Entrevista a Neus Roca, militante de En Lluita y activista del movimiento feminista.
Durante los últimos años, algunos partidos políticos de derechas han abierto un debate sobre la prohibición del Burka y el Niqab. Ayuntamientos catalanes se han unido a esta iniciativa creando decretos para prohibir estas piezas de vestir en los espacios públicos. De este modo se origina la islamofóbia y el racismo contra la comunidad musulmana.
¿Crees que, actualmente, el tema de llevar burka o Niqab se está politizando?
Totalmente. El Partido Popular y Convergència i Unió hacen lo posible para seguir con la iniciativa de eliminar el uso de estas prendas de vestir. Usan este tema como una campaña electoralista. Discursos xenófobos con claros objetivos electoralistas.
¿Por qué crees que estos partidos políticos defienden el no uso?
Según ellos, por tres motivos: por la dignidad de la mujer. Pero también es una opresión a la dignidad de la mujer, el no dejar ir a cada uno como quiera; por temas de seguridad; y, porque dicen que con la laicidad de nuestro Estado es necesario eliminar estos símbolos. Pero tenemos de recordar que en realidad no somos un Estado laico, sino un Estado Confesional.
¿Es una forma de liberar a estas mujeres, eliminándoles el uso de estas prendas de vestir?
No es un modo de liberar a las mujeres. Son ellas las que tienen de decidir de lo que quieren llevar o no. La opresión de la mujer es mucha, tanto a oriente como a occidente, pero la materialización de cómo hacerlo es totalmente diferente.
¿En Cataluña, cuántas mujeres llevan el burka?
Tan solo 4 mujeres, en Lérida, lo llevan. En Barcelona no hay ninguna. Había una hace cuatro años, pero se lo sacó.
¿Cuántos modos hay de ponerse el pañuelo?
No te lo sabría decir. Hay mil formas de ponérselo. Es según la región, de la cual formes parte: Golf Pérsico, Turquía… Es muy complejo.
¿Conoces algún caso donde una mujer haya tenido ciertas dificultades por llevar el burka o niqab?
Hay muchos casos. Hay mujeres que han nacido aquí, que tienen estudios universitarios y superiores, con máster pero que van a buscar trabajo y tienen dificultades para encontrarlo. Obligan a la gente a adaptarse a la cultura occidental y no me cansaré de decir que esto también es, en cierto modo, opresión. En algunos lugares se ha dado el caso, de que no pueden entrar en lugares municipales por el tema de su indumentaria. Existen muchos sistemas para identificar a esta gente, aunque lleven burka o la ropa que lleven.
¿Ha habido algún problema con las mujeres que llevan este tipo de indumentaria?
Aquí no ha habido ningún problema con las mujeres. Se está potenciando. Rápidamente se relaciona mujer+velo+islam= Terrorismo. Y esto no tiene nada de cierto. La relación entre velo y religión no siempre es directa. Puede ser una característica cultural. Cuando eres un colectivo minoritario y marginado refuerzas tus valores o características propias. Uso de la técnica del Autorefuerzo cuando estás lejos de tu país.
¿Las segundas y terceras generaciones de inmigrantes tienden a no utilizar el burka o niqab?
Hay quien se pone el velo y hay quienes no. No existen estudios científicos que demuestren cuántas lo usan y cuántas no. En Francia, se han hecho estudios a través del gobierno relacionados con este aspectos, en cambio, en España se han realizado poco estudios que a nivel sicológico tengan un valor real. Esto es debido, a que en el país vecino, el tema de la inmigración está más normalizado. Hay mujeres adultas que lo pueden llevar por imposición, pero hay hijas que lo llevan o no. Muchas se lo ponen para ir a la escuela porque dicen que se sienten más seguras.
Hacer un análisis afirmando que el uso de esta pieza es debido a que puede haber una presión de aquí o de allí, es un error. Es afirmar sobre una realidad social que desconocemos totalmente. No hay estudios sistemáticos que lo hagan constar. Hacer esta afirmación es como asumir muchos prejuicios porque no conocemos la situación real de lo que verdaderamente hay.
Al final, el hecho de llevar burka o no debería depender de cómo ella decide enfrontar su realidad, depende de la situación en casa, de su educación y de cómo ella misma sea como persona.
A nivel de análisis sicológico hay dos reacciones delante una situación concreta: repetición de las pautas o enfrentamiento total. El hecho de escoger una u otra reacción es una cuestión totalmente subjetiva de la realidad personal, individual y de pensamiento de la persona y del proceso que haya hecho. La realidad de cada persona es única i no se puede generalizar cuando no existen estudios estadísticos.
¿Cuál es tu posición respecto a este tema?
Primero, yo no defiendo una pieza de vestir. Defiendo la libertad de cada persona lleve lo que el desee. No siempre estas piezas de vestir van relacionadas con la religión. En España, llevar o no el velo, no tiene una relación directa a los mismos valores porque cada país es diferente. Se ha de luchar contra cualquier tipo de imposición. En su país de origen, luchan para quitárselo, aquí, para llevarlo. Cada persona tiene que decidir lo quiere hacer. Nunca, terceras personas han de decidir por ellas. Existe una actitud completamente paternalista.
El problema no son las primeras generaciones. Son las segundas, terceras y cuartas porque vivirán las consecuencias de la legislación actual y la política que se realice. Estas últimas generaciones se sienten catalanas.
“Allí, en sus países, vería a una mujer vestida así y me indignaría; aquí, no”.
¿Qué deberíamos hacer para liberar a estas mujeres de la sociedad en la que viven?
Deberíamos darles más facilidades para acceder a todos los servicios y hacer posible una realidad de inserción. Para ello deberíamos explicitar todos los recursos que tienen y las salidas profesionales y sociales de las que pueden gozar. No obstante, conseguir esto es muy complicado. “Está clarísimo que la derecha no lo hará y no dará una partida presupuestaria. El problema es: pasta”.
Periodista especializada en cultura, arte, música y viajes.