En el proceso de convertir la piel en lienzo intervienen muchos factores, desde la máquina y el tipo de tinta, hasta el diseño y la disponibilidad de un espacio adecuado. Sin embargo, existe un elemento indispensable que marca la diferencia: la aguja.
Como parte del equipo de tatuaje profesional, las agujas representan el nexo entre el tatuador y la persona que se encuentra en su silla. De esta forma, tienen que ser completamente nuevas, de acero inoxidable y estar en perfecto estado.
Las agujas de tatuajes se clasifican de acuerdo a la función que deben cumplir, por lo que se evidencian dos grandes categorías:
Agujas de tatuaje para delinear
Este tipo de aguja están disponibles tanto para personas derechas como zurdas, y reciben el nombre de liners o round. Se caracterizan por su punta redondeada y agrupada en círculos.
Por lo general, el tamaño de las agujas para delinear oscila entre los 0,3 y 1,5 milímetros, mientras que su largo ronda los 15 centímetros. Como lo indica su nombre, cumplen con la función de dibujar el contorno del tatuaje. Algunos tatuadores utilizan grupos de tres, mientras que otros prefieren agrupar 7 o más.
Agujas de tatuaje para contornear
A diferencia de las agujas para delinear, las denominadas Shaders agrupan de 9 a más elementos que bien pueden seguir un esquema circular o presentarse de manera lineal.
Los tatuadores profesionales las conocen como magnum o simplemente mag, y las utilizan al momento de darle sombra y rellenar los tatuajes. Es decir, su función es añadir color o matices a las áreas establecidas en el delineado del contorno.
Antes de la despedida, conviene enfatizar la importancia de verificar que las agujas sean nuevas antes de iniciar el tatuaje. Asimismo, recordar que los mejores tatuadores doblan o rompen las agujas después que finalizan su obra.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.