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El Parlament ha aprobado el proyecto de presupuestos de la Generalitat para 2014 gracias a los votos favorables de Convergencia i Unió y Esquerra Republicana, estos últimos indispensables para que unas cuentas que prevén el ingreso de 2.318 millones de euros provenientes de privatizaciones, concesiones y ventas de patrimonio, sigan adelante por lo que el proyecto continuaráasí su tramitación parlamentaria hasta ser aprobado a mediados de diciembre.

El bloque formado por los 70 diputados de CiU y ERC, liquidó en una sola votación las enmiendas a la totalidad presentadas por los grupos de la oposición -PP, PSC, Ciutadans, ICV y la CUP sumaron 60 votos- no encabezados por el jefe de la misma, Oriol Junqueras, que apoya, como es bien sabido, a un ejecutivo en el que no participa ERC y que, en palabras del conseller de Economia, Andreu Mas-Colell, ha elaborado unos presupuestos que «no son los ideales» y que mantendrán el mismo nivel de gasto que las anteriores cuentas.

El conseller de Economía mantuvo que la reducción del déficit para el próximo ejercicio, que deberá bajar hasta el 1% del PIB, se conseguirá a través de concesiones y ventas de patrimonio y que confía en una mejora de la financiación autonómica para que una parte de esta cantidad sea cubierta finalmente por aportaciones del Estado. Mas-Colell aseguró que reclamará al Estado una revisión de los anticipos del actual modelo de financiación, una nueva financiación que entre en vigor el 1 de enero de 2014  y que se reduzca el déficit fiscal. El conseller también introdujo una compensación por el incremento de tipos del IVA como vía para generar ingresos y anunció la creación de una “comisión de optimización de activos” para hacer caja con las privatizaciones.

El conseller atribuyó los ajustes presupuestarios a los recortes impuestos por Madrid  y a un aumento de los intereses de la deuda, que el año que viene alcanzarán los 2.077 millones de euros. Mas-Colell explicó que, para el año que viene, la deuda del sector público catalán llegará a 59.914 millones de euros, un 3,8% más que este año y que los ingresos provenientes del sistema de financiación caerán el 3,4%. Mas-Colell defendió que más del 70% del presupuesto corresponde a gastos sociales, pero tuvo que admitir que este concepto había retrocedido a niveles de hace casi 10 años tras un recorte del 22% en los últimos tres.

Tanto el PSC como el PP criticaron la falta de explicación en las privatizaciones, qué se va a privatizar y a vender, considerando, según el grupo socialista que estas privatizaciones representan un volumen muy importante -el 10% de los ingresos no financieros-. Por su parte, el portavoz del grupo del PPC, Enric Millo, ha apuntado «una trama» de «subvenciones identitarias», que no ha precisado, por valor de 66.000 millones de euros, y ha recordado a la Generalitat que depende del dinero que recibe del Fondo de Liquidez (FLA) que aporta el Estado.

Esquerra no respondió a las cuestiones directas y mostró “un apoyo crítico” -según indicó Pere Aragonès- a los presupuestos, incluidas las privatizaciones. ERC demandó que se explicasen en el Parlament “las operaciones más significativas” de privatización y que sólo admitirán ventas puntuales en patrimonio del Incasòl.

Iniciativa, por medio de Josep Vendrell, reprochó al ejecutivo de Mas «las sombras y la opacidad» de los presupuestos. A su vez, el presidente de Ciutadans, Albert Rivera, interpretó las cuentas como un «panfleto político» para la independencia, mientras que el diputado de la CUP David Fernández, mostró el rechazo de su grupo a unos presupuestos «sumisos» a los mercados, «obsesionados con la deuda» y «antisociales».

El debate sirvió también para que PSC, PP y Ciutadans criticasen a Oriol Junqueras por su velada amenaza, más tarde matizada, en las que advertía de las consecuencias para España de una paralización de la economía catalana durante una semana. Una medida que serviría, especuló Junqueras, como protesta contra el Gobierno central. La crítica de los grupos de la oposición, que reclamaban al presidente de la Generalitat la desautorización de su socio, provocó que Mas auxiliase a su soporte en el Govern, insistiendo en que “el señor Junqueras es libre de manifestar sus opiniones y  yo no soy nadie ni para autorizar ni para desautorizar este tipo de declaraciones”.

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