislatura sin estorbos parlamentarios. »En consecuencia rechazamos expresiones que -sin decirlo explícitamentepretenden identificar la investidura de Artur Mas con impulsar el proceso. Leemos la declaración de Pueblo Libre: «No favorecer la ruptura independentista en el momento actual representa ponerse al lado de España y la oligarquía». La identificación de aceptar la investidura de Artur Mas para «favorecer la ruptura» ya cae por su propio peso: ¿porque se presentó entonces la CUP-CC? ¿No decíamos, a la luz de los últimos cinco años que Mas ni siquiera garantía el proceso sino que la había torpedeado continuamente? ¿No era el de los pactos con Madrid, el del incumplimiento de la consulta por la presión del Estado, el del retraso de las elecciones plebiscitarias? Mas es el mejor representante que hoy tiene la burguesía catalana, y como ella, cuando ha tenido que elegir entre ser catalana o burguesía, elige el segundoEs por ello, que votar a Artur Mas es poner una piedra más en el camino de la ruptura independentista. Es incluso claro, cuando los mismos negociadores de la CUP dicen que para negociar con JxS no podemos hablar de «proceso constituyente »sino« pre-constituyente », porque JxS no ve este hasta dentro 18 meses, es decir, hasta entonces, aplaza la supuesta ruptura

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Pero además es contraproducente para lograr una cuestión en la que coincidimos: ampliar la base social de la independencia. Pero reduce la base social, no la amplía: así lo consideró el propio JxS cuando confeccionó la lista y no lo puso a la cabeza. Es la propia JxS quien no lo puso porque necesitaba una cobertura, un doble paraguas protector: uno de la «sociedad civil» (Òmnium, ANC…) para convencer a un sector que no confía en Artur Mas para garantizar que el proceso no acabe en el día de la marmota. Y un segundo paraguas con Romeva de cabeza de lista -esquerranitzant el discurso-, para evitar que sobre la candidatura cayera el balance desastroso para las clases populares catalanas del Gobierno MasMas hace perder votos y crea un merecido rechazo, por eso el escondieron y es incompatible con la voluntad de ensanchar la base social del independentismo.

Y lo que para nosotros lo más importante. Es una traición a los sectores populares que nos votaron que ahora los digamos que, en nombre de un hipotética República de la que Mas abrirá el proceso constituyente de aquí 18 meses (¿?), Tienen que seguir sufriendo los recortes -paro, precariedad, cortes de luz, desahucios, privatizaciones…- en una autonomía intervenida económicamente, como ya decía ERC. La CUP creció 210.000 votos, de los cuales 126.219 fueron en el área metropolitana (más de la mitad), y hoy todavía son más los que nos miran por si somos o no la fuerza que se resiste defendiendo sus intereses junto a los de la independencia como dijimos o al final, también cedemos a la política neoliberal de Mas.

Invertir alguien de JxS -no Mas-, sin compromisos ni pacto de estabilidad. Con las manos libres.

Por otra parte hay compañeras y compañeros que nos dicen: no se puede invertir ningún gobierno de Juntos por Si, por que su programa es la continuidad de los Gobiernos de recortes, privatizaciones y represión de la protesta. También nos dicen que poner en el centro el nombre de Mas, es personalismo y que hay que ir al contenido del gobierno de JXS, que será de derechas.

Estos argumentos serían correctos en una situación normal, pero estamos en la mayor crisis política del régimen, atravesada por la existencia en el Parlamento de una mayoría declarada independentista, que es el resultado de una movilización continuada de millones en la calle en los últimos años. Estamos ante una declaración de guerra del estado plagada de amenazas. Creemos que estas posiciones minusvaloran la importancia del choque entre la voluntad de libertad del pueblo catalán y el estado. ¿No tenemos una política para profundizar la crisis con el estado? Encontrar el equilibrio entre la profundización de esta contradicción expresada el 27S y el Parlamento resultante, debilitar la dirección burguesa que hoy lo encabeza, no sólo para que se burguesa sino también porque no se garantizaba de ruptura con España, y permitir una política independiente del Gobierno sin condicionar nuestra lucha diaria ni los compromisos con las necesidades de las trabajadoras -que no son negociables-, es la clave de bóveda.

Para nosotros es la lucha nacional, los millones de personas en la calle, el golpe al Estado, la que nos lleva a cederlos los dos votos de la investidura: porque esa mayoría actual, donde hay muchos sectores de clases populares pero el programa burgués de CDC, haga la experiencia con su gobierno. Sólo los ponemos la condición de que no sea ni Mas, Boi Ruiz ni Felip Puig, porque encarnan el gobierno contra el que hemos luchado todos estos años junto a otros millones de trabajadoras, porque en ellos se materializan corrupción, recortes y políticas represivas y antisociales. Sin ir más lejos, hace una semana desalojaban el Casal Popular Tres Lirios, y el año pasado promovían la operación Pandora instante detener anarquistas en la Audiencia Nacional

altCiertamente cambiar Artur Mas, no garantiza un cambio de política, pero cuando la lucha obrera exige dimisiones y hay ministros que caen, esto aumenta la confianza de la gente -y de la movilización– y debilita la burguesía. Y porque es así, la burguesía catalana no da su brazo a torcer y amenaza con nuevas elecciones. Pero esto hay que dejarlo blanco sobre negro. Porque cualquier negociación con ellos confunde la gente, y eso se vuelve contra nosotros en el «pressing CUP».

¡No hay ni un programa -ni unos mínimos– a negociar: compromiso político! Mesa de organizaciones para preparar la lucha por el verdadero plan de choque.

Porque nos empuja a incumplimientos con los trabajadores y sectores populares porque si lo firman, o es papel mojado – tales como la Declaración que dice desconocer el TC, y ya la Mesa del Parlamento tramitaba alegaciones al TC para la admisión a trámite de ’inconstitucionalidad– o terminarán siendo el programa de mínimos del JxS contra el que levantamos la candidatura.

Con JxS tenemos programas contrapuestos, agua y aceite, y enfrentaremos al gobierno tanto como sea necesario, porque no es nuestro ni es lo que hay en nuestro pueblo. Por eso dijimos una y otra vez que no se entrara a negociar, como dicen más voces, porque es entrar en el lodazal del legalismo y nos entrampa en compromisos políticos que son del todo inaceptables, como el «plan de choque» presentado en las 53 medidas de «Hilo a la obra» y contra lo que hicimos extendernos en la comisión para explicar que era un error. Nosotros nos presentamos a las elecciones con un plan de choque que, por ser suficiente, pasaba necesariamente por dejar de pagar la deuda. Acordar ahora con JxS y, incluso, proponer un plan de choque «low cost» y compatible con el pago de deuda y otros expolios fiscales del capitalismo es legitimar las políticas socialdemócratas y reformistas que ya plantean otros partidos autodenominados de izquierda. Por eso rechazamos el desprecio que hace la declaración de Pueblo Libre sobre la lucha por la defensa de las condiciones de vida y el plan de choque, que es uno de los pilares centrales del acuerdo de CUP-CC.

Estamos convencidos de que la mejor manera de hacer embarrancar el proceso hacia la República Catalana es vaciarlo de todo contenido social (plan de choque) para no incomodar la burguesía catalana y el Sr. Mas. Es necesario, por el contrario, enviar urgentemente una señal inequívoca a la clase obrera catalana y demás sectores populares de nuestro compromiso con las necesidades más urgentes del pueblo trabajador y hacer una llamada a constituir una Mesa Nacional para un plan de emergencia social donde debatir el conjunto de medidas irrenunciables y un plan de movilizaciones para conseguirlo.

¡Acabamos con los secretismos y los miedos de filtraciones: luces y taquígrafos!

Reconducir las decisiones en el marco democrático del que nunca debían haber salido. Y salir a la calle a decir que los dos votos sólo tienen una condición de quien y ninguno de que ni como ni de cuándo ya que de lo cual pensamos cosas diferentes.

Y, en consecuenciallamar a una Mesa de organizaciones para preparar la lucha por el verdadero plan de choque. Porque mientras, patronal y CCOO-UGT, bajo el amparo del gobierno, ya este noviembre, en secreto, negocian la Acuerdo Interprofesional de Cataluña, empeorando la situación de los y las trabajadoras de este país.

Y porque, como se preveía, se intensifica la presión del Estado ahora con los hombres de negro y todo tipo de amenazas, hay un llamamiento a la solidaridad de otros trabajadores / as y pueblos que han manifestado simpatía por la Nuestra lucha, preparando la respuesta ante más presiones, sanciones y represión del Estado.

Hubiera sido importante dar continuidad a lo que fue Iniciativa Internacionalista, habernos presentado a las elecciones del 20D impulsando «un frente de izquierdas de los trabajadores y los pueblos, por la ruptura con el capitalismo y el estado». En vez de esta iniciativa, ahora sorprende las firmas de miembros de la CUP en el documento «Para un giro a la izquierda» que pone el centro en la regeneración democrática, contra la corrupción y los recortes… por un referéndum de autodeterminación.

No entendemos por qué en vez de avanzar todo el estado en la lucha por la ruptura con el capitalismo y el estado, lo que hacemos se retroceder a Cataluña en un texto a la medida de IC y Podemos, sin ninguna medida concreta de ruptura con el capitalismo, desconociendo los resultados «plebiscitarios» del 27S, y devolviendo a la exigencia del referéndum.

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