Por fin ha entrado en vigor la nueva ley antitabaco, no sin generar una gran polémica. Desde el día dos de enero la costumbre de acompañar el café del bar con un cigarrillo se acaba para todos los fumadores. La mayoría se resignan, otros en cambio, se muestran más indignados.
Por fin ha entrado en vigor la nueva ley antitabaco, no sin generar una gran polémica. Desde el día dos de enero la costumbre de acompañar el café del bar con un cigarrillo se acaba para todos los fumadores. La mayoría se resignan, otros en cambio, se muestran más indignados.
La nueva legislación sobre el tabaquismo ya se ha implantado en nuestro país y ha venido precedida de una importante polémica. En 2006 fue aprobada la penúltima ley antitabaco en España; una ley que, a pesar de ser bastante permisiva en comparación con la actual, tampoco fue acogida con mucho agrado.
Esta primera norma restringía las zonas donde se podía fumar de todos los lugares públicos (administraciones, universidades, instalaciones deportivas, transportes…) y también de algunos privados como bares y oficinas.
Además de esto, la antigua ley antitabaco incorporó la prohibición de la publicidad del tabaco en cualquier medio y de la venta en gasolineras y quioscos. Aun así, dentro del sector hostelero se permitió bastante manga ancha, concediendo a los locales más pequeños el derecho a decidir si se podía fumar o no; y a los más grandes de 100m², se les instó a construir espacios aislados para fumadores si querían permitir el consumo en sus locales.
Esto llevó gradualmente a que en la gran mayoría de bares y restaurantes se permitiera fumar o bien se habilitaran “zonas de fumadores”, con las consiguientes inversiones que ello suponía. Así pues, al tratarse de una ley de bases (no se puede modificar a la baja pero si a la alza), cada comunidad autónoma la aplicó de la forma más conveniente pero, en general, no se implantaron medidas mucho más taxativas de las que establecía la regla desde un principio.
Ahora, cinco años más tarde, España ha instaurado una de las leyes más restrictivas a escala global, ya que a parte de la prohibición de fumar en todos los espacios cerrados, la norma restringe también el consumo en ciertos espacios al aire libre, como son los parques infantiles o las zonas colindantes a los centros sanitarios y colegios.
Por supuesto, queda totalmente prohibido fumar en todos los centros docentes, hoteles, hostales y bares. Dentro de los bares, estará permitido fumar si disponen de “espacios abiertos, no cubiertos o rodeados lateralmente por un máximo de dos paredes”, tal y como cita la ley, y los hoteles podrán disponer de habitaciones de fumadores con espacios al aire libre (entiéndase balcones o terrazas) y que deberán estar debidamente separadas del resto y con un sistema de ventilación independiente.
El mismo día dos a las 7 de la mañana, en uno de los escasos bares que ya estaban abiertos a esa hora del domingo, Antonio, un barrendero que desayuna habitualmente aquí dice que “se hace un poco raro, pero también se agradece respirar un poco a estas horas, cuando estás recién levantado de la cama y con el estomago aun vacío”.
En cambio a José, el dueño del establecimiento, no le parece tan bien: “ya le he tenido que llamar la atención a dos clientes despistados que nada más servirles se han encendido el pitillo, creo que se han pasado mucho con esta ley”.
Por suerte, en este caso, se trata de un bar pequeño donde no han tenido que invertir en reformas, pero los dueños de locales reformados y también los propietarios de pubs y discotecas afirman que esta norma les va a suponer un perjuicio económico muy grave.
La ley antitabaco española se ha convertido en la más restrictiva de Europa y algunos fumadores se muestran escépticos: “si realmente quieren acabar con el problema del tabaco que opten directamente por prohibirlo, estas leyes no dejan de ser una hipocresía porque los impuestos del tabaco suponen unos grandes ingresos para las arcas del Estado”, declara una de las clientas del bar.
Durante los últimos veinte años las leyes antitabaco españolas han ido evolucionando progresivamente. Si bien es cierto que casi siempre nos hemos situado a la cola europea en cuanto a medidas preventivas y paliativas sobre el tabaquismo, parece que esta vez España va a asumir un papel pionero en este campo, a pesar de que en este momento hay algunos países como Holanda o Grecia que están modificando sus respectivas normas para flexibilizarlas y crear nuevos espacios para fumadores.
Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y especializada en periodismo y comunicación digital.