El 2017 ha sido designado Año Josep Puig y Cadafalch por la Generalidad de Cataluña en conmemoración del 150 aniversario de su nacimiento y el centenario de su nombramiento como presidente de Cataluña desde el gobierno de la Mancomunidad, primera forma de autogobierno catalán del siglo XX . Dentro de las celebraciones del Año incluye la presente exposición, Puig i Cadafalch. Arquitecto de Cataluña, que es fruto de la colaboración entre el Museo de Historia de Cataluña y el Archivo Nacional de Cataluña. Esta última institución en custodia el fondo personal, recuperado en 2006 por el Departamento de Cultura de la Generalitat en una de las operaciones de salvaguarda documental más importantes del país. Una selección representativa de esta documentación excepcional se presenta en esta muestra, debidamente inventariada, protegida y puesta a disposición de la ciudadanía. Es una oportunidad única para conocerla, ya que de este fondo hay un número importante de piezas y documentos que o bien no habían sido nunca mostrados o bien sólo se habían podido ver hace 30 años, en Barcelona, ​​en el exposición precedente más importante hecha sobre la obra arquitectónica del autor.

Josep Puig i Cadafalch (1867-1956) fue un personaje de múltiples y ricas facetas, aunque a menudo ha sido presentado de manera bien parcial y exclusivamente centrada en su obra arquitectónica y en el aspecto de historiador del arte románico. Destacan, también, las importantes contribuciones a la arqueología o el urbanismo, pero sobre todo su dedicación política, periodística y sobre todo de acción de gobierno, tanto desde los poderes locales como nacionales, vertiente que, por el contrario, ha sido en mucho menor grado explorado y reconocido, así como el de capitán de grandes empresas culturales.

El título de la muestra, Puig i Cadafalch. Arquitecto de Cataluña, hace referencia, por un lado, a su primera actividad profesional, y, por otro, a su activa participación desde muchos otros ámbitos en la construcción de un país moderno y equiparado con las otras naciones europeas. El hilo conductor de la exposición es su propia biografía, de manera que en el recorrido se puede apreciar cómo se perfilan y combinan las diferentes facetas a lo largo del complejo, al tiempo dramático, periodo histórico que vivió y que siempre afrontó con una gran voluntad de superación y de servicio público.

El hecho de presentar el personaje en su globalidad y no sólo centrada en alguna de sus facetas es el rasgo diferencial de la muestra, lo que la hace única en comparación con las propuestas que le han precedido durante este año conmemorativo y desde 1967. Así, el objetivo de la exposición es superar en lo posible esta compartimentación profesional y corporativa en favor de una visión genérica de su trayectoria y, sobre todo, poner énfasis en los aspectos siempre menos tratados y hasta bescantats, como en su vertiente de político y gobernante catalanista o el de capitán de grandes empresas culturales, como el Instituto de Estudios Catalanes.

Incluso en el campo de la obra arquitectónica la muestra también quiere remarcar como su producción va más allá de aquella más conocida y adscrita al corriente Modernista. Así, se pueden ver también los trabajos clasicistas inscritos en el Novecentismo, sobre todo en el aspecto urbanístico y de construcción de una Barcelona moderna y capital, como los hechos por la Exposición de Montjuïc o la Plaza Cataluña.

También se rompen tópicos en lo relativo al estudio de la arquitectura románica, que en ningún caso limitó a Cataluña, sino que lo extendió a toda Europa occidental y más allá. Fue un proyecto de investigación de alcance europeo y dentro del cual se convirtió en una autoridad internacionalmente bien reconocida.

Elementos singulares de la exposición

Nunca se había presentado una colección de obras de Puig y Cadafalch tan diversa y rica como la que se muestra en esta exposición. En un lugar preeminente destaca la reconstrucción del estudio y despacho personal de Josep Puig i Cadafalch, que ocupa el espacio central del espacio expositivo y transporta al visitante a la atmósfera y la época de donde surgieron sus creaciones y actuaciones. Es un lugar privilegiado desde donde creaba arquitecturas, definía líneas políticas o investigaba sobre arte y arqueología. En el espacio, además del mobiliario, se ha podido incorporar algunos de sus útiles de trabajo personales.

Un número importante de piezas son materiales gráficos de su obra arquitectónica y urbanística, desde sus inicios hasta el final de su vida. Destacan muy especialmente los dibujos arquitectónicos, de gran belleza e interés, y que proceden mayoritariamente de su archivo personal, depositado en el Archivo Nacional de Cataluña tras una importante operación de salvaguarda patrimonial dirigida por el Departamento de Cultura en 2006.

Acompañan la documentación gráfica piezas de naturaleza heterogénea relacionadas con los ambientes que Puig y Cadafalch creó, estudiar o vivir y que ayudan a contextualizar los materiales. Así, en la muestra se puede ver, por ejemplo, una tapa de alcantarilla de Mataró que él mismo diseñó; muebles y objetos de la taberna de los Cuatro Gatos, de la Casa Ametller y de la Casa de les Punxes; y, incluso, hallazgos del yacimiento de Empúries.

También hay una representación de documentación política bastante desconocida. Se presentan piezas tan singulares y sobrecogedoras como las amenazas de muerte recibidas desde posiciones políticas contrarias, las muestras de los contactos internacionales que la Mancomunidad de Cataluña esforzaba por establecer con las naciones europeas libres o los escritos relacionados con los conflictos que mantuvo con personalidades como Eugeni d’Ors.

El taller del arquitecto ‘

Desde el punto de vista museográfico, una de las novedades que presenta la muestra es ‘El taller del arquitecto’, un espacio didáctico integrado al espacio expositivo que propone a los visitantes de todas las edades una actividad lúdica a partir de la cual reflexionar sobre la obra arquitectónica de Puig i Cadafalch. Concretamente, se propone observar unas fotografías de edificios modernistas de Puig y Cadafalch comparadas con imágenes medievales y crear el propio edificio modernista todo pegando elementos magnéticos en la ciudad recreada en las paredes.

El taller del arquitecto ‘se mantendrá una vez finalizada la muestra y, con cada nueva exposición temporal, se transformará para tratar sobre un tema nuevo y proponer una nueva actividad lúdica y didáctica.

Nacido el 17 de octubre de 1867 en la localidad Barcelonesa de Mataro, estudió Arquitectura y ciencias exactas en Barcelona, y cuando terminó volvió a Mataró, donde asumió el cargo de arquitecto municipal teniendo solo veinticuatro años de edad. Permaneció en ese puesto durante cinco años, periodo en el que construyó también sus primeros edificios en Mataró.

Posteriormente Puig fue nombrado catedrático en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, en las especialidades de hidráulica y de resistencia de materiales. En 1917 asumió el cargo de Presidente de la Mancomunitat de Catalunya, desde donde elaboró un ambicioso plan de enseñanza y cultura e impulsó las excavaciones arqueológicas de Ampurias. También hizo que se construyeran nuevas carreteras y que se desarrollase la agricultura. En 1923 fue destituido y sustituido porAlfonso Sala.

Puig fue discípulo de Luis Domènech i Muntaner, y se le considera el último representante del modernismo y el primero del novecentismo. Según algunos expertos, su obra puede dividirse en estos tres periodos diferentes.

En la “manzana de la discordia” del Paseo de Gracia de Barcelona se encuentra l Casa Amatller, con su distinguible perfil escalonado, obra de Josep Puig i Cadafalch. A su derecha, la Casa Batlló, de Gaudi.

  • El primer periodo es modernista. El arquitecto utiliza como modelo la casa de campo de la aristocracia catalana, a la cual añade elementos de inspiración nórdica. A este periodo pertenecen edificios como la Casa Amatller, la Casa Martí y, en especial, la Casa de les Punxes o Casa Terradas. Todos estas obras fueron realizadas entre 1895 y 1905.
  • El segundo periodo se puede definir como de idealismo racional, una tendencia arquitectónica basada en los gustos de la nueva alta burguesía. Los edificios son diseñados con criterio más racional y práctico. Son representativas de este periodo la Casa Trinxet, la Casa Muntades y la Casa Company.
  • El tercer periodo es monumentalista, y se desarrolla paralelamente a la preparación y la celebración de la Exposición internacional de Barcelona (1929), l. En esta etapa creativa los edificios están inspirados en la arquitectura romana, que no obstante se combina con elementos típicos de Valencia t Andalucia. Las paredes son amarillas, y se utilizan numerosas columnas como elementos estructurales. De todo ello resulta un atractivo estilo neobarroco.

Puig mostró gran interés por la arquitectura estadunidense, y llegó a diseñar un edificio, la Casa Pich, inspirado en la obra del arquitecto estadounidense Louis Henry Sullivan. Además de su trabajo como arquitecto, realizó una importante labor como historiador especialista en arte y ecribió varios ensayos sobre la arquitectura románica y gótica en Cataluña, así como numerosos libros.

Durante la Guerra Civil Española se exilió en Paris y dio clases magistrales sobre arquitectura e historia en numerosas universidades, lo que le valió el reconocimiento internacional. Puig recibió el título de doctor honoris causa por varias universidades, entre ellas la de París. Al regresar a España se encontró con que el nuevo régimen político no le permitía ejercer de arquitecto, por lo que sólo pudo rehabilitar y restaurar edificios y monumentos históricos. En 1942 fue nombrado presidente del Institut de Estudis Catalans,, cargo que desempeñó hasta su muerte, acaecida el 23 de diciembre de 1956 en su residencia de Barcelona, a la edad de ochenta y nueve años.

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