Junts per Catalunya, principal partido de la derecha independentista, ha perdido hoy su mayor baza: la presidencia del Parlament tras la suspensión de Laura Borràs. Su cargo pasará temporalmente a manos de la republicana Alba Vergés. No obstante, desde Esquerra ya han solicitado a Junts que elija a alguien de su formación para entrar como substituto y nuevo presidente de la Cámara catalana, y asegurar así la estabilidad del gobierno. Sin embargo, desde Junts han afirmado que no está previsto que asuman esta responsabilidad, por lo que el partido fundado por Puigdemont dejará de representar en el escalafón a la segunda autoridad catalana.

Así las cosas, en la reunión de la Mesa de hoy no ha habido sorpresas y los diputados de ERC, PSC y CUP han votado a favor de suspender a Laura Borràs, quien se encuentra pendiente de juicio por diversos cargos de corrupción, presuntamente por fraccionar contratos cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC).

La también presidenta de Junts se hartó de repetir que ella no dimitiría, buscando la complicidad -o puede que la clemencia- de sus socios de gobierno. Tal vez por ello le haya sentado tan mal la suspensión, que también incluye la retirada de cualquier privilegio como diputada (porque ya no puede ejercer como tal), incluido el desorbitado sueldo de presidenta del Parlament. Si Borràs hubiese podido llegar a marzo de 2023 en ese cargo, entonces hubiera podido gozar de una jubilación dorada.

Visiblemente enfadada y desde el despacho de la presidencia, Borràs ha acusado a los diputados que la han suspendido de «ir vestidos de jueces hipócritas, que han aplicado el reglamento del enemigo». La ya expresidenta del Parlament ha asegurado que no piensa dimitir del cargo: «No renuncio, no me doblego, no me han vencido». Y ha añadido que no hay objetivo «más bello y noble que la libertad plena de mi país».

En un momento de su comparecencia, Laura Borràs se ha dirigido directamente a los diputados independentistas de ERC y de la CUP: «No tienen otras expectativas que la autonomía», «Nosotros somos nuestros propios adversarios», ha zanjado.

Aclamada por 300 irreductibles

Previamente, a media hora del inicio de la reunión de la Mesa, ante el Parlament, Laura Borràs se ha dado un baño de masas. Unos 300 irreductibles de Junts se han dado cita para vitorear a Borràs.

La cohorte de la presidenta suspendida ha reivindicado la “inocencia” de la dirigente nacionalista y ha asegurado que el juicio oral que ha abierto el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) “es una farsa”. También ha cantado consignas contra ERC, la CUP y la prensa.

Borràs ha salido a saludar para agradecerles el apoyo y ha sido recibida entre aplausos y cánticos: ‘Laura Borràs, no está sola. No es justicia, es venganza’, ha sido el lema de la pancarta principal que ha protagonizado la concentración.

Durante la acción reivindicativa, los manifestantes han aplaudido a Torra y al exconseller Josep Rull cuando estos han llegado a la Cámara catalana. En cambio, con la llegada del diputado de la CUP, Carles Riera, han silbado. Han tildado tanto a la CUP como a ERC de botiflers. Hasta, según parece, se ha podido oír algún «mora de mierda» con la entrada de la diputada de ERC de origen magrebí, Najat Driouech Ben Moussa.

Aragonès: «Más allá de la retórica, están los hechos»

Al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, no le ha gustado ni pizca el discurso de Borràs y ha salido en defensa de los cinco diputados que han validado la suspensión. Ha sido tajante: «mezclar un juicio por corrupción con la lucha por la independencia de Cataluña, desde mi punto de vista, no es aceptable: más allá de la retórica, están los hechos; se ha aplicado el reglamento del Parlament de Cataluña, como está previsto para casos como este».

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