El drama de las adicciones a menudo se entrelaza con vidas que, a primera vista, parecen ser normales. Sin embargo, en el fondo, habita una tragedia difícil de imaginar. Esta es la historia de una pareja de drogadictos, que, atrapada en un ciclo de dependencia, arrastra consigo a un inocente hijo que no tiene más culpa que haber nacido en un entorno marcado por el amor tóxico y el sufrimiento.
En el corazón de esta narrativa se encuentran Marta y Julián, dos almas que, a pesar de su amor apasionado, no son más que narcisistas en un juego destructivo. Su relación, una combinación de pasión y desesperación, se convierte en una espiral de decisiones poco saludables. Alcohol, drogas y la búsqueda constante de la próxima dosis dominan su existencia, dejando poco espacio para la razón o para otra forma de amor que no sea el que se alimenta del sufrimiento.
El hijo olvidado
La llegada de su hijo, Lucas, debería haber sido un motivo de alegría. Sin embargo, se convierte en un peso que la pareja no puede soportar. Lucas crece en un entorno donde el grito de su madre, a menudo más asociado con la frustración que con el cariño, se convierte en una banda sonora habitual. La desesperación y la falta de atención materna hacen que Marta se convierta en una mala madre, incapaz de ofrecer el amor que su hijo necesita.
Un ciclo sin fin
La vida de Marta y Julián se convierte en una lucha constante. Mientras se hunden más en sus adicciones, los momentos de felicidad se ven eclipsados por los episodios de violencia y desesperación. Ambos, atrapados en su egoísmo como psicópatas emocionales, sacrifican su bienestar y el de Lucas en la búsqueda del placer instantáneo que les ofrecen las drogas y el sexo sin control.
El desenlace fatal
La tragedia no tarda en llegar. Un día, en un arrebato de locura provocada por la mezcla de sustancias, Julián pierde el control. En un momento de violencia, la vida del niño queda marcada para siempre. La muerte, que alguna vez fue solo una palabra, se convierte en realidad. La madre yace en el suelo con la cabeza abierta. Lucas llora y Julián ríe entre sollozos. La locura manda. La oscuridad inunda la mirada del niño.
Ingrid Asensio
Creadora de contenido.