El streaming es uno de los avances digitales por excelencia de lo que llevamos de siglo. Aunque apareció en la década de los 90, tal y como lo conocemos en la actualidad, no fue hasta la llegada de las plataformas audiovisuales que se hizo un sitio en el día a día de muchos usuarios. Para aquellos que desconocen su significado, se trata de un método de distribuir contenido multimedia, como el vídeo o el audio, sin necesidad de descarga. Para ello, se requiere una conexión estable a internet y un dispositivo inteligente, dos aspectos comunes en nuestra sociedad que han tenido mucha importancia en la consolidación del streaming.

A continuación, repasaremos algunos de los ejemplos de este éxito y analizaremos cómo han cambiado la forma en la que los consumimos, siendo muy diferente la actual de la del pasado.

Audiovisual, música y juego

Esta tecnología llegó a la popularidad más absoluta gracias a gigantes de la producción audiovisual como Netflix o Prime Video, a los que luego siguieron otras compañías más de nicho como Filmin o Star Plus. Todas ellas ofrecían en un inicio, y por un moderado precio de suscripción, un paquete de series, películas y documentales bajo demanda. Ahora, su catálogo se ha ampliado hasta límites insospechados, con juegos para móviles o la retransmisión de eventos en tiempo real, otra de las vías por donde han crecido este tipo de emisiones.

En un segundo lugar, muy extendido entre la población, está el streaming de música o audio. Portales como Spotify o Apple Music son dos de los más conocidos y agrupan en un mismo lugar millones de obras de artistas. Esto permite que, ya sea mediante el plan gratuito o como suscriptor, se tenga cualquier tema en pocos segundos y sin necesidad de esperas. Además, en los últimos tiempos, han proliferado los programas radiofónicos en forma de pódcast, siendo Barcelona una de las ciudades que acumulan una mayor cantidad de ejemplos de éxito.

Esta forma de retransmitir también se ha hecho un hueco en el mundo del juego digital, como así se deja ver en las diferentes opciones de ocio del casino en línea, como la ruleta o el blackjack. En ambos, existen modalidades que permiten a los jugadores conectarse al momento con la acción, haciendo así que puedan observar por ellos mismos los avances de una partida y hasta incluso ver un crupier real interactuando en directo. De este modo, la experiencia es mucho más inmersiva y el público es interpelado por lo que ocurre.

¿Cómo ha cambiado el consumo?

Es indudable que el streaming ha comportado una mayor accesibilidad para los usuarios a las ofertas de ocio, pues son varios los dispositivos inteligentes los que permiten acceder a estos catálogos. Uno de los primeros impactos de esta nueva manera de hacer lo han tenido las industrias tradicionales, como las tiendas de discos, los cines o los salones de juegos, que han visto que su actividad ha ido migrando hacia el entorno digital. De este modo, estos negocios se han visto obligados al cierre, en algunos casos, o a la reinvención, en muchos otros.

En paralelo, se ha ido creando un nuevo perfil de consumidor, totalmente digital y con mucha familiaridad para usar las nuevas tecnologías. Estos pueden combinar aparatos como el teléfono inteligente o el ordenador para visualizar un contenido. Además, buscan experiencias que vayan un poco más allá de lo común, como recomendaciones personalizadas, a veces con la ayuda de la inteligencia artificial, como listas de canciones o pequeñas recomendaciones de los últimos lanzamientos en series acordes a los gustos del usuario.

Por último, cabe mencionar la consolidación de modelos de negocio que, años atrás, parecían impensables para muchos. Ahora es habitual que se abonen precios de suscripción mensual para poder escuchar música o ver películas online. Al mismo tiempo, también se han convertido en un compañero habitual las pequeñas transacciones, como aquellas vinculadas al juego, ya sea de videoconsolas o del casino en línea. Pagar por entretenimiento online se ha normalizado y son cada vez más las opciones de ocio que uno se puede encontrar por la red.

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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