El portavoz del PSC en el Parlament de Catalunya, Maurici Lucena, advierte sobre las prisas y las consecuencias de un debate político polarizado en torno a la cuestión nacional -”una colección de slógans muy discutibles”–
El portavoz del PSC en el Parlament de Catalunya, Maurici Lucena, advierte sobre las prisas y las consecuencias de un debate político polarizado en torno a la cuestión nacional -”una colección de slógans muy discutibles”– y defiende una reformulación de la Constitución que modele un estado federal. Lucena, economista de formación, demanda un diálogo efectivo al president Mas y que “la realidad de los ciudadanía” vuelva a ocupar el espacio central de la actividad política en una coyuntura de crisis, en la que observa los primeros signos de una recuperación económica “que tardará un tiempo en llegar a la calle”.
¿A dónde conduce este debate sobre la consulta?
Creo que hay una tozudez muy negativa en todo esto. La consulta o la posibilidad de realizarla, no pasa, entiendo, por el reconocimiento a través de los movimientos unilaterales, las declaraciones de soberanía, las peticiones de transferencia, etc, sin negociar con el gobierno español la fecha, la pregunta… Lo normal después de las decisiones del Congreso de los Diputados y del Tribunal Constitucional era reconocer, de manera suave, que por este camino no se avanza y que es necesario poner el contador a cero. Como nos temíamos, hay una aceleración que el propio presidente y sus socios saben que no lleva a ningún lado. Después de la votación del Congreso, existía una posibilidad cierta de volver a tejer un consenso con los partidos catalanes que creemos que la solución pasa porque se consulte al pueblo de Catalunya, pero haciendo las cosas de otra manera.
Desde el PSOE se ha negado la posibilidad de llevar a cabo la consulta.
No, no la quiere. Es conocida que hay una discrepancia política en relación a la conveniencia de celebrar la consulta, creo que ya normalizada, y la negativa de los dos grandes partidos españoles también se ha acentuado porque se ha facilitado la inclinación natural a negarse a la consulta. Lo que hay es una confusión deliberada por parte de CiU entre el objetivo, que para ellos es la independencia de Catalunya, y el instrumento, que es la consulta. Esto sin separar muy bien una cosa de otra refuerza las ganas del gobierno central de decir: “así, no”.
¿Tiene miedo el PSOE a perder al negarse a la consulta del 9-N?
Sé que cuesta de entenderlo políticamente porque es un discurso más matizado de los que habitualmente se escuchan, pero me parece que el PP y el president Rajoy se están equivocando profundamente en la respuesta al problema político que existe en Catalunya, cuya importancia es obvia. Además cometen un error grave CiU y ERC con unas prisas que no se han dado en otros países y que sí han podido hacer una consulta, como es el caso de Quebec y de Escocia. En el caso escocés que es más cercano, la estrategia del independentismo es más tranquila, con más diálogo y evitando siempre los movimientos que te sitúen fuera del estado de derecho.
La respuesta del gobierno británico también es más dialogante.
Si, pero el SNP -Partido Nacionalista Escocés– gana las elecciones el año 2007 con un programa abiertamente independentista. Aquí, en 2012 la palabra “independencia” no aparece por ningún lado en el programa electoral de CiU. Durante cuatro años el SNP manifiesta repetidas veces su voluntad de llevar a cabo un referéndum. En 2011, vuelve a ganar las elecciones, con mayoría absoluta, y es entonces, tras una serie de reuniones con el gobierno británico, cuando se acuerda realizar una consulta. Son cinco años de trabajo, de diálogo y de debate político. Aquí, hay un problema de falta de transparencia y unas prisas que son contraproducentes. Y repito, dónde está escrito que la consulta deba realizarse en 2014. Si volvemos al caso escocés, se ve diálogo y trabajo y no la colección de slógans en la que estamos sumidos aquí por parte de los defensores de la independencia, algunos de cuyos argumentos me avergüenzan por su simplicidad y demagogia. Las urgencias por tener la consulta este año no se entienden. En los términos que está planteada la consulta, no se hará.
El calendario parece marcado por la ANC, una organización que no se presenta a las elecciones.
La Assemblea Nacional Catalana tiene toda la legitimidad y el derecho del mundo a hacer sus peticiones. El problema no es la ANC, sino como Convergéncia y ERC se está dejando condicionar de esta forma porque la política funciona de otra manera, una formación se marca un camino y se dirige ese proceso. Por eso mismo existen los partidos políticos. No se ponen a la cola de movimientos asamblearios y sociales. La ANC, pienso que, a veces, se pasa de frenada, con su hoja de ruta, con la declaración unilateral de independencia, la ocupación de infraestructuras y fronteras.
¿Los movimientos sociales han ocupado el espacio abandonado por los partidos?
Sí, en parte lo han ocupado por la erosión institucional, especialmente grave en España, y por los efectos de una enorme crisis económica. Estos dos fenómenos provocan una pérdida de confianza de la ciudadanía en la política tradicional de partidos. Esta ocupación del espacio político será saludable si sirve para regenerar los partidos. Dicho esto, los discursos anti-política son extremadamente peligrosos. La democracia aún teniendo defectos es el mejor sistema conocido y esta línea roja debería ser el límite de las propuestas que se hacen. Los movimientos sociales son positivos, siempre y cuando este axioma no se ponga en cuestión, que es lo que sucede en ocasiones, cuando se escuchan proclamas antipolíticas y propuestas de ocupar el espacio público sin partidos políticos. Esto es preocupante. No conozco ningún país avanzado que no funcione sin democracia representativa y sin partidos políticos.
¿No es culpa también de los partidos?
Seguro, no intento esconder la necesidad de reforma de los partidos políticos, pero cuando se hacen esfuerzos de reforma y, aquí pongo como ejemplo mi propio partido, sólo llegan críticas. El PSC hace unas primarias en Barcelona. Si no las haces, porque no las haces; cuando las haces, sólo se reciben críticas. ¿En qué quedamos? Lo encuentro profundamente injusto. Otro aspecto. Ahora estamos tratando la reforma del sistema electoral catalán. El PSC es el único partido que esta realizando propuestas concretas, con datos concretos. Nuestra propuesta es un sistema de doble voto, una parte importante de los diputados serían escogidos en distritos uninominales, y otra parte, como ahora, para dotar de proporcionalidad al sistema. Es una reforma que busca responder a la demanda que llega desde la sociedad.
¿Es una reforma por obligación?
Pienso que debería haberse hecho hace ya tiempo, aunque también es cierto que depende de la posibilidad de configurar mayorías parlamentarias, algo que el PSC tiene limitado en estos momentos. España y Catalunya están inmersas en una profunda crisis, pero esto no nos debe hacer olvidar la extraordinaria transformación de este país en los últimos 35 años, porque le haríamos un flaco favor. Tenemos una tasa de paro intolerable, una crisis que ha golpeado de forma particular a las clases populares… pero en términos relativos en el conjunto mundial, España y Catalunya siguen siendo bastante ricos. La reflexiones deben ir encaminadas a mejorar la situación, pero sin olvidar el grado de evolución que se ha producido en la historia de estos países, cualquiera que sea el punto en que uno diga que se inicia esta historia.
Las desigualdades sociales han aumentado.
No es un fenómeno sólo español o catalán, aunque sí que es cierto que aquí afecta con particular intensidad. Las causas propias se pueden corregir, pero la vertiente internacional del problema sólo se puede solucionar con un respuesta global. Por ejemplo, no hay duda que el cambio tecnológico y la aplicación de las TIC han aumentado la brecha salarial entre trabajadores cualificados y no cualificados. Tampoco hay ninguna duda sobre el hecho que la globalización económica mal gobernada, como está ahora, también ha incidido en el aumento de la desigualdad. Esto matiza las culpas que desde determinados sectores se atribuye sólo al sistema político español. Es cierto que la fiscalidad española funciona muy mal. También actúa un componente ideológico que acentúa las desigualdades, pero hay otros fenómenos que requieren una reflexión más profunda y menos visceral que la que acusa únicamente a los políticos. Conocer el origen de las desigualdades permite ofrecer una buena respuesta política y atacar de raíz estas situaciones. En este sentido, la Unión Europea es una institución clave para que, al menos a medio plazo, estas desigualdades se vayan suavizando.
¿BCN World sirve como intento para suavizar la desigualdad social en Catalunya?
Vuelvo a lo básico del problema. Cuando tenemos un paro del 23% en el conjunto de Catalunya, del 27% en Tarragona, un instrumento clave para disminuir las desigualdades es la creación de empleo. En el momento que las inversiones comprometidas se materialicen las desigualdades se reducirán por el efecto simple de generación de ocupación. Dicho esto, y apuntando que el juego es sólo una pequeña parte de las actividades previstas en el complejo, no es la actividad económica favorita que el PSC propone para el conjunto del territorio.
¿Es sostenible un modelo turístico de este tipo?
Lo que no se puede pedir es una cosa y la contraria. Se ha buscado el tránsito de un modelo turístico de “sol y playa” a uno de alto valor añadido, y si no nos hacemos trampa, debemos admitir que a una parte de este turismo de calidad le gusta ir a jugar al casino, contar con hoteles de alto nivel y centros de convenciones. Además, y en el caso de Tarragona, a diferencia de otras zonas de Catalunya, tiene ya unas infraestructuras que apuesta por ese vector turístico de alto valor añadido.
El PSC lleva desde 1999 perdiendo votos, ¿qué camino debe tomar para volver a ser una alternativa de gobierno en Catalunya?
Ahora hay una serie de programas políticos que están consiguiendo un apoyo electoral, y muchos de ellos, tienen como eje principal el soberanismo y el independentismo. Creo que las propuestas deben defenderse desde una convicción política, y no coyuntural. Como ejemplo, si trazamos un paralelismo con la situación política de Venezuela o de Italia, eso significaría que el PSC hubiese adoptado las tesis de Hugo Chávez o de Berlusconi, porque es lo que tenía un mayor apoyo popular. A llegar a esto me niego, lo que debe hacer el PSC es defender lo que cree. Seguir la ola ha llevado en muchos momentos de la historia a escenarios… mejorables y, en otros casos, dramáticos. El PSC no se moverá de su convicción de que la ruptura con España es un mal negocio para Cataluña. También para España, también para la Unión Europea, pero sobre todo para Catalunya. Seguramente, debemos mejorar la manera en que explicamos esto, la firmeza con la que lo defendemos, y si nos acompaña la suerte que el aparato de comunicación y propaganda del soberanismo no fuese tan fuerte, también nos ayudaría un poco. Debemos asumir igualmente que el socialismo español y catalán está pagando los platos rotos de una crisis, que quizás podíamos haber gestionado mejor y que repercute en nuestras perspectivas electorales.
¿Qué vía defiende el PSC?
Hay preguntas muy concretas de las que espero aún la respuesta. En el caso de la Unión Europea, ya no espero nada argumentado. Nadie ha dicho, por ejemplo, que ocurrirá con la Caixa -con el 60% de depósitos fuera de Catalunya– ni el Banc de Sabadell -con el 70%- tras una hipotética independencia, porque yo sí tengo una respuesta concreta a esto basado en fundamentos económicos. Pero en el caso de nuestras propuestas, defenderlas en positivo, explicar las ventajas y confrontar nuestra alternativa con otras. En una cuestión como esta, que afecta a lo social, a lo económico, y que no ha sucedido jamás en los últimos 50 años en ningún país avanzado, sus efectos deben ser, como poco, debatidos y argumentados más allá de unos lemas repetidos una y otra vez.
¿Qué argumentos maneja para defender que mantener la unión es beneficioso para Catalunya?
El PSC debe hacer el doble ejercicio de explicar la propuesta de reforma constitucional y argumentar los beneficios de la unión, ocurre que el debate está tan centrado en la independencia que apenas se menciona la reforma, de la que hemos hablado mucho, y de los beneficios que tendría para Catalunya: aumento del nivel de autogobierno, un blindaje de competencias en cultura, educación y lengua, que la voz de los territorios federados en el nuevo estado que proponemos debe escucharse de una manera concreta a través de una reforma del Senado. Además, hemos propuesto un cambio en el modelo de financiación, desde el doble nivel de impuestos, federal y estatal, hasta un modelo híbrido similar al alemán. Debemos comenzar a explicar ya con claridad, transparencia y honestidad, los pros y contras de la independencia, porque hay muchos más contras que pros si uno hace el esfuerzo de sustraerse de la mezcla actual de voluntarismo “wishful thinking” -pensamiento ilusorio– e ignorancia para evaluar los efectos.
¿Hay un sesgo en el debate soberanista?
Cuando se habla del país nuevo, es necesaria una reflexión previa, y que alcanza un nivel ya moral. Hemos llegado a un punto en que un expresidente de la Generalitat habla de “chonis” y un presidente de la Generalitat habla, sin que nadie diga nada ni reaccione, de que no somos iguales. Cuando alguien habla así, lo dice desde la superioridad. Esto es muy preocupante porque se está normalizando un lenguaje y unos postulados a los que creía, no íbamos a llegar. Después tenemos la dimensión sociológica, no quiero llegar a pensar la sensación de desgarro afectivo que tendrían muchos ciudadanos de Catalunya si se llegase a la ruptura.
¿La fractura social existe?
Hay evidentes indicios de que sí existe. ERC y Convergència siempre lo niegan porque es lo que más les preocupa, pero las señales están ahí y se pueden comprobar en cualquier reunión familiar o profesional.
Una idea central del soberanismo es que la economía catalana funcionaría mejor sin España.
La dimensión económica exige respuestas urgentes, porque muchas de las opiniones tienen que ver con la crisis económica. Creo que la honestidad por parte de Esquerra y CDC pasaría por el reconocimiento, que aún no han hecho, que esto que proponen, a corto y medio plazo, tendrá graves y profundas complicaciones económicas. Tenemos un problema de exceso de financiación exterior al que la independencia no ayudaría nada, ni ayudaría el hecho que las dos mayores empresas catalanas son dos entidades financieras que descuentan cada semana fondos del Banco Central Europeo y que perderían este acceso como han recordado todas las autoridades de la UE, al quedar Catalunya fuera de la Unión y del euro, con todas las consecuencias imaginables para pequeñas y medianas empresas, por ejemplo. No es dramatismo, es un ejercicio de realidad para que la gente, cuando se haga esta consulta, tenga la información más precisa posible para votar con conocimiento de causa, que creo que es lo que se está ocultando.
¿Falta esa información?
Si uno reflexiona puede observar que esa gestión que nos convertirá en un país tan eficiente no se ha dado y pondré dos ejemplos en asuntos de competencia exclusiva de la Generalitat. Somos la única comunidad autónoma que no ha sido capaz de dotarse de una ley electoral propia y el funcionamiento del sector público es bastante ineficiente. Son cosas que dependen exclusivamente del Parlament y de la Generalitat. Bajo cualquier standard internacional que se aplique, funcionan mal. Si esto es así, es evidente que tampoco funcionaríamos con la precisión nórdica que se quiere hacer creer. En las cosas que dependen sólo de nosotros no estamos mejor que otras comunidades. En los casos de corrupción que se dan en Catalunya no hay ninguna “mano negra” española. Creo que cuando el debate político está instalado únicamente en el “qué somos” hay un elemento de visceralidad y de sentimentalismo identitario que no tienen otros debates y que aumenta el ruido, apagando discursos más equilibrados.
¿Se está generando catalanofobia en España e hispanofobia en Catalunya?
Son dos extremos que se alimentan. Lo más triste es que todo esto ya ha pasado, y para no irnos muy lejos podemos recordar los intentos de Cambó en tiempos de Alfonso XIII. Cuando se desencadena un proceso de este tipo… Juan José Linz comentaba que un problema político irresoluble se crea cuando un político establece un objetivo y luego no es capaz de procurar los medios para alcanzarlo. Esto es, en mi opinión, lo que le está ocurriendo al president Mas. Luego se proclaman sorprendidos de la respuesta del nacionalismo español, pero eso ya se sabía que iba a ocurrir.
Ese nacionalismo español no ha impedido que Catalunya alcanzase un alto nivel de autogobierno.
Pues por eso. Si se plantean las cosas con inteligencia y sentido común, se pueden alcanzar los objetivos planteados. Que Catalunya, como nación que es, disponga de todos los medios para autogobernarse. Si las cosas se plantean de otra manera, nos encontramos sin solución o con una muy mala solución.
¿El debate nacional está ocultando la inacción e inactividad del Parlament?
Todo esto lo venimos denunciando desde hace tiempo, pero no se puede competir con lemas como “dejadnos votar” y la frecuente apelación al populismo más barato. Creo que el problema no es del PSC sino de unos políticos que, de forma irresponsable, han conducido el debate político catalán a una colección de frases que remiten a un discurso estéril y donde no se habla de nada más. Todo está eclipsado y mientras tanto, el mundo sigue girando a toda velocidad. Este es el único país que pasa el 80% de su tiempo discutiendo sobre el qué somos y no sobre las cuestiones que preocupan al resto de países y a la ciudadanía europea, como pueden ser el futuro del euro, cómo salimos de la crisis, el peligro de deflación, cómo se mantiene y conserva el estado de bienestar con una demografía adversa y una globalización que ha cambiado el paradigma económico, etc. Creo que estas cuestiones exigen un mínimo de tiempo, pero aquí estamos dándole vueltas a las esencias. La prueba la tenemos en la gestión de los presupuestos de la Generalitat, con prórrogas, paralizaciones…
¿Una victoria socialista en las europeas cambiaría las políticas de la UE?
Creo que habría una modificación importante, pero hay realidades que, si somos honestos y rigurosos en el análisis, nos damos cuenta que sería complicado variar. Creo que sin duda se ha dado un desequilibrio perjudicial en las políticas de estímulo y austeridad, pero no pongo en cuestión la necesidad de una consolidación fiscal, de una reducción del déficit público. Estamos en medio de una resaca por un exceso de deuda que durante años no importo a nadie, explicar esto es una necesidad de pedagogía política. Eso sí, los ajustes necesarios para reconducir la situación se pueden hacer de mejor manera y con una vertiente social.
¿La perspectiva entonces es que los ajustes continuarán?
Bueno, ahora mismo soy menos pesimista que hace un año. Hay indicios sólidos que la recuperación puede comenzar, pero eso puede tardar tiempo en ser notado en la calle. De todas formas, si esto se concreta, pienso que será una recuperación lenta pero servirá para ir absorbiendo una parte del paro, para generar nuevas empresas y ocupación, para que el crédito vuelva a fluir. Pero además se necesita un replanteamiento general de las políticas europeas y una regeneración democrática, también que los ciudadanos dediquen un tiempo a reflexionar que opción política eligen.