La costumbre ha logrado que ya nadie se extrañe al observar cómo un grupo de desconocidos se citan para exponer sus opiniones y debatir conjuntamente. Es uno de los grandes logros que el movimiento surgido en mayo de este año se ha anotado en su haber. Se entablan conexiones y se tejen alianzas de solidaridad, cada quien ilumina con su experiencia una pequeña porción de la inmensa oscuridad que envuelve estos tiempos. El Salón del Cómic Social, en última instancia, ha pretendido consolidar esta interacción social. Y alcanzado el objetivo último, la valoración -como una fruta madura- cae por su propio peso.

altAmbiente extraordinario en Santa Coloma de Gramenet. En la Biblioteca Central, enclavada en los jardines de Can Sisteré, tuvieron lugar los debates entre autores, activistas sociales y público, así como la exposición “Cómic, crisi i resistències”, retratando los ejes centrales del 15-M: democracia directa, abusos del sistema financiero, la mezquindad política, los medios de comunicación vendidos al mejor postor, etcétera. A escasos 200 metros, en el C.R.J. Mas Fonollar, se podía disfrutar de la exposición “La Gran Estafa” (con ilustraciones del descacharrante colectivo “El Estafador”). La noche del sábado, además, en este casal de jóvenes se celebró un concierto ilustrado  a cargo de Chatarray los dibujantes de “El Estafador”. Y todo esto, señoras y señores, tan gratuito como exclamar: ¡nubarrón!

En la Biblioteca todavía perduraban en el recuerdo las intervenciones de Manel Fontdevilaen el debate del viernes, el día anterior (donde cerca de un centenar de personas se congregaron en la Biblioteca). “Fontdevila estuvo inmenso”, comentaba un miembro de la organización. Por cierto, una organización horizontal y sin jerarquías, como no podía ser de otro modo tratándose de este evento. En el debate del sábado -titulado “Generació NO-NO!! Juventut i resistències”-, se contó con la presencia de Carlos Sampietro, Esther Vivasy los ilustradores Tomeu Pinya, Marcos Priory Sagar Fornies. También se esperaba a Enric Duran, pero una indisposición de última hora impidió que aportara su voz al debate. A pesar de esta ausencia, el debate ofreció grades intervenciones, tanto de los ponentes como de un público que sumaba edades en su más amplio espectro. Confiemos que a este Salón del Cómic Social se le pueda aplicar aquello de “no hay dos sin tres”. ¡Suerte, y hasta el año que viene!

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