En Barcelona, su patria y la mía,  el 9 de diciembre pasado, el Secretario de Familia del Departament de Benestar Social i Familia de la Generalitat de Catalunya D. Ramón Terrassa inauguró un simposium de la Asociación ACAPASE, la Asociación Catalana de Padres Separados, con el falso y camelístico título de Primer Simposium de Violencia Familiar.

El señor Terrassa  inauguró el acto con toda normalidad, como si se tratase de un congreso de expertos dispuestos a debatir seriamente la mayor lacra social que padecemos en toda España, la violencia contra las mujeres. Más tarde se sentaría en la misma silla y a la misma mesa el juez Serrano de Sevilla, que ha logrado ser algo famoso gracias a su defensa de los maltratadores de mujeres, a los que considera víctimas de denuncias falsas. Por prevaricar en una resolución de un proceso de familia ha sido condenado por el Consejo General del Poder Judicial. Sus argumentos son conocidos en el ámbito del feminismo y de los medios de comunicación, especialmente televisivos, siempre tan proclives a dar pantalla y voz a los defensores de la teoría de las falsas denuncias por maltrato. Este ilustre juez se ha convertido en portavoz de la campaña orquestada por las asociaciones de hombres- la mayoría de cuyos asociados han sido condenados por apalear a su esposa o a su novia- asegurando que las estadísticas oficiales de los crímenes machistas están amañadas por los grupos feministas, que las denuncias de malos tratos son falsas y que los hombres son víctimas de la conspiración de las “feminazis” como denominan a los movimientos feministas.  Supongo que utilizan esta terminología porque los nazis son ellos.

Lo más escandaloso del acontecimiento no es que el señor Serrano siga en su puesto de juez, dictando resoluciones, ni que las asociaciones de esos “nazis” organicen simposiums -no sabemos con que financiación-, sino que el representante institucional de la Generalitat, en el ámbito de estas competencias, les de la bienvenida, abra oficialmente el acto, y la ponente del Departament de Interior, la Coordinadora General de Soporte a la Víctima, Sra. Alba Alfageme, escuche con atención la diatriba del señor Serrano sobre el sometimiento y la persecución a que “están sometidos los magistrados que no comulgan con la ideología de género del feminismo más radical”, vertida en su presencia públicamente.

La Gaceta, que nos informa triunfalmente del acontecimiento, con el mismo entusiasmo con que lo haria de un Congreso del Ku-Kux-Klan, nos dice que el simposium pretende ofrecer una visión de la Violencia Familiar en sus múltiples direcciones más realista que el punto de vista exclusivamente femenino, y cuenta que cerró la Jornada Julio Bronchal, psicólogo Forense experto en dictámenes de familias conflictivas “quien también es muy crítico con el delirio al que nos llevan las políticas de familia”. Este psicólogo, autonombrado experto, ha sido a su vez condenado por violencia de género y malos tratos.

Como organizador principal, naturalmente, el señor Angel Antón Llapart, Presidente de la Confederación de Asociaciones de Padres Separados, que repitió los argumentos que se han convertido ya en un mantra de esas asociaciones, que los hombres están discriminados al pedir la custodia compartida. Los participantes, que comparten varias sentencias por malos tratos a mujeres,  negaron los datos oficiales de femicidios y malos tratos, por lo que se prestaron a colaborar «como ya habían hablado con ambos directores generales de la Generalitat» en realizar dichas encuestas. Como ven han sido muy bien recibidos en Catalunya.

El simposio fue un éxito del machismo, aunque sólo acudieron 30 personas. Los participantes se dedicaron a calumniar y a verter infundios contra las mujeres, y se enfrentaron agresivamente a la señora Alfageme por no dar datos de los hombres maltratados y asesinados a manos de sus mujeres (según ellos son un 60% de los asesinados). Incluso un participante, reconociendo haber sido condenado y haber estado en la cárcel por violencia machista, pidió más justicia y seriedad en los datos, porque según él «hay muchos hombres en su situación».

Lo más grave de todo es que la Generalitat ha estado desde el principio dando apoyo organizativo a todo el simposio, ha cedido su logo, ha enviado ponentes de varios departamentos, lo ha publicitado en su web, y ha abierto el acto con uno de sus máximos representantes.

Dado que el Departament de Familia tiene entre sus competencias la lucha contra la violencia de género, y la gestión del Institut Català de les Dones, ¿Puede uno de su máximos representantes sentarse delante de una pancarta de la Asociación ACAPASE, que defiende que la mayoría de denuncias por violencia de género y de abusos a menores son falsas, y que cree que las leyes que debe defender el propio Departament son «hechas por feminazis”?

Sabíamos que con el cambio político en Catalunya cambiaría también el talante del anterior gobierno, pero lo que no podíamos esperar es que los responsables de la protección y seguridad de las mujeres acogieran amablemente a sus maltratadores y les dieran foros y espacios para hacer apología de la violencia machista. Lo que difundieron en esa jornada los de ACAPASE, en otros países más civilizados, hubiera sido un delito de odio sexista.

Política y escritora. Presidenta del Partido Feminista de España.

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