La majestuosa tierra mexicana, surcada por altiplanicies, valles, llanuras; impregnada de ríos, orientada por la gran Sierra Madre y coronada de espectaculares volcanes con su lava y sus nieves estacionales; sostienen bosques, manglares, coníferas, abundantes praderas, e incluso grandes desiertos. A lo largo de todo ello se establecieron pueblos y ciudades; creció la agricultura. La educación, la industria, la cultura, florecieron en estos campos grandiosos y la creación humana ha tenido espacios para la forja de su sabiduría, su conocimiento, su historia. Dentro de estos inmensos territorios nació el poeta Octavio Paz Lozano, el 31 de marzo de 1914 en la Ciudad de México, dándole tantas esperanzas a la humanidad y ofreciendo tantos frutos a su tierra, agradecido él, de haber nacido allí. La humanidad acogió con inmenso regocijo la maravillosa creación de este nuestro americano.

Octavio Paz Lozano nos ha concedido lo más grandioso de su creación: sus poemas y sus ensayos, todos llenos de una gran vitalidad nuestra americana y ha sido galardonado con el Premio Miguel de Cervantes (1982) y con el Premio Nóbel de Literatura en el año 1990. El escritor posee una larga trayectoria en el campo de las letras desde los 17 años en que comienza a publicarse sus trabajos en la revista Barandal (1931), en 1933 publica Luna Silvestre y dirige la revista Taller (1939) e Hijo pródigo en 1943. En su viaje a España en 1936 entra en contacto con Pablo Neruda y César Vallejo, en ese pais publicó el poemario dedicado a España que se encontraba en el fragor de la Guerra Civil: ¡No pasarán! Y participa en Valencia en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, organizado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas. En 1944 es premiado con la beca Guggenheim, que le llevará a Estados Unidos por un año y entra en contacto con poetas surrealistas e intelectuales europeos y latinoamericanos. A partír de 1945 entra a laborar en el servicio exterior de la República Mexicana. Entre 1949 y 1956 se publican cuatro obras consideradas como fundamentales: Libertad bajo palabra (1949) , El laberinto de la soledad (1950), Retrato de la sociedad mexicana, ¿Águila o sol? (1951), libro de prosa de influencia surrealista, y El arco y la lira (1956). Su intensa producción literaria se complementa con importantísimos trabajos como Cuadrivio (1965), Ladera este (1968), Toponemas (1969), Discos visuales (1969), El signo y el garabato (1973), Mono gramático (1974), Pasado en claro (1975), Sombras de obras (1983) y La llama doble (1993). No podemos dejar de mencionar su magnífico ensayo, que en 1982 se publicó con el título, Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe. A continuación presentaremos algunos prolemas y extractos de tres de sus ensayos más prominentes.

Niña

Nombras el árbol, niña.
Y el árbol crece, lento,
alto deslumbramiento,
hasta volvernos verde la mirada.
Nombras el cielo, niña.
Y las nubes pelean con el viento
y el espacio se vuelve
un transparente campo de batalla.
Nombras el agua, niña.
Y el agua brota, no sé dónde,
brilla en las hojas, habla entre las piedras
y en húmedos vapores nos convierte.
No dices nada, niña.
Y la ola amarilla,
la marea de sol,
en su cresta nos alza,
en los cuatro horizontes nos dispersa
y nos devuelve, intactos,
en el centro del día, a ser nosotros.

Tus ojos

Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea,
páramo.

El laberinto de la soledad, 1950

A todos, en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo particular, intransferible y precioso. Casi siempre esta revelación se sitúa en la adolescencia. El descubrimiento de nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos; entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, transparente muralla: la de nuestra conciencia. Es cierto que apenas nacemos nos sentimos solos; pero niños y adultos pueden trascender su soledad y olvidarse de sí mismos a través de juego o trabajo. En cambio, el adolescente, vacilante entre la infancia y la juventud, queda suspenso un instante ante la infinita riqueza del mundo. El adolescente se asombra de ser…

El arco y la lira, 1956

La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aisla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular. Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la desesperación la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo, conjuro, magia. Sublimación, compensación, condensación del inconsciente. Expresión histórica de razas, naciones, clases…

Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, 1982

El enigma de Sor Juana Inés de la Cruz es muchos enigmas: los de la vida y los de la obra. Es claro que hay una relación entre la vida y la obra de un escritor pero esta relación nunca es simple. La vida no explica enteramente la obra y la obra tampoco explica a la vida. Entre una y otra hay una zona vacía, una hendedura. Hay algo que está en la obra y que no está en la vida del autor; ese algo es lo que se llama creación o invención artística y literaria…

Palabras de Octavio Paz, vertidas en sus poemas y en sus ensayos:

Dios existe. Y si no existe debería existir. Existe en cada uno de nosotros, como aspiración, como necesidad y, también como último fondo, intocable de nuestro ser.
El mundo nace cuando dos se besan
Defender a la naturaleza es defender a los hombres.
Nuestro irreflexivo culto al progreso y los avances mismos de nuestra lucha por dominar a la naturaleza se han convertido en una carrera suicida
Los campesinos son cultos aunque sean analfabetos. Tienen un pasado, una tradición, unas imágenes.

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Licenciado en Geografía, Trabajador de la Casa de Nuestra América José Martí, Profesor de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada Bolivariana.

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