En plena campaña electoral, y con indudable afán propagandístico, la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de Barcelona ha aprobado un plan urbanístico para la ordenación territorial de los 123 (63 menos que hace un año) locales de clubs cannábicos que existen en la ciudad de Barcelona, lo que puede llevar al cierre del 80 % de los mismos.

Las asociaciones de consumidores, unas 300 en toda Catalunya, que no cumplan con las ordenanzas del citado plan urbanístico, que entre otras cosas determinan que los locales deberán estar a 150 metros de instalaciones como colegios, bibliotecas, centros deportivos, centros médicos, y otros lugares que puedan frecuentar menores, podrán ser clausurados en 18 meses. Esto puede llevar al cierre del 80 % los locales, ya que como verán en el mapa de la ciudad que ilustra esta nota, es prácticamente imposible situarse alejado de algún centro de los que recoge la ordenanza. ¿Se imaginan que se aplicara esta norma a los estancos donde se vende tabaco o a los bares o tiendas donde se vende alcohol?, locales que por ciertos tienen las puertas abiertas y no como los clubs cannábicos, en los que sólo acceden sus socios y por supuesto no está permitida la entrada a menores, cosa que en los otros locales citados sí. La revista Cáñamo nos remite esta nota de urgencia donde se preguntan qué espacio deja el señor alcalde Xavier Trias (CiU) para los 300.000 consumidores de marihuana que tienen registrados las asociaciones cannábicas.

Comunicado sobre la situación de clubs cannábicos en Barcelona

Señor Trias, ¿dónde nos ponemos nosotros?

Con el lema. “300 asociaciones, 300.000 personas usuarias de cannabis”, las dos Federaciones de Asociaciones Cannábicas de Cataluña, la Fedcac y la CatFAC, presentan una imagen para visualizar lo que el Alcalde de Barcelona pretende aprobar unilateralmente despreciando el trabajo realizado hasta ahora por parte de todo el sector implicado. Una vez más, un ayuntamiento que decide sin la gente, que decide sin participación, que decide un modelo de ciudad que en vez de sumar, ¡excluye!

El mapa, donde se pueden ver prácticamente todos los criterios enumerados por el Alcalde, deja bien claro la dificultad de establecer en Barcelona la sede de una asociación cannábica. Esto no sólo vulnera el derecho básico a asociarse de todas las personas sino que además, favorece directamente la creación de auténticos monopolios del cannabis, en vez de dar paso a un modelo basado en las asociaciones de barrios formadas por personas consumidoras que colaboradoramente abastecen proporcionando seguridad, calidad y salud en su consumo y, por tanto, velando por un consumo responsable.

clubs cannábicos barcelona

¿Puede que la regulación esté cerca, pero vaya por mal camino?

Después de oír declaraciones del Teniente de Alcalde donde relaciona directamente el peligroso acceso a la sustancia por parte de los menores a las condiciones estrictas de la regulación que se sacan de la manga, sólo podemos seguir instinto en nuestra indignación. No nos cansaremos de repetir que justamente gracias a disponer de espacios de consumo, el menudeo en la calle se reduce, el mercado negro se reduce, el consumo en la vía pública se reduce. Es decir, justamente para las personas menores de edad es más difícil que nunca acceder al cannabis. Las asociaciones cannábicas o clubs cannábicos son espacios privados donde sólo se permite la entrada para personas mayores de edad y consumidoras de cannabis. Regular y promover unas buenas prácticas para las asociaciones cannábicas es conseguir un avance social en la salud y la convivencia de la Ciudad a través de políticas públicas centradas en las personas y no en ideas preestablecidas y moralistas que no se corresponden con la realidad de la calle.

Sr. Forn, Sr. Trias, a nosotros también nos preocupa el fracaso escolar. ¡Un fracaso escolar hoy, es un futuro muy negro! Pero no cargue la responsabilidad al cannabis y analice más profundamente las políticas de educación, el modelo y los recursos que se destinan. Nosotros queremos una juventud empoderada y libre, capaz de tomar sus propias decisiones. Invierta en actividades de educación en la gestión de los placeres y la reducción de riesgos. Hable con el sector, con las organizaciones con años de experiencia y haga políticas para todos en esta ciudad.

Revista Cáñamo

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