Hoy se clausura la vigesimoctava edición del Salón Auto Retro, que se celebra en  la plaza Universo y el palacio número dos del recinto de Montjuïc de Fira de Barcelona. La feria es mucho más que una muestra internacional de automóviles clásicos. Su exposición incluye también motocicletas, aviación y náutica. En ella se compran y venden tanto vehículos como material diverso, pero también se disfruta de numerosas actividades y, como no, de la contemplación de las piezas expuestas, que superan la barrera de lo que se concebiría como  simples medios de transporte: los visitantes del salón tienen la certeza de encontrarse ante auténticas obras de arte.

A estas alturas del certamen, a punto ya de conclusión, la sensación generalizada de los  expositores es que los resultados son más positivos que el año anterior. La afluencia de público ha sido elevada, en especial en la inauguración. Y durante el día de hoy, siendo el último y festivo, se espera que las visitas aumenten.

El salón ha contado en esta edición con cerca de 300 expositores de distintos lugares del continente europeo. En la plaza, nada más acceder al recinto, se encuentran expuestos un sinfín de vehículos que los particulares aprovechan para mostrar, con la esperanza de vender a un buen precio. Por un porcentaje de la transacción, una gestoría puede encargarse de enseñarlo, y llevar a cabo el papeleo en caso de que surja un comprador. En ese mismo espacio exterior, los visitantes  ganan seis cervezas Moritz, siempre y cuando se arremanguen y le cambien la rueda a un 600. Además, quien bata el record de tiempo en esta curiosa competición, consigue un lote de 24 botellas.

El espacio interior de la muestra se divide, en dos ejes diferenciados. Por un lado el mercadillo, donde pueden encontrarse recambios, accesorios, complementos personales, ropa, decoración, libros… Y por otro los expositores de clásicos del automóvil y la motocicleta, a cargo de los profesionales del sector.

En uno de esos espacios,  Auto Storica, especialista en vehículos ingleses, tiene una parte de su exposición dedicada al Jaguar E-Type, ya que este año cumple 50 añitos. En este stand, Jordi Puentes, uno de los empleados, nos explica que este modelo de Jaguar estaba destinado al mercado norteamericano, como casi todo lo que fabricaba la marca (que se llevaba a EEUU casi el 70% de su producción).  Según nos ha contado, el Jaguar E, fue una derivación del XK, que ganó varias veces en Le Mans. A partir de estos prototipos se empezó a fabricar, en el año 1961, el Jaguar E-Type, que cuenta con  3 carburadores, motor 3.8, y 280 caballos. Se trataba de un coche de carretera, pero con prestaciones de circuito. Para la época, era un vehículo con características que se acercaban a los modelos de la Fórmula 1. Además de las especificaciones técnicas, hay que valorar la belleza de su estética, que le ha llevado a ser  el único coche ubicado en el MOMA de NY. El museo lo adquirió para formar parte de su exposición permanente. Por todo ello, en Auto Storica han querido rendirle homenaje en su 50 aniversario, y han incluido en su muestra una berlina y dos descapotables, así como varios de los modelos antecesores.

Además del E-Type de Jaguar, llaman especialmente la atención del público dos Ferraris que pueden admirarse en el espacio de Auto Storica. Se trata de un Ferrari 275 GT D 4, de carretera, y un 275 de competición, fabricado en un aluminio muy ligero, especialmente pensando para correr. Son coches con grandes motores, 12 cilindros en V de Ferrari, y la potencia varía entre 300 y 350 caballos, aproximadamente. Uno de ellos ya se ha vendido -nos han comentado que en Cataluña-, y el otro, de un flamante color rojo, se encuentra a la venta por 1.900.000 euros. A su lado reposa un Lamborghini 400 GT Superleggera, otra pieza muy valorada, que era la competencia de los Ferrari de la época. De estos tres modelos hemos podido hablar con Oliver Le Scanf, Managing Director de la empresa, y hemos aprovechado para preguntarle por el perfil de sus clientes. Según nos ha contado, las motivaciones para adquirir un clásico son muy diversas. Por un lado está la pura afición. Lo que se busca sobretodo es recuperar la sensación de conducir de verdad, sentir la mecánica,  ya que con los coches actuales es imposible, porque está todo asistido, y «no sabes en qué marcha estás, ni como va tu motor, ni como está la carretera porque no sientes absolutamente nada», ha comentado Le Scanf. Pero además, cuando se trata de vehículos de precio elevado, en ocasiones hay una doble intención, no solo disfrutar de la conducción, sino también hacer una buena inversión, ya que el coche clásico, a contrario de lo que pasa con el vehículo nuevo, aumenta su valor con el tiempo. La subida suele ser mínimo de un 5% por año y, si son buenas inversiones, puede llegar al 10% o incluso al 20% anual.

Por último, Guillem Papaseit, también de Auto Storica, nos ha estado explicando las diferencias que advierte entre el público de la feria Retromovil, que se celebra en  Madrid, y el de Barcelona: «en Madrid la gente es más lanzada, algo más caprichosa. Llegan, echan una ojeada y, si hay algo que les interesa, dan el paso. En Cataluña la venta es más lenta, hay menos prisa, se negocia más. Aunque hay más afición, la compra es menos impulsiva. En Madrid la ventaja es que al estar más céntrico, se desplaza más gente de fuera, en forma de mini expediciones».  Auto Storica participa en Auto Retro desde principios de los años 90. Desde entonces, la feria ha ido evolucionando, los gustos se han ido refinando. Según Guillem Papaseit, el problema con el coche clásico en este país es que durante el franquismo estaba prohibida la importación desde el extranjero, por lo que había poca cultura en este sentido. Quedaba todo monopolizado por Seat, por las marcas nacionales. Por ejemplo, con Mini, hubo la ventaja de que se empezó a fabricar en España en el año 69, por lo que es uno de los clásicos que está mejor asentado en el país. En otros modelos, la gente ni podía acceder, ni tenía cultura automovilística. Desde hace 15 años se está mejorando mucho en este aspecto.

Y hablando de Mini, el Club Mini de Barcelona, con 350 socios, también tiene su pequeño espacio en el salón. Y para recordar que el primer Rally de Montecarlo lo ganó un Mini,  organizan cada año el Cooper Ral.li. La próxima edición, la decimotercera,  está convocada para el 17 de marzo en Sant Antoni de Calonge. Una buena noticia para los amantes de los clásicos, que ya pueden pensar en una nueva cita, para compensar la tristeza del fin de fiesta del Salón Auto Retro 2011.

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