Desde el caluroso mediodía se comienza a congregar gente en la plaza, además de las mesas de los cafés y de los niños que juegan al fútbol, hay personas se van acercado para participar en informarse de lo que se pronostica para la semana en Barcelona y el resto de España.

El ambiente está alegre, hay una mesa donde se exponen libros, otra donde responden a las preguntas de la gente mientras un grupo cuelga una malla para jugar al volley y otro se dedica a lavar los tomates que pronto se cocinaran en la arrosada popular.

Y es que las actividades están programadas para todo el día y no se limitan a la marcha y a la convocatoria general en Plaza Catalunya por la tarde, sino que los barrios están congregando a sus vecinos para informarles y hacerlos parte de este primer aniversario del 15-M.

Lo primero que veo, cuando recién campanea el medio día, son unas treinta personas paradas en circulo prestas a comenzar con su taller. Las hay de varias edades, desde dos pequeñas que no superan los diez años hasta una señora mayor que prefiere participar mirando, que se siente muy vieja para hacer ejercicio.

Y el grupo va armando una ronda que bajo la batuta de una pareja ahora se sueltan la manos para tomar la de otro, y así, como armando una serpiente de brazos y a soltarse de nuevo, que hay que agarrar al próximo.

Todos ríen, las más niñas sobre todo, pero sin desconcentrarse que hay que cambiar de actividad que a hacer un círculo y masajear los hombros al que tiene delante, y ahora la cintura, y ahora las piernas y darse vuelta que le toca al que antes estaba detrás.

Así va transcurriendo el tiempo y el taller de teatro da la pasada a la nueva actividad, la cassalada, donde la mima señora que no se atrevía a ejercitar los brazos con la gimnástica sesión, si lo hace con una cuchara y su olla, que hay que meter ruido para hacerse escuchar.

Y es que la indignación de la gente también tiene alegría, y eso queda de manifiesto con cada una de las acciones a lo largo de día y que culminarán con la acampada en Plaza Catalunya.

Nos retiramos cuando el olor de la arrozada me recuerda que me toca cocinar en casa y que hay que comer bien, porque actividad tendremos hoy, y para largo.

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