En la última década las Candidaturas de Unidad Popular han experimentado un crecimiento que les ha permitido introducir su proyecto municipalista en varios ayuntamientos de Catalunya. Las últimas elecciones municipales, en las que la Cup superó los 100 regidores, supusieron el punto álgido de este proceso. A pesar de rechazar presentarse a los últimos comicios autonómicos, el anuncio de Artur Mas de convocar elecciones anticipadas, la situación de efervescencia soberanista y la delicada situación social del país les impulsaron a decidir en asamblea nacional su concurrencia a las presentes elecciones. Hablamos con el periodista David Fernàndez quien se presenta como número uno de la lista por Barcelona.

alt¿Qué es la unidad popular? ¿Podrías explicar un poco en que consiste este concepto y vuestra candidatura?

Para la CUP, el concepto de unidad popular es un concepto político operativo. Es aquel que hace indisociable la liberación nacional, es decir la independencia del pueblo catalán en todos los sentidos (económico, social, cultural) de la liberación social. La unidad popular está conceptualizada como un proyecto de ruptura democrática y transformación social profunda. Actualmente, no sólo vivimos una gran crisis social sino también el fallo de la política y la democracia en sí misma.

Paralelamente a este deterioro se ha producido un ciclo en el que la mejor ágora política ha sido la calle. Ya sean las consultas soberanistas, la plataforma de afectados por la hipoteca, las redes de soporte para los inmigrantes sin papeles o el cooperativismo capaz de generar herramientas financieras éticas.

Pues bien, la unidad popular es una espacio más donde confluyen todos estas iniciativas. La unidad popular afronta todas las contradicciones y desigualdades que se dan en nuestra sociedad e intenta buscar la alternativa más justa, democrática y solidaria para la mayoría social.

En este sentido, la Cup no es un partido político, sino un proyecto político y social. No pretendemos ser la mediación política de un espacio sino que somos ese espacio, somos los parados, los jóvenes precarizados, los desahuciados y las clases populares.

En las últimas elecciones la Cup decidió no presentarse al Parlamento catalán. Ahora habéis cambiado de opinión ¿a qué se debe este cambio?

Hay varios factores. El primero es el tiempo político. Entendemos que el final de la cultura de la transición ya tiene certificada su defunción, que la manifestación del 11S es un punto de inflexión histórico y que vivimos una crisis social que, en los Países Catalanes, ya ha producido 3 millones de pobres, 80.000 desahuciados, 1,5 millones de parados etc.… Son cuestiones a las que hay que dar respuesta.

Por otro lado ha habido una aceleración del debate interno sobre si las Cup debían o no presentarse. A pesar de ser un movimiento que viene de lejos nuestro ámbito era el municipal y éste nos da ya mucho trabajo. Sin embargo, a raíz del adelanto de las elecciones por parte de Artur Mas, la militancia, a través de asambleas abiertas, decide y consensua que es el momento de presentarse. Al final o estas o te atropellan.

Más de una vez has dicho que la Cup no era ninguna máquina electoral. ¿Qué quieres decir con ello?

La Cup no es un partido político al uso. No tiene ni élite, ni barones, ni máquina mercadotécnica, ni deudas con bancos. En las Cup no hay personas de partido con intereses por el cargo, esto ya está muy superado por nuevas formas de democracia participativa. Es un movimiento asambleario que parte del principio de la democracia cooperativa, una persona-un voto, y, por tanto, es más bien un movimiento político que un partido. No somos una institución en el sentido de ser una forma de representación. El gran espacio político para cambiar nuestra vida cotidiana está en la calle y en la auto organización.

¿Entonces, cuál es el papel de la Cup en el Parlamento?

Vamos a intentar que las clases populares irrumpan en la solución de la crisis desde las propias necesidades y desigualdades que están sufriendo. Vamos a hacer de tensor, vamos a hacer de fiscal. Queremos decir que se ha acabado el tiempo de las excusas, los fraudes y la impunidad del poder. ¿Qué es esto de rescatar bancos? Vamos a visualizar las contradicciones de este sistema y a poner un trozo de la calle en el Parlamento y, sobre todo, vamos a intentar romper el discurso hegemónico de CiU que, en apenas 45 días, nos quiere dar gato por liebre y hacernos creer que llevan toda la vida defendiendo la libertad política de este país.

Ahora bien, también somos conscientes de que se trata de un punto de partida y no de llegada. Vamos al Parlamento en un contexto de hegemonía conservadora y de victoria de la economía neoliberal frente a unas izquierdas que se han hecho el hara kiri. En este sentido, nuestra presencia es un primer paso. Nosotros no podremos modular políticas públicas, ni cambiar la reforma laboral, ni aprobar la ILP (iniciativa legislativa popular) de la dación en pago, pero, como mínimo, les diremos que están machacando al pueblo que dicen representar.

¿Tenéis algún tipo de protocolo de actuación parlamentaria? Es decir, ¿os habéis marcado ciertos límites para la negociación política y el pacto con otras fuerzas?

No. Aunque obviamente se ha hablado de cómo encarar el juego de la vida parlamentaria. Nos hemos planteado el porqué, el cómo y el con quién. El porqué ya lo hemos hablado. Por lo que respecta al quién; está claro que son las luchas sociales y populares. En cuanto al cómo, partimos de la base de que aunque nuestra presencia será pequeña tendremos un altavoz que puede ser muy potente. No obstante, nosotros nos presentamos teniendo en cuenta que nuestro parlamento es la calle, es la sociedad civil, y que el objetivo es recuperar el vínculo social comunitario. Si las mayorías sociales se activan en la calle éstas acabarán trasladándose a la institución. Además, las Cup están teorizando una forma de hacer política donde caben muchos tipos de democracia. Nosotros contemplamos la convivencia entre espacios de democracia directa en los municipios, de democracia participativa en las áreas metropolitanas más grandes y también de democracia representativa. Hay mucha vida fuera del Parlamento.

En este sentido, y dado que proponéis una forma de hacer política distinta ¿no os da miedo que os engulla el juego político parlamentario?

Hombre el sistema de poder es muy sutil y capaz de integrar demandas, diluirlas y  difuminarlas. De vencerte por agotamiento. Parece una máquina burocrática contra la que hay que luchar permanentemente para que no te engulla. Pero eso es algo que a menor escala ya nos hemos encontrado en los municipios. Tenemos ciertos antídotos. Asumimos que es un riesgo pero lo tenemos bien conjurado porque la centralidad del proyecto político de las Cup no está en el Parlamento, está en la sociedad civil y en el tejido popular. Hay más posibilidades de transformación social fuera de la cámara que dentro.

¿Cuáles serían las leyes más urgentes para el país?

A ver, desde la óptica nacional, yo diría que lo urgente es irse ya. Es decir, tener un ámbito de decisión propio. En cuanto al aspecto social, lo más urgente creo que es la aprobación de la dación en pago y un plan de choque contra la pobreza.

Bien, cambiando un poco de tema y en referencia a la situación actual ¿La mera existencia de las Cup pone en evidencia el fracaso de las políticas realizadas por la izquierda parlamentaria en las últimas décadas?

Hombre, sobre los hechos concretos se podría ser muy cruel porque la realidad es la que es; ver a consellers de ERC intentando deslocalizar a cooperativas catalanas en Tánger hace daño, ver a una fuerza que se llama ecosocialista secuestrando a Núria Pòrtules hace daño y ver que fue el tripartido el que comenzó a recortar a los trabajadores públicos también es sangrante. Pero dicho esto, y a pesar de que la lista es extensa, también hay que tener en cuenta que el poder de los mercados y las élites es tan fuerte que uno se plantea dónde están los límites de la democracia formal para poder cambiar las cosas desde la acción institucional. Ahí está la experiencia del tripartido para comprobarlo.

Por otro lado hay que tener en cuenta la fallida de la socialdemocracia como proyecto histórico de la élite europea. Ésta ha hecho aguas porque la izquierda ha acabado gobernando como hace la derecha. Además, junto a esta crisis de la socialdemocracia, también hay que añadir el hundimiento del modelo de concertación del sindicalismo socialdemócrata. En el estado de bienestar se pactaba pero ahora estamos en plena ofensiva neoliberal.

Por lo que respecta a CiU ¿qué opinión te merece el giro que han hecho hacia el soberanismo?

Es indudable que ha habido un cálculo político y electoral, todos los informes oficiales anuncian que el 2003 será el peor año de la crisis y lo que ha hecho Artur Mas es ganar tiempo. Además, tengo muy claro que CiU siempre ha confundido el gobierno con un consejo de administración. Confunden el país con el negocio, con una empresa. Sin embargo, creo que quien ha llevado a Convergència i Unió a la posición en la que se encuentra actualmente no es la propia CiU sino la calle. Hay que tener en cuenta que venimos de un proceso en el que ha habido consultas populares, se ha creado la ANC, y, sobre todo, hace 40 años que existe la izquierda independentista. Hay que recordar que es la izquierda independentista quien lleva defendiendo la independencia desde el 68.

Pues bien, ahora CiU tendrá que demostrar que no hará lo que ha caracterizado su obra de gobierno. Hay que tener en cuenta que el voto útil para continuar con las recortes es Artur Mas. Yo lo que le pido a la gente es que recuerde que en el 2006 fue Mas quien pactó el recorte del Estatut con Zapatero. Que se trata de la misma CiU que hizo el pacto del Majestic y que llevó al poder a Aznar. Que es la misma CiU que permanentemente privilegia a las grandes oligarquías de este país, sea La Caixa o Abertis o Joan Rosell, presidente de la CEOE.

No obstante, a veces uno tiene la sensación que hay más gente movilizándose por la independencia que en contra del modelo económico.

Bueno CiU tiene mucha capacidad mediática para generar un relato determinado de los acontecimientos. La Vanguardia, entre los días 1 y 11 de septiembre, apenas hablaba de que había una manifestación independentista y el día 12 ya estaban regalando el DVD.

Pero creo que con las cifras se hace trampa. Creo que si sumas a la gente que ha salido los últimos cinco años a manifestarse en contra de los recortes las cifras son similares. Artur Mas sólo hace caso de la calle cuando ésta dice algo que le gusta. El president hace oídos sordos a la reiterada movilización en contra de sus políticas.

Yo creo que, a pesar de la delicada situación del movimiento obrero, que se convoquen dos huelgas generales que lleguen a parar el 55% del país es una cifra importante.

altEn el momento en el que estamos ¿una radicalización del españolismo podría conllevar el peligro de que apareciera un nacionalismo catalán excluyente? ¿Cómo se encara esta posibilidad desde un partido de izquierda como la Cup?

Nosotros asumimos que todo nacionalismo tiene el riesgo de acabar derivando en lo peor del siglo XX que es el fascismo. Aquí mismo, en Catalunya, tenemos nacionalismo nacional católico de barretina y misa diaria. Hay ejemplos históricos; cuando Carles Sentís hablaba de los charnegos de Murcia destilaba racismo y xenofobia. Aquí tenemos Angladas, Millets i Felips Puigs.

No obstante, nuestro proyecto no es nacionalista en el sentido de que se fundamente en las esencias sino que lo hace en la convivencia social. Otro aspecto a tener en cuenta es que nosotros formamos parte de la clase trabajadora de este país, somos internacionalistas. Por algo será que nuestro acto central de campaña cuente con la presencia de Diego Cañamero, del Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía. Nos unen muchas más cosas de las que nos separan. Nuestro combate político es con el Estado español no con los pueblos del estado español.

Respecto a la ofensiva nacionalista hay que tener en cuenta que, a pesar de no representar a toda la sociedad española, la hegemonía del discurso en España la tiene la caverna, la extrema derecha, los ultras. Hay una tendencia al discurso panserbio. Pero este argumento, el favorito de personajes como Aznar, es, de hecho, el que a ellos les conviene. Se pretende generar una fractura social que a ellos ya les va bien. Sólo pueden recurrir al miedo para imponer un proyecto determinado.

¿En este sentido, la relación con otros movimientos sociales del resto de España es un antídoto?

Sí, sí. Yo creo que aquí se tendría que hacer también una lectura histórica. Nosotros, por ejemplo, tenemos una relación muy fluida con los movimientos sociales de todo el Estado. Yo estoy en una cooperativa, Coop57, que nació en Catalunya pero que trabaja en red confederal a través de todo el Estado. Con la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) pasa lo mismo. Hay que tener en cuenta que la misma España que ha perseguido la cultura catalana es la que mató a García Lorca, Miguel Hernández u obligó a exiliarse a Machado.

De la misma manera también tenemos relación con otros países del mediterráneo. No hay que olvidar que somos PIGGS y la potencial mano de obra barata del capitalismo europeo.

Ahora que hablamos de Europa. ¿Cómo se encara desde las Cup la cuestión europea?¿Pasa la independencia por Europa?

Desde las Cup somos críticos con Europa. El Euro no es un proyecto político, es un proyecto económico de imposición neoliberal. Desde que nació la U.E. su proyecto ha consistido en configurar un polo económico en el capitalismo transnacional.

Nosotros estamos a favor de un proyecto político europeo pero no tiene mucho que ver con la actual U.E. El Parlamento europeo no tiene poder ejecutivo, quien manda es una comisión y las grandes élites económicas europeas. También cabe preguntarse por el papel de Europa en las desigualdades económicas mundiales. El estrecho de Gibraltar es una fosa común de 20.000 personas. A nuestro entender la U.E. actualmente es un proyecto que agudiza las contradicciones y las desigualdades sociales. Nuestro proyecto europeo es el fomento de la convivencia, la paz y el entendimiento entre los pueblos.

No obstante, en Europa también han cambiado mucho las cosas. Antes era muy estatista. Hace 15 años ibas a reclamar cualquier cosa como cultura minorizada y se remitían a lo que dijera el Estado. Ahora la gran frase es “no haremos nada por vosotros pero no lo impediremos”. Parece que desde Europa lo único que piden es que el de la independencia sea un proceso democrático y civil.

¿Y respecto a la deuda del estado?

Respecto a la deuda el asunto está muy claro. No pensamos pagar la deuda privada, no es nuestra deuda, que la paguen los bancos y que los banqueros vayan a juicio. En cuanto a la deuda pública, lo primero es hacer una auditoria para saber cuál es la composición de ésta. Después, nuestra opción es retrasar el pago porque hay unas prioridades sociales ineludibles. Si esto deriva en que nos echan de la U.E. pues nosotros decimos que hay vida fuera de ella. Para nosotros el Euro está asociado a un proyecto neoliberal. A nosotros no nos da miedo estar fuera del Euro, si se ha de estar fuera se está fuera. Hay otros países como Islandia y Noruega que lo están. Este país ya ha salido de una guerra y de una dictadura.

Y ya para acabar, una pregunta más personal ¿qué te ha impulsado a presentarte?

La inconciencia, jajaja. Las ganas de cambiar las cosas y los anhelos de libertad y justicia. Sobretodo las ganas de memoria, la de nuestros abuelos y abuelas que lucharon por un país y sufrieron una dictadura. Es una gran responsabilidad, pero soy uno entre muchos y eso lo tengo muy claro. De ahí sale también nuestra fuerza porque hay mucha gente detrás, pero esta candidatura requiere un gran grado de autoexigencia y responsabilidad.

Redactor en Revista Rambla | Otros artículos del autor

Licenciado en Periodismo y Filosofía con experiencia en medios de comunicación tanto en el campo de la redacción como en el de la cobertura audiovisual.

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