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Hubo un tiempo que le fascinaba pintar al natural, sin importarle el clima o los riesgos que para ello tuviera que correr; sólo quería salir al aire libre, coger su lienzo, el caballete, los pinceles y los colores vivos que conforman su obra.  Feli Manero en cuanto sentía un llamado interior cogía sus bártulos y se iba a buscarse un nuevo mundo  a veces elegía Jamaica, Bali, la India, de  Argentina le queda un bello recuerdo de una exposición al lado de Gretel Broyn,  pero un día en Choroní (Venezuela)  resbaló,  se le rompió la cabeza de fémur y para ella todo cambió, además había inundaciones en la zona  “y me  tuvieron que sacar en un helicóptero”, se pasó seis meses con muletas, a partir de entonces decidió dejar los espacios naturales, pero no la pintura, eso jamás, está convencida que no existe arte sin dedicación total, detesta por otra parte que haya gente que piense que cuando “pintas estás en el séptimo cielo, porque los momentos en que te los pasas bien son escasos”, admite con la voz de los que saben de qué hablan.

Incisiones

El embrión de esta exposición que lleva por título incisiones y que es la vigésimo novena de su trayectoria,  tuvo lugar el día que se topó con la noticia de unos fósiles enteros recién descubiertos, tal vez en ese momento tenía cierta fijación con los huesos pero fue como si aquel descubrimiento le revelara una gran idea y le permitiera al unísono ver algo más; ese día estaba trabajando con unas texturas en forma de huevos y  “no pude aguantarlo, tuve que rajar la tela, preguntándome en la medida que hacía una y otra incisión cómo es que queda todo lo que se corta, lo que se rasga, tenía muchos deseos por descubrir lo que había detrás”. Así es como se encontró con ella misma “la primera incisión que hice tiene que ver con este milagroso momento, a partir de entonces encontré muchas clases de incisiones: algunas servían para ver un interior al que a la vez protegían, otras creaban cruces por donde escapar a otros colores, marcaban caminos que convergían en algún lugar y luego se separaban. Todas dejaban cicatrices” de las heridas producto de tantas  peleas que libraba en su permanente búsqueda.

Formación

Sin importarle el riesgo que para su pintura suponía, un día echó llave a su taller de trabajo, el resultado: una forma experimental de vida alrededor  de lienzos y colores, pues se ha llevado todos sus materiales a casa, en consecuencia, ahora, cuando por la mañana abre los ojos lo primero que observa son cuadros, desayuna con cuadros a su alrededor y piensa con los ojos extraviados en colores; luego pinta. Aunque parezca exageración vive enamorada de sus texturas y explica lo mucho que sufre cuando tiene que deshacerse de una de sus mejores obras, jamás olvidará la vez que le respondió “aquel cuadro no se vende” a una persona que había mostrado demasiado interés en adquirirlo. Al margen de las anécdotas, Incisiones es resultado de cuatro años de arduo trabajo. Es evidente que Feli Manero tiene influencia de Lucio Fontana (Rosario, Argentina 1899 – Comabbio, Italia 1968) cuya fijación artística iba más allá del plano usual del cuadro; Fontana “ha marcado” a buena parte de la pintura  de esta artista que intenta ir más allá de lo que se ve habitualmente por ahí,  como pintora Feli Manerose formó en la escuela Apel·les de Barcelona, con Ramón Boter y Joaquim Santaló, entre los años 1984 – 1992; los conocimientos de caligrafía china se los debe a Tere Vila Matas,  artífice de una propuesta pictórica revolucionaria y que respecto a la obra de Feli Manero piensa que es un arte  cuya fuerza creativa “nunca deja de sorprendernos”. Feli Manero también asistió a clases de escultura y dibujo con Carlos Marín. En Italia realizó diversos cursos de dibujo y pintura en el Instituto per l’Arte e il Restauro de Siena. Un buen día, convencida que ya sabía  lo único que le hacía perder el sentido en esta vida,  sin  complejos  se lanzó al ruedo, o dicho de un modo más próximo,  al lienzo.

Trabajo y pasión

Su forma de trabajar confirma que en ella habita una pulsión creadora que opera como una necesidad y que a lo largo de más de veinte años ha moldeado el arquetipo de sus pensamientos, las imágenes que se cimentan en su cabeza, la intensidad de cada trazo como el rasgado que más allá de un corte puede significar la sanación que los heridos esperamos, y es que ver sus cuadros en cierta manera alivia; le quita a estos días sin luz ese aire monstruoso  de crisis, tal vez porque es notoria la intensidad de su elegante apuesta. Feli Manero sabe que “en la pintura, si no trabajas con pasión te quedas fuera” el ambiente es demasiado competitivo y a la vez los artistas plásticos en general se han vuelto individualistas, se queja, no obstante admite  que “quien es bueno dando cuatro brochazos es un buen pintor” y aclara que no habla de ella. Lo que si celebra es “tener la oportunidad de exponer mis trabajos en un espacio como Mezanina”.

Disfruta cada vez más con lo que hace y a todo momento se otorga una oportunidad. Asume el riesgo y se enorgullece por tener el privilegio de  pintar todos los días. Ahora lo suyo es abrir,  rajar, cocer, deshilar, camufla, mezclar los colores, crear tensiones y formas equilibradas, en suma, Feli Manero practica incisiones; el arte para ella se convirtió en una  búsqueda y se dio cuenta que era un cruce de cosas, como senderos que convergen, similares a los caminos abiertos por donde todo artista intenta seguir. Feli Manero pertenece a esa estirpe, la de los que  saben hacer tres cosas: pintar, pintar y pintar y es que  no se cansa de esperar a la inspiración, porque le llega por lo general cuando está trabajando.

La exposición Incisiones esta hasta el 29 de noviembre en: Espacio Mezanina: Carrer Ramon y Cajal, 2, Barcelona, Espacio multifuncional en el barrio de Gràcia adaptado a un espacio del siglo XIX con los techos abovedados o vigas de madera.

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