Monseñor Juan Antonio Reig Plà me ha sorprendido, he descubierto que lee El Jueves, he pensado que quizás sea un hombre de gustos literarios heterodoxos, es decir, según el DRAE: disconforme con el dogma de una religión, la suya. La segunda opción es que haya encontrado la revista entre el roquete y la sotana de un monaguillo díscolo y se le haya dado por leerla, para punir con fundamento. La tercera opción y me temo que es la más razonable, es que el hombre dedica una parte de su tiempo a saber que pensamos los impíos ateos, agnósticos, politeístas y paganos (que haberlos haylos). Ese interés en leerse y reaccionar ante las ofensas de esas bárbaras, brutas, vulgares y cojonudas gentes de El Jueves no es casual, ni deriva del buen humor del Monseñor.
Por lo que me han enseñado existe una infraestructura económica, recursos naturales, medios técnicos y fuerza del trabajo, que determinan el desarrollo y cambio social. Cuando cambia la infraestructura, cambia el conjunto de la sociedad, las relaciones sociales, el poder, las instituciones, las relaciones de producción, los vínculos sociales que se establecen entre las personas, entre las clases sociales, las ideologías, las filosofías y claro esta las religiones.
El catolicismo es una de las tres religiones monoteístas más potentes del planeta y viene ejerciendo de looby de presión desde el 313 dC. Constantino acabo legalizando el cristianismo, harto ya de los grupúsculos sectarios de monjes vándalos asalvajados y de algunos nobles iluminados, bastantes cansinos, que iban repitiendo a tododios que habían descubierto a Señor. A Constantino no le quedó más remedio que unificarlos y darles un estatus o volverse loco. A cambio la gran parroquia se acomodo a los gustos del poder.
Llegó la Edad Media y la Iglesia se apunto a la conquista territorial convirtiéndose en promoter de las Cruzadas a Tierra Santa, fue tesorera de la nobleza y les dio una mano con el tema de las herencias patrimoniales controlando la sexualidad femenina. Es la época de la leyenda de los Templarios grandes banqueros ellos, casualmente desaparecieron cuando la nobleza comenzó a deberles mucho dinero.
En el Renacimiento siguieron controlando las finanzas, ahí estaban al lado de donde estaba el negocio, ayudando a la creación de la banca (con quien tienen una relación antigua e interesante) y más tarde al lado de los tratantes de esclavos y de los invasores de las Américas, cristianizando o domando a los pueblos originarios para poder integrarlos en el nuevo sistema de producción.
Esta Santa Iglésia Católica esta al lado de todos los movimientos sociales, los de derecha y los de izquierda. Cuando les sale un cura o una monja con conciencia, tendemos a tolerarlos, rojos, modernos, progres, cultos como Teresa Forcades (no se vayan a perder una relación superguay con el futuro gobierno independiente de Catalunya). No creo que tenga mala intención la Sra Monja, simplemente cuando a la cúpula no le interese la enviarán de nuevo al convento.
Mientras en Argentina daban la extrema unción a los que iban a ser torturados y asesinados y confesaban y daban el perdón a los tortutradores, otros como a Monseñor Romero, morían por los pobres, a estos dejan que se los maten y punto, otro mártir, la cuestión es siempre apostar por dos caballos, nunca pierden.
Lo de los Santos Padres, no tiene desperdicio historiográfico, los sucesores de Pietro dependen de como ande Europa, o nos llega uno polaco que da una mano a la entrada del capitalismo en el Este o uno de pasado nazi que hace pareja con la Sra. Merckel. Ahora toca al Papa argentino, populista, cercano al pueblo que sufre. No creo en las conspiraciones creo simplemente que como institución se adapta al medio.
En España lo esta haciendo estupendamente, el PP le cambia la Ley del aborto, le cristianiza las escuelas, recorta la Ley de dependencia obligando a muchas mujeres a quedarse en casa de cuidadoras sin salario ni futuro, les da cuerda con los pagos del IBI y le proporciona un porcentaje por cada bautizado. A permuta o trueque la Iglesia le distrae los ánimos de la gente discurseando homofobicamente, intentando etiquetarnos para controlarnos mejor, condenándonos a la caridad resignada, a tener hijos como conejos y pensar en el paraíso extraterrestre, porque aquí lo tenemos claro.
No voy a decir esa frase tan celebre de que la religión es el opio del pueblo, hoy la situación es mucho más compleja que eso. Ya nadie va a misa en Europa, si no es en bodas, comuniones y bautizos, ahora predican desde el púlpito de los telediarios, gritando como mercenarios telemarquetizados, que somos unos degenerados. Quizás gritan fuerte para tapar los gritos las víctimas de sus delitos más ignominiosos.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/05/02/actualidad/1367488874_539949.html
Licenciada en Geografía e Historia (UdL) y Antropología (URV).