Cuando en 1910 Clara Zetkin propuso al 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, reivindicó la heroica lucha de las obreras que pelearon para que se reconocieran nuestros derechos como mujeres y como trabajadoras. Especialmente se refirió a las más de quince mil obreras textiles que se movilizaron en Nueva York reclamando igual trabajo, igual salario y condiciones laborales dignas, en marzo de 1908. Esta fecha que también fue el impulso para las jornadas de febrero, puntapié inicial de la Revolución Rusa de 1917, durante muchos años pretendió ser convertida en un día comercial de “agasajos” a las mujeres, especialmente desde que la Organización de las Naciones Unidas la tomó como propia en el año 1975.
Sin embargo, en los últimos años las mujeres cobramos protagonismo en las luchas de todo el mundo. Desde el 3 de junio de 2015 cuando las mujeres argentinas nos movilizamos al grito de “¡Ni una menos!” se hicieron eco las mujeres mexicanas, las peruanas, las brasileras, las turcas y las indias que marcharon contra las violaciones y los femicidios. También se sumaron las mujeres polacas defendiendo el derecho al aborto atacado por la jerarquía de la Iglesia Católica y las francesas salieron a la calle con un gran paro por la igualdad salarial, frente a los ajustes del gobierno de François Hollande. A pocos días de la asunción de Donald Trump, fueron las mujeres las que se lanzaron a las calles a enfrentar a ese gobierno imperialista, machista y racista.
Por la unidad de las trabajadoras para enfrentar la crisis capitalista. Actualmente, mujeres y organizaciones de más de 40 países hemos comenzado a preparar el primer paro mundial de mujeres para el próximo 8 de marzo. Para el movimiento de mujeres es un desafío muy importante demostrar el papel clave que tenemos en la reproducción de la vida cotidiana a través del trabajo doméstico y de cuidado, que está totalmente invisibilizado. Pero a su vez, como parte integrante de la clase trabajadora en nuestra mayoría jugamos un papel central en la producción de bienes y servicios, justamente en los puestos más precarizados y peores pagos, por los que somos superexplotadas. Por eso, en este contexto de múltiples violencias a través de los femicidios, los golpes, la ilegalidad del aborto o la trata, tenemos que pelear también para que no seamos nosotras las que paguemos la crisis capitalista.
Este 8 de marzo, no puede ser el día de las Ángela Merkel, las Eugenia Vidal o las Cristina Fernández, todas ellas gobernantes y empresarias contra la mayoría de las mujeres. Tiene que ser el 8 de marzo de las mujeres refugiadas del pueblo sirio y de las que huyen del hambre y la guerra. También queremos que sea el 8 de marzo de las trabajadoras docentes que salen a pelear por aumento de salario y de las ferroviarias que se organizan en el ferrocarril Sarmiento por el cupo femenino y contra la violencia machista. Por eso, reclamamos a las centrales sindicales que convoquen a un paro para enfrentar el ajuste y acompañar la movilización de las mujeres ese día.
Por Belén y todas las que son criminalizadas por abortar, por las mujeres que defienden el derecho a decidir en sus países, por las jóvenes que son secuestradas en las barriadas populares para las redes de trata, por las 57 mujeres argentinas víctimas de femicidios en solo 43 días de 2017, por todas ellas llamamos a parar y a movilizarnos el 8 de marzo en todo el país y el mundo. Denunciamos que Macri junto con el resto de los gobiernos capitalistas son responsables de esta situación. Basta de políticas de ajuste y discriminación.
Nosotras no vamos a pagar la crisis.
Igual trabajo por igual salario
¡Ni una menos!
Exigimos la declaración inmediata de la emergencia en violencia de género con presupuesto para planes de prevención.
Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.
Basta de redes de trata.
Vivas se las llevaron, vivas las queremos.
Día Internacional de la Mujer
Lucha Internacionalista es una organización política marxista revolucionaria: trotskista. Se constituyó en mayo de 1999 por militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).