“El fútbol es machista desde que se creó, pero afortunadamente cada vez lo es menos”, decía Dani Rodrigo, el entrenador del equipo de fútbol femenino que en 2017 hizo historia tras ganar por primera vez en España un campeonato masculino. Rodrigo, que falleció el pasado 24 de agosto a los 46 años tras ser sorprendido por una enfermedad tortuosa, aupó al empíreo al AEM Lleida con la consecución de la Segunda División infantil de la liga masculina catalana, dando una lección a todos sus rivales. Los números del equipo lo decían todo: solo un partido perdido de 22, y campeonas de liga a cuatro jornadas del final. La gesta de las chicas del AEM llegó a todos los medios de comunicación españoles, The New York Times les dedicó cuatro páginas e incluso se rodó el documental Tírala Alta de Rojo Rosenvinge, estrenado este 22 de septiembre.
Como bien decía el entrenador, el machismo en el fútbol no es nada nuevo. Hemos visto como se las tildaba de incompetentes fuera cual fuera su lugar en el campo: jugadoras, entrenadoras y hasta árbitros han padecido los desmanes no exclusivamente del público y rivales, sino en ocasiones también de algunas federaciones. En este sentido, el entrenador del AEM recordaba en una entrevista concedida al programa El Intermedio de la Sexta como en la jornada tres del campeonato, el árbitro les preguntó qué hacían ahí, que si se habían equivocado de campo porque no se esperaba un equipo femenino en el terreno de juego. En otra ocasión, el árbitro llegó a dirigirse a una de las niñas diciéndole “Barbie, levántese”.
Lamentablemente, los ataques machistas también llegaron por parte de algunas aficionadas. En uno de los partidos de liga, la madre de uno de los niños del equipo contrario llegó a decirle -entre graves insultos- a una de las jugadoras “vete a fregar”. En esa ocasión, el árbitro obligó al delegado de campo a amonestar a la susodicha bajo amenaza de suspender el partido si seguía lanzando improperios contra las chicas. Estos son algunos ejemplos crueles de machismo en el deporte, pero lo más grave es que las personas que sufrieron los ataques eran niñas de entre 12 y 13 años. Quizá por ello, por su juventud, aunque temprana madurez, las chicas del AEM supieron sacarle punta a estas actitudes carpetovetónicas activando la campaña de ‘crowdfunding’ Las Barbies también juegan con el objetivo de financiar los nuevos equipos femeninos del club ilerdense.
La ley del máximo esfuerzo
“Al competir contra chicos, las jugadoras se tienen que esforzar tres veces más porque los rivales son más competitivos, tienen más fuerza, son más rápidos… y ese esfuerzo hace que se estimule el proceso de aprendizaje”, comentaba Rodrigo. Por eso, ante estas y otras adversidades, el preparador confeccionó un equipo cohesionado y táctico capaz de enfrentarse a cualquier equipo masculino. El trabajo del AEM femenino se centró desde el principio en trabajar la estrategia y la técnica, y la cosa funcionó. “Hemos demostrado que en el fútbol no sirve eso de hay que echarle huevos. Cuando se trabaja bien, con esfuerzo y con tiempo, las niñas pueden conseguir lo que quieran”, aseveraba. Para muestra, la propia hija de Dani Rodrigo, la delantera Abril Rodrigo, quien consiguió 101 goles en 19 partidos, convirtiéndose en la máxima goleadora de todas las competiciones catalanas.
Una buena persona
Dani Rodrigo se definía en Twitter como un “apasionado del fútbol femenino”. De pequeño probó suerte en los infantiles del Real Madrid y más tarde sobresalió en equipos como el Mollerussa o el Binéfar. Paralelamente, este deportista empezó a forjar su carrera como entrenador en equipos del fútbol base de la capital del Segrià. Un servidor tuvo la suerte de asistir a sus estages veraniegos de fútbol allá por los años noventa en el Atlètic Segre -club del que más tarde sería coordinador- cuando Rodrigo a penas tenía 21 años. Como técnico siempre premiaba la superación de los jugadores, contagiando su vitalismo y alegría en cualquier situación. Los que tuvimos la suerte de conocerle sabemos que detrás del entrenador había una buena persona.
En los últimos años, Rodrigó se había comprometido con el fútbol femenino, por eso en Lleida está considerado como el gran impulsor de este deporte. De hecho, el míster había pasado por otros equipos femeniles como el Pardinyes, y era también técnico del equipo de mujeres de la Universitat de Lleida (UdL). Con esta última formación consiguió el campeonato de España en Jaén, pero tristemente no pudo asistir a la final porque ya estaba enfermo. El equipo de la UdL será el representante español en el Europeo que se jugará próximamente en Portugal.
Homenajes
Desde el mismo día de su fallecimiento, el mundo del deporte se volcó con su figura. El tanatorio de la Partida de Moncada de Lleida se quedó pequeño con la afluencia de más de 1.200 personas al velatorio. Los equipos de la ciudad y las federaciones catalana y española alabaron -en varias notas de reconocimiento- la labor de este incansable enamorado del fútbol. El último de los recordatorios a Dani Rodrigo se conmemoró a mediados de septiembre, antes de la celebración del partido de la Segunda División Nacional Femenina entre el AEM y el Pardinyes, conjunto del que, como decíamos, también había sido entrenador. Por eso, el mejor modo de recordarlo es el de seguir ayudando a la consecución de la igualdad de género en el deporte y, por ende, en todos los sectores de la sociedad.