El Parlamento de Madrid no fue el único escenario en donde, un alto dirigente político acusado de corrupción fue la estrella. En Catalunya, un día antes de la comparecencia de Rajoy, al presidente de la Generalitat, Artur Mas, también le tocó dar explicaciones por el “caso Palau”. Revista Rambla ha hablado en Barcelona con Miquel Iceta, secretario primero de la Mesa del Parlament y presidente de la Fundació Rafael Campalans. El objetivo: conocer cómo se viven desde su agrupación los últimos movimientos políticos de CIU y el PP en torno a las acusaciones de fraude que pesan sobre ellos. También el debate soberanista y el derecho a decidir que, en los últimos días, Mas ha vuelto a poner sobre la mesa del presidente.

Mariano Rajoy se ha eximido de toda culpa en relación con el “caso Bárcenas” y asegura que no va a dimitir. ¿Qué opinión le merece su actitud del jueves pasado ante el Congreso?

Creo que no estuvo a la altura de las circunstancias. Tal como es su costumbre, esquivó el verdadero problema: ni una sola palabra dedicada a explicar todo un sistema de financiación irregular que funcionó durante 20 años.

¿Cómo continúa entonces la historia?

Al ritmo que marcan los procedimientos judiciales, es decir, de forma larga, con revelaciones de vez en cuando que tendrán probablemente efectos electorales a la hora de ir a las urnas, pero sin consecuencias políticas en lo inmediato.

En el hipotético caso de que Rajoy dimitiera, ¿quién, en su opinión, debería hacerse cargo del gobierno?

Yo soy tradicional en esto, el PP ganó las elecciones por mayoría absoluta así que es a él a quien le corresponde gobernar. Pero sí que creo que harían bien en encontrar a alguien que marque una ruptura con respecto a la situación actual porque si se confirma que su partido estuvo financiado irregularmente durante 20 años y que, además, esos ingresos se traducían en sobresueldos a sus dirigentes, estamos ante un verdadero sistema de financiación irregular, que no es un mal menor. Es un daño irreparable para el sistema democrático.

¿Desde el PSOE cuál es la propuesta para sanear las instituciones políticas?

Primero, establecer mecanismos por los cuales una mayoría absoluta no blinde a un gobierno de toda responsabilidad. Segundo, sancionar una ley de transparencia eficaz que controle las cuentas de los partidos. Hay muchas cosas para hacer pero es imprescindible que el PSOE y el PP se pongan de acuerdo, porque la idea de un sistema agotado los perjudica a los dos por igual.

Sin embargo, no parece haber mucha voluntad por ninguna de las partes…

El PSOE sí que ha hecho propuestas de reformas democráticas, pero el PP no se abre a discutirlas.

Entre la Trama Gürtel y todos los casos de corrupción que se están destapando, vemos que durante años se ha producido en España una bacanal de millones y ninguna institución de control parece haberse dado cuenta… ¿Es tan fácil robar el erario público?

Es evidente que los mecanismos de control externos de la Administración no funcionan porque, si bien no hay sistema que garantice que todo el mundo se comporte correctamente, uno bien hecho sí que debería asegurar que se detectan las irregularidades, se corrigen y se castigan.

Hace 10 años, en los tiempos de bonanza económica, todos éramos felices y nadie se preocupaba demasiado por estas cosas. Pero ahora, cuando hay un índice de desocupación tan alto y unas perspectivas tan negras para los jóvenes, cualquier desviación es vista con gran indignación.

“Cualquier” desviación no es… Estamos hablando de posibles sobresueldos al Presidente de la Nación por cerca de 40 millones de euros.

No, claro. Este caso alcanza dimensiones enormes. Muchas veces los partidos necesitan dinero y se lo procuran de forma ilegal porque, como en teoría no pueden hacerse donaciones privadas, las agrupaciones buscan otros mecanismos para subvencionarse. Pero lo que es novedad en el “caso Bárcenas” es que, además, parte de ese dinero se lo repartan entre sus dirigentes. Esto, que yo sepa, no había pasado nunca.

La última encuesta del CIS revela una caída estrepitosa en la intención de voto a los dos partidos mayoritarios. En el caso del PSOE, ¿cuánto cree que le ha afectado el presunto fraude millonario de los ERE en Andalucía?

El PSOE enfrenta ahora dos grandes problemas: uno, el no haber visto venir la crisis y no combatirla en coherencia con los pensamientos tradicionales de la izquierda. Otro, sin duda, el de los casos de corrupción, con el agravante de que los tiempos de la política y la justicia son muy distintos. Los partidos tendemos a parapetarnos en la espera de que los magistrados resuelvan y ¿mientras tanto? Se disuelve la confianza de la gente.

En muchos de los casos que están saliendo a la luz, los diputados imputados por corrupción abandonan su puesto en el partido pero no su cargo público en la Cámara. ¿No debería ser al revés?

Yo creo que un político no tiene que dimitir cuando lo imputan, sino cuando un juez formula cargos en su contra. Estar imputado es sencillamente que te llamen a declarar porque hay algún indicio acusatorio. Si después de esas diligencias, el juez abre una causa porque considera que eso no son indicios sino pruebas, entonces sí. Pero antes no, porque el riesgo de injusticia sería muy alto.

Aunque también hay otros políticos a los que, una vez juzgados, se los indulta…

Eso ya es otra cosa y yo soy partidario de que la figura del indulto para el político no exista porque la sociedad tiene derecho a esperar más de una persona que tiene semejantes responsabilidades y privilegios.

En esta semana también le ha tocado comparecer al presidente de la Generalitat, Artur Mas, por su supuesta implicación en el “caso Palau”. El dirigente catalán, como Rajoy, eludió toda responsabilidad. ¿Qué opinión le merece esta postura?

Aquí sí que estamos ante un caso en el que el juez ya terminó la instrucción y da como probadas acusaciones muy serias: la financiación irregular del partido y de su fundación, la utilización de un intermediario, el Palau de la Música, para canalizar fondos y desviarlos a empresas privadas…Artur Mas no se puede escapar aunque diga, como lo hizo el otro día en la comparecencia, que si algo raro pasó es responsabilidad exclusiva de quien llevaba las finanzas del partido.

España es un país de base católica, así que si un político saliera diciendo, al menos, que se equivocó y pidiera perdón, tendría premio. Pero ni siquiera, tienen la oportunidad y la desperdician.

¿Apoya la petición que Mas acaba de enviar a Rajoy para dialogar sobre el derecho a decidir de Catalunya?

El derecho a decidir no existe, si tú lo buscas en cualquier manual de derecho internacional, no lo encuentras. Yo prefiero hablar de lo que en verdad se quiere hacer aquí: una consulta por la independencia. ¿Por qué no se usa el término “derecho a la autodeterminación”, que sí que existe? Porque la ONU lo reserva sólo para las antiguas colonias y Catalunya, que yo sepa, no lo es.

Desde el PSC lo que queremos hacer es una consulta sobre cuáles deberían ser las relaciones entre Catalunya y España. Cuidado porque las preguntas condicionan mucho la respuesta.

Pero sí que está de acuerdo con que se haga un referéndum

Bueno, yo prefiero que antes de preguntarme si me quiero marchar, me consulten cómo me quiero quedar. Está claro, de todos modos, que así como estamos no podemos seguir. Hay que hacer una reforma urgente y antes deberá pasarse por un referéndum.

Entonces ¿cómo se quiere quedar?

Buscando más un acuerdo que una ruptura, en donde creo que todos tenemos mucho que perder. En las encuestas hechas en Catalunya, la mayoría dice que es tan catalana como española, así que la mejor manera de encajar esos sentimientos tan diversos es, como propone el PSOE, dentro de un sistema federal.

¿Qué diferencias hay entre un Estado federal y uno autonómico?

El federalismo combina dos cosas: el autogobierno y el gobierno compartido. El primero es el que ya tenemos, y el segundo se daría en un Estado federal donde las provincias participan del gobierno del conjunto. Esto en España no sucede porque las autonomías no tienen suficiente peso en el Senado. Es la pieza fundamental que falla y se nota, por ejemplo, en el reparto de competencias entre el gobierno central y las autonomías. No tiene sentido duplicar las administraciones y que el ciudadano tenga que pagar doble, como se está haciendo.

Otro problema que se resolvería es el de la financiación autonómica. No puede ser que una Comunidad autónoma que aporta tanto a un fondo de solidaridad, acabe teniendo menos que una que recibe. Ha de haber equidad.

Por último, España es un Estado plural, con diversas lenguas y culturas, así que a Catalunya tiene que reconocérsele su personalidad nacional en la Constitución.

¿La independencia no es viable?

Desde el lado independentista se propone la separación como una solución casi mágica. Parece que si somos un Estado diferente hasta yo seré rubio y más alto. El nacionalismo pierde el sentimiento crítico y mitifica la independencia como gran salida, pero luego vemos que los países que la han llevado a cabo también tienen sus problemas. En Europa tenemos el ejemplo de la división entre República checa y Eslovaquia, que fue totalmente pacífica pero que redujo en un 70% los intercambios comerciales entre ambas. Para Catalunya eso sería la ruina.

Para acabar me gustaría preguntarle por las últimas declaraciones del Papa sobre la homosexualidad, en las que se niega a condenarla, dado que usted ha sido uno de los primeros políticos de España en “salir del armario” y defender los derechos gay públicamente…

El Papa ha sido muy humano y ha hablado con toda naturalidad, lo cual me alegra mucho. La Iglesia ha de ir en esta dirección, y la política también.

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