El Planeta Fútbol vive sumido desde en la Messimanía desde que el jugador del Barça le endosó cuatro goles al Arsenal en los cuartos de final de la Champions la prensa global se ha rendido a un jugador especial que va a marcar una época. Ahora sí que nos encontramos ante un futbolista superior, especial. Ya no hay dudas. Los medios de comunicación de todo el mundo ya se han dado cuenta de que al Barça le ha nacido una estrella de las que van a marcar época. Messi tiene sólo 22 años y ahora ya parece claro que, cuando acabe su carrera, se podrá comparar con los cuatro magníficos de la historia: Pelé, Di Stefano, Cruyff y Maradona. Y hablamos de cuatro magníficos solamente porque son el poker sobre el cual hay consenso. Los barcelonistas siempre añaden a Kubala en el poker para convertirlo en repoker.
Y los aficionados británicos siempre recuerdan que existieron Pelé, Di Stefano, Cruyff y Maradona, pero hubo un George que fue el “Best”. Como Georgie Best no hubo ninguno. Su único problema fue ser irlandés y que una selección tan pequeña no fuera a ninguna parte. Tampoco el alcoholismo, el amor compulsivo por la ropa cara y las mujeres le ayudaron. “Todo mi dinero lo gasté en mujeres y alcohol. El resto lo malgasté”. Es el resumen que el mismo George Best hizo de su vida y que ha quedado para la historia.
Leo Messi sí que no va a dejar que la fama se le suba a la cabeza. No va a ser un Ronaldinho o un Ronaldo más. Va a sentar cátedra para tiempo. De momento, las primeras comparaciones con Maradona no se aguantan, para desgracia del actual seleccionador argentino. En 22 años, Messi ha ganado ya más Copas de Europa y más títulos con el Barça que Diego en su carrera entera.
Hasta Maradona se ha acabado por rendir a la evidencia y lo ha dicho bien claro. “Messi va a acabar con el debate de si era mejor yo o Pelé”. Le ha costado reconocer que le pueden quitar la Corona pero la realidad es tozuda.
Los “hat trick” que Messi está acumulando esta temporada obligan a reconocer al más obtuso. La prueba del algodón es que hasta la prensa madrileña ya le dedica portadas y se olvida de las comparaciones con Cristiano Ronaldo. La comparación que algún osado hizo entre Messi y el holandés Robben, por aquel entonces jugador blanco, se ve ahora como un chiste malo.
Precoz.
El largo camino de Messi hasta lo que es hoy comenzó en los campos de tierra de Rosario. Lionel ya desbordaba a los niños de su barrio con la pelota pegada a los pies y todos se peleban por jugar en su equipo. Como ahora con los profesionales, pero con cuatro años de edad.
Días antes de la final de la Champions League en Roma, el padre de la estrella, Jorge Messi rememoró en una entrevista para el diario londinense Daily Mirror que “cuando Leo tenía cuatro años ya hacía cosas que los niños de su edad no podían hacer con una pelota. Ya podía driblar muy bien y ya parecía que llevaba el balón pegado a la pelota con pegamento. Siempre quería jugar a fútbol y lo vimos claro”.
En esa entrevista para el diario londinense, Jorge Messi revela un episodio de la infancia de Messi del cual se ha hablado mucho pero que nadie había aclarado.
Le diagnosticaron una deficiencia hormonal que le frenaba el crecimiento y ningún club de su país se quiso hacer cargo. Ni siquiera en su club, Newel’s Old Boys, quisieron pagar el tratamiento.
El Barça fue el único club que dio un paso adelante y las primeras vacunas las compró, medio a escondidas, el entonces gerente azulgrana Joan Lacueva en una farmacia cercana al Camp Nou. Ahí se creó el lazo profundo que une a Messi y su familia con con el Barça.
Los malpensados llegaron a hacer correr el rumor que ese tratamiento hormonal es una de las claves que explican la explosión física de Messi. Nada más lejos de la realidad y Jorge Messi hizo muy bien en despejar cualquier duda absurda al Daily Mirror.
“No era una cuestión de vida o muerte, pero era algo serio. No seguir el tratamiento le podría haber dado problemas en el futuro. Newell’s Old Boys no quiso pagar el tratamiento y buscamos fuera de nuestro país, porque ya sabíamos que él tenía talento”.
Y el problema de Messi no tenía nada que ver con su condición física futura o su técnica. Nada de eso. “Su desarrollo como hombre se podría haber visto afectado”, nos desveló Jorge Messi durante la entrevista en la que hice de traductor para el Mirror. “Podría haberse quedado sin capacidad para tener hijos. Era uno de los efectos secundarios más serios. Ha habido alguna confusión sobre ese tratamiento pero esas vacunas de ninguna manera podían haberle hecho más alto o más fuerte”.
El padre de la criatura se reía: “Si fuera así, cualquier niño podría tomarlas, crecer varios centímetros y dedicarse al baloncesto…”.
Uno de los factores que han convencido a todo el mundo del fútbol de que Messi va a marcar una época es que su cabeza está muy bien amueblada. Es un chico normal, sin ínfulas de grandeza, sin ganas de rodar anuncios de ropa interior. Su piel no es una exposición de tatuajes. Su novia no está loca por vivir en Hollywood. En las revistas no hay un desfile de chicas explicando detalles de él. Paris Hilton lo tiene crudo con Messi.
“Mi apoyo es mi familia”, ha repetido varias veces Leo. “Me ayudan a tener los pies en el suelo y confío en ellos todo el tiempo. Soy una persona muy calmada y vivo una vida tranquila”.
La familia de Leo nunca le ha permitido olvidar de donde viene. Quizás por eso pusieron en marcha una fundación con su nombre para ayudar a los niños necesitados en Argentina que sufren del Síndrome de Down y Leucemia. Y por eso tuvo hace un año, en el Santiago Bernabéu, el detalle de mostrar una camiseta de apoyo a los niños con el “Síndrome X Fragil”.
El padre de Leo, Jorge, resume que “de todas sus cualidades, la mejor que tiene Leo es su humildad. Es muy joven y aún se está desarrollando como jugador y como persona. Su humildad le lleva a aprender cada día a mejorar en los entrenamientos y a pensar, por ejemplo, en los niños con problemas que no han tenido la misma suerte que él en la vida”.
No se lo cree.
La otra característica de Messi que hace ser tan optimista sobre él de cara al futuro es que no se le ha subido el éxito a la cabeza. Para nada.
Jorge Messi augura que “no hay límite para lo que Leo puede ser como jugador. Siempre me sorprende con algo nuevo que ha ensayado durante los entrenamientos. Hay veces en que pienso: esto que acaba de hacer no lo había visto antes”.
Como cualquier deportista de élite, Messi tiene muy pocas pulsaciones cardíacas. Es tan calmado que su padre desvela que “él siempre está relajado antes de un gran partido. No nota la presión y se comporta igual ya sea si juega ante el Real Madrid, el Manchester United o contra Osasuna”. El mismo Jorge Messi reconoce que “hasta yo me sorprendo a veces de su comportamiento”.
Los que ya no se sorprenden de nada son los aficionados al fútbol de todo el mundo que cada vez ven más claro que deben aprovechar los momentos deliciosos que les brinda un jugador que pasará a la historia.