La plataforma Al Molinar, Port Petit ha desarrollado una intensa campaña ciudadana contra la ampliación del puerto del Club Marítim Molinar. De los problemas generados por este proyecto da cuenta el portavoz de esta organización vecinal, Pedro Martínez.
La plataforma Al Molinar, Port Petit ha desarrollado una intensa campaña ciudadana contra la ampliación del puerto del Club Marítim Molinar. De los problemas generados por este proyecto da cuenta el portavoz de esta organización vecinal, Pedro Martínez.
¿Cuál es el principal valor de la vida social de Es Molinar?
Pedro Martínez: Es Molinar es un barrio marinero de Palma, que ha sabido conservar su estructura original: entramado de calles estrechas, casa bajas en primera línea y un contacto directo con el mar, sin barreras artificiales entre la gente que pasea y el mar. En estos últimos años se ha revalorizado mucho el precio de las viviendas de primera línea, que ha aumentado espectacularmente, pero, incluso así, el barrio ha sabido conservar su estructura social: sus residentes de toda la vida, desde hace generaciones, gente trabajadora, han sabido acoger a los nuevos residentes, integrándolos en la normalidad de Es Molinar.
¿Teméis la destrucción de este modelo de barrio?
P. M.: Una ampliación del puerto traería consigo un cambio drástico, que generaría nuevos y serios problemas para los residentes, a saber: movilidad, accesibilidad, problemas ambientales y la destrucción patrimonial, con la demolición de un puerto que cuenta con casi cien años de historia.
¿Cuál es actualmente el principal activo económico de Es Molinar?
P. M.: Nosotros siempre hemos defendido que la viabilidad en cualquier aspecto para Es Molinar, pasa por concebir el barrio en su conjunto: su pequeño puerto y el barrio, la unión del mar y la tierra. Esta fórmula es la que gusta a la gente y es sin duda la clave de su éxito. Y es este conjunto precisamente, lo que hace que Es Molinar sea motor económico, pues supone una buena fuente de ingresos para los negocios de restauración y hostelería de la zona e indirectamente para la ciudad de Palma.
¿La economía del barrio se vería perjudicado por la ampliación del puerto?
P. M.: Cualquier modificación que se produzca, tanto en el puerto como el barrio, afectaría gravemente al concepto que tienen acerca de Es Molinar los miles de turistas que nos visitan cada año, y pondría en serio peligro el valor de este barrio.
¿Puedes explicarnos la posición tomada por el Ayuntamiento de Palma ante el proyecto de ampliación del Club Marítim Molinar?
P. M.: El Ayuntamiento de Palma fue la primera administración que se manifestó en contra del megaproyecto de ampliación, y con ella posteriormente el Consell Insular de Mallorca. El alcalde, Mateu Isern, siempre se ha mostrado muy sensible con este tema, incluso posicionándose a nivel personal con afirmaciones como: “mientras yo sea alcalde de esta ciudad, en Es Molinar no se hará nada que no esté integrado en el barrio”. Los integrantes de la campaña Al Molinar, Port Petit agradecemos esta postura, lo único que esperamos es que el concepto de integración tenga el mismo significado para el señor Isern que para las 12.000 personas que han firmado a favor de la conservación de este puerto centenario.
¿Creéis que hay intereses económicos ocultos tras la ampliación del puerto?
P. M.: Sí, sin duda. Para empezar, la justificación utilizada por los promotores de la ampliación, que son los mismos que explotan la concesión a día de hoy, es que los socios no pueden pagar ni un euro para llevar a cabo las mejoras necesarias y renovar así la concesión, que finaliza en 2017. La ley de puertos dice que para poder renovar la concesión, tienen que acometer unas reformas que estarían alrededor de los 300.000 euros. El primer proyecto presentado por la dirección del club podría oscilar, según sus propios números, entre los 14 y los 20 millones de euros. El segundo proyecto rebajaba esta cifra hasta los nueve millones. En ambos casos, se dijo, la obra se autofinanciaría con la venta de amarres sobre planos. En la situación económica actual, en la que no hay demanda ni necesidad de amarres, y menos de más de 12 m de eslora, el proyecto inicial contemplaba albergar barcos de hasta 20 m, lo que nos hace sospechar la existencia de alguna gran empresa detrás de este proyecto. Nuestra pregunta es: ¿cómo un pequeño puerto que cuenta con apenas 120 socios, sin dinero para acometer unas pequeñas reformas, es capaz de presentar un proyecto tan ambicioso? Sinceramente, ¡algo huele muy mal!