Uno de los resultados destacados en las elecciones ha sido el avance de Vox: duplica votos en las municipales, triplica el número de concejales. Una parte de este avance es a expensas de Ciudadanos (C’s) que se hunde. Vox, con 1,6 millones de votos, está cerca de los 1,9 que sacaba C’s hace 4 años. Hay una reestructuración del voto de la derecha hacia la extrema derecha, pero el ascenso de Vox forma parte del proceso más profundo, con expresiones en todas partes: Meloni, Trump. Bolsonaro, Kast, Le Pen.
Extrema derecha ha existido siempre, ¿por qué ahora toma vuelo… y lo hace en todo el mundo? Atravesamos una profunda crisis capitalista que empuja a la miseria a sectores crecientes de la clase obrera y los pueblos. A todo precio el gran capital debe evitar que ese profundo descontento obrero y popular se gire contra ellos, que son los verdaderos responsables de la crisis. El objetivo de la extrema derecha es dividir la respuesta obrera y popular encontrando los supuestos culpables del grave retroceso de las condiciones de vida entre la gente del pueblo: el inmigrante, el pobre, la mujer, el homosexual, el musulmán, el okupa, los anarquistas o los comunistas…
Vox gana en los barrios más ricos, en los colegios electorales de los cuarteles de la Guardia Civil o cerca de los regimientos militares, pero también avanza en los pueblos y barriadas más pobres. Los dos barrios en Barcelona con mejor resultado de Vox son Sarrià Sant Gervasi, barrio alta burguesía y 9 Barris, de gran tradición obrera. Y es ahí, en los barrios obreros y populares donde la lucha contra la extrema derecha es decisiva.
El gran capital pone mucho dinero para sacar de la marginalidad a la extrema derecha, porque, aunque sen políticamente incorrectos, y a veces incómodos para el gran capital, los necesitan para bajar a las calles. Solo un dato, en 2019 Vox obtuvo mayores ingresos por vías privadas (1.564.000 euros) que PP, PSOE, Ciudadanos, ERC, PdCat y PNV juntos (alrededor de un millón). El peligro no son los cuatro impresentables sino a los que tienen detrás. La extrema derecha se construye desde la exaltación del nacionalismo, el machismo, el racismo, la familia y la religión… todo al servicio de salvar a las clases dominante.
Si la situación lo exige, porque se agudiza la crisis y la lucha de clases y no es suficiente con un endurecimiento del estado y la represión, como en los años 30 en la Gran Depresión, la extrema derecha deja paso al fascismo. El fascismo deja a un lado el parlamentarismo burgués, un obstáculo más, y se encamina al choque directo con la clase obrera organizada (partidos y sindicatos), a la opresión de los pueblos… es decir, a disolver desde la acción en la calle y la represión toda forma de oposición de clase, popular o democrática organizada. Lo que vemos hoy es la primera fase de reconstrucción de la extrema derecha, como formulaciones autoritarias, todavía no es el fascismo.
La lucha por la calle
Los grupos fascistas siempre han actuado en la calle, con asesinatos como nuestra Yolanda González y Guillem Agulló. Vox sale de la marginalidad de esos grupos fascistas, y baja a pie de calle. Los vimos en la Bonanova de Barcelona, primero en la Plaza Artós para ir hacia el centro donde los activistas independentistas se movilizaban en Plaza Urquinaona contra la sentencia del Procés en 2019. En el Barrio de Salamanca contra la política sanitaria de confinamientos del Gobierno Sánchez-Iglesias, denunciando el totalitarismo comunista. Volvían a la Bonanova en el acto de inicio de campaña de estas elecciones en la movilización convocada por Desocupa ahora contra los dos bloques ocupados. Abascal volvía unos días después y reunía a unos cientos de personas, invocando «el espíritu de la Plaza Artós». Cierto que cuando intentaron ampliar la base en la manifestación de cierre de campaña, Desocupa-Vox pincharon.
La lucha contra la extrema derecha no es sólo una batalla ideológica contra el machismo, racismo, españolismo… porque no se esconden y hacen bandera. Como es equivocado intentar «aislar» a la extrema-derecha con un pacto de las fuerzas «democráticas». Para enfrentar la extrema derecha es necesario hacerlo desde la independencia de clase, combatiendo las políticas de los Gobiernos que ponen la alfombra al desarrollo de la extrema derecha. ¿Cómo es posible combatir el racismo de Vox si no es desde la denuncia de la política de inmigración del Gobierno PSOE-IU-Podemos que asesinó a 37 inmigrantes en la valla de Melilla? ¿Cómo combatir la criminalización de la ocupación de Vox, sin cuestionar a los gobiernos centrales y autonómico que permiten miles de pisos vacíos en manos de los grandes tenedores, que no cortan la especulación ni impulsan un parque público? ¿O sin luchar contra la precariedad laboral, los despidos y cierres? Si no ponemos el centro en la lucha en fábricas, lugares de estudio y barrios, la organización y la movilización para resolver estos problemas, entonces todo el discurso queda servido a la demagogia de la extrema derecha.
Cada 12 de octubre hace unos años los grupos fascistas hacían la fiesta provocadora en la Plaça dels Països Catalans de Sants. Cada año había choques con jóvenes del barrio y como siempre la policía acababa deteniendo a los antifascistas. Hasta que el barrio, desde las asociaciones de vecinos, entidades, partidos de izquierdas, sindicatos organizó el rechazo masivo, y los actos fascistas del 12 de octubre fueron expulsados del barrio.
El presidente del Banco Sabadell Josep Oliu en junio de 2014 proponía crear «una especie de Podemos de derechas». Ciudadanos fue la respuesta. El ciclo Podemos decae, a la vez que el de C’s. No es casual que el Sabadell contrate ahora a Clara Melo, la mano derecha de Arrimadas. No se trata del regreso al bipartidismo. La tensión social sube. C’s se sustituye por Vox, el problema es que la crisis de Podemos no da lugar todavía a partidos a su izquierda, una izquierda revolucionaria. Ciertamente, para hacer posible Vox han habido inversiones multimillonarias, la respuesta de la izquierda por la ruptura con el capitalismo y la monarquía sólo será posible con actividad militante y la movilización. Ésta es la tarea.