Tres décadas después de su muerte, el representante por excelencia del Pop Art es el protagonista del CaixaForum de Barcelona en la mayor retrospectiva que se le ha dedicado hasta la fecha a Andy Warhol. La exposición »Warhol. Arte mecánico» ofrece un recorrido por la producción creativa del artista desde sus inicios como joven diseñador gráfico en Nueva York hasta convertirse en un icono de fama mundial.

Andy Warhol: el artista como máquina

Pocos artistas han creado obras tan fáciles de reconocer como las marcas de productos que utilizamos en nuestro día a día como lo hizo Andy Warhol. Cualquiera, ya sea un entendido de la materia como si desconoce su nombre, puede identificar sus famosas litografías de la lata de sopa Campbell, los retratos de Marilyn Monroe o la portada de The Velvet Underground & Nico, muestras de las cuales se encuentran en el CaixaForum desde el pasado 14 de setiembre.

Andy Warhol reformuló el significado del arte, convirtiendo productos cotidianos en objetos de museo a través de un proceso creativo basado en la repetición, en el que usaba técnicas de reproducción seriada de imágenes, tal y como se producen los bienes de consumo en las fábricas. »Quiero convertirme en una máquina», dijo en una ocasión, y es a partir de esta idea que surge la exposición, que ofrece un recorrido cronológico por las distintas etapas creativas de este artista multidisciplinar a partir de muestras de tan variados campos como la ilustración, la pintura, la serigrafía, la escultura, el cine, la música o la fotografía.

Nacido en 1928 en Pittsburgh (Pensilvania), hijo de padres emigrantes eslovacos de origen humilde, las primeras obras del artista consisten en dibujos que hizo cuando era ilustrador publicitario. En la década de los cincuenta Warhol se erigió como un exitoso diseñador gráfico en Nueva York, conocido por sus dibujos de zapatos, y muchas de sus ilustraciones aparecieron en revistas como Vogue, Harper’s Bazaar o The New Yorker.

Fue entrados los sesenta cuando Warhol se volcó a la creación de obras de carácter estrictamente artístico, pero lo hizo rompiendo con la frontera entre publicidad y arte. A la vez irrumpía en Estados Unidos, con gran fuerza, el Pop Art, en un panorama que hasta entonces había estado dominado por el expresionismo abstracto, con figuras como Jackson Pollock o Willem de Kooning como sus representantes.

De aquella época se pueden ver expuestas obras dedicadas a electrodomésticos, como la famosa aspiradora de ‘’3-D Vacuum’’, además de televisiones o neveras, todos ellos objetos que representan el sueño americano de la posguerra, las adquisiciones que toda familia deseaba adquirir y que además contribuían a reavivar la economía. Encontramos, también, anuncios de tratamientos de belleza y otros productos de uso cotidiano, que el artista sacaba de periódicos, revistas o cómics.

Bienes característicos de la sociedad de consumo protagonizan las obras en las que destacan las dedicadas a la Coca-Cola, producto típicamente americano, producido en serie y consumido por toda la ciudadanía, sin hacer distinción de clases. ‘’Ninguna cantidad de dinero podrá darte una mejor Coca-Cola que la que está bebiendo el vagabundo de la esquina», dijo el mismo Warhol. O las cajas de detergente Brillo, aparentemente un objeto desechable, pero de múltiples usos.

Con este tipo de obras, basadas en productos omnipresentes y al alcance de cualquiera, Warhol rompió con la concepción elitista y tradicional del arte, entendido como una práctica reservada para unos pocos, y cuyas obras son distinguidas por su originalidad e irreproductivilidad, para, en cierto sentido, democratizar el arte, hacerlo acesible para las masas.

Más allá de las artes plásticas, Warhol quiso explorar nuevas técnicas que iban ganando terreno en el campo artístico de la época.

En 1963 fundaba The Factory, que sería el laboratorio creativo donde elaboraría sus obras pictóricas y escultóricas pero donde también se adentraría en el cine, produciendo más de sesenta películas, y en la música, convirtiéndose en el mánager the Velvet Underground, al que, por cierto,  sugirió que Nico se convirtiera en su cantante.

Por el estudio The Factory pasaban todo tipo de personajes, y es que el artista siempre se caracterizó por tratar con miembros de círculos sociales muy dispares. Entre sus amigos se encontraban bohemios, intelectuales, aristócratas y celebridades de Hollywood, y algunos de ellos fueron protagonistas de los ‘’Screen Tests’’, películas mudas de cuatro minutos, en blanco y negro, creadas entre 1964 y 1966 con la intención de dejar a ‘’personas geniales’’ ser ellas mismas en frente de la cámara. En la muestra vemos a Bob Dylan, Susan Sontag, Edie Sedgwick, Allen Ginsberg o a Dalí. De hecho, el excéntrico pintor catalán protagonizó dos vídeos de Warhol, pero en el segundo se fue a la mitad y decidió no volver.
Andy Warhol: el artista como máquina

En la década de los setenta la obra de Warhol fue dominada por la producción frenética de retratos que hizo a sus amigos. Entre los más de mil que creó, Jackie Kennedy, Elizabeth Taylor, Debbie Harry o Mick Jagger son algunas de las caras más conocidas, además de la célebre Marilyn Monroe, de la que hay expuestas hasta diez obras. Muchos de ellos fueron inspirados en imágenes extraídas de periódicos sensacionalistas como el Daily News, y después de pasar por sus manos acabarían convirtiéndose en iconos, en un logotipo comercial en sí mismos.

Uno de los temas más recurrentes en las obras de Warhol fue el culto a la belleza, que queda reflejado en muchos de estos retratos. Sin embargo, más allá de su aparente superficialidad, su trabajo explora también la imposición de cánones idealizados, basados en estereotipos como el de la mujer anglosajona, blanca y rubia. Prueba de ello es su ‘’Before and After’’. Por otra parte, el mismo Warhol tuvo una gran preocupación por su aspecto físico durante toda su vida. De pequeño sufrió la enfermedad conocida como baile de San Vito –tuvo que pasar largas estancias encerrado en casa, lo que marcarían el desarrollo de su personalidad, más bien retraída, y sus interés por el dibujo o los cómics–, debido a su calvicie adoptó la característica imagen con su peluca de pelo blanco, y se sometió también a cirugía plástica.

Junto a la obsesión por la belleza y la perfección, sus obras reflejaron también la fugacidad del tiempo y el miedo a la muerte, con la que tuvo una relación particular, pues en 1968 la artista Valeria Solanas le disparó, dejándolo en estado muy grave, hecho que le marcaría de forma profunda por el resto de su vida. El ‘’memento mori’’ es uno de los temas recurrentes de sus obras, ejemplo de ello es la gran calavera de ‘’Skulls’’.

Porque el arte de Warhol se inspiraban el la cultura popular, la gente y los acontecimientos de la época, algunas de sus obras son de un marcado carácter político. Sus series de pistolas revelan su rechazo firme a la violencia, y con la serie ‘’Big Electric Chair’’, creada a partir de las dos últimas ejecuciones en la prisión de Sing Sing en 1963, que causaron gran polémica y originaron múltiples protestas, condenó esta práctica que aun hoy sigue vigente en algunos estados.

Grandes personajes de la política mundial protagonizaron algunas de las creaciones de Warhol. Destaca su serie dedicada a Mao, que empezó en 1972, a raíz de la visita de Nixon a China por primera vez, que marcó el deshielo de las relaciones entre ambos países. En estas obras aparece el rostro del entonces dirigente chino, extraído de los carteles oficiales que colgaban de los edificios de Pequín durante la visita, y que eran reproducciones de la imagen del mismo Libro Rojo. Paradójicamente, Warhol convirtió así a uno de los mayores representantes del comunismo en un producto de consumo para el mundo capitalista. Estas obras, junto a las de Lenin, serían las últimas que realizaría antes de su muerte, en febrero de 1987, a causa de una arritmia después de una operación rutinaria.

En los ochenta, Warhol se había convertido en lo que se conoció como ‘’empresario del arte’’. Él mismo declaró que había empezado siendo un artista comercial, y que quería acabar siendo un artista de negocios, porque desde su perspectiva ‘’ganar dinero es arte, trabajar es arte y hacer negocios es el mejor arte».

El legado que Warhol dejó para el arte contemporáneo es innegable, pero muchos lo consideran, además, un visionario. ‘’En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos’’, afirmó. Y solo hace falta mirar alrededor: el triunfo de la prensa rosa, de los realities, de los selfies y las redes sociales. Fue él, también, por cierto, quien popularizó la Polaroid, en la que años más tarde se inspiraría Instagram.

‘’Andy Warhol. El Arte mecánico’’ podrá visitarse en Barcelona hasta finales de año. Después, la exposición se desplazará al CaixaForum de Madrid y al Museo Picasso de Málaga. Además, el CaixaForum ha organizado, con la colaboración del Primavera Sound, la ‘’Noche Warhol’’ para el próximo 20 de octubre, en la que habrá música, actividades y performances de artistas en directo para hacer un homenaje a los tiempos de The Factory.

Andy Warhol: el artista como máquina

(Sabadell, 1995). Estudió Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona y escribe sobre cultura, género y política. Actualmente, trabaja como escritora, traductora y Community Manager "freelance".

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