altLuz verde, una banda de Venezuela que lleva diez años afincada en Barcelona, ha sido nominada a Mejor álbum de rock para los premios Grammy, que se celebran este 20 de noviembre en Las Vegas.

 

 

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Iban de camino al ensayo y un tuit hizo de ese trayecto, que repiten incansablemente desde hace casi 20 años, un nuevo gran paso. Nominados a Mejor álbum de rock para los Grammy Latinos, los chicos de Luz verde asimilan ahora la noticia y empiezan a preparar maletas para asistir a la gala que se celebrará en Las Vegas el próximo 20 de noviembre. “Antes me tienen que dar el visadoaclara Carlos Mendoza, cantante y guitarrista de la banda– y no si me será tan fácil, porque para los gringos yo sigo siendo sudaca”.

 

Luz verde nació en Caracas, Venezuela, en 1995 y en 2004 decidió cruzar el charco y probar suerte en Barcelona, donde hoy día residen y tocan y tocan y tocan. En los diez años que llevan en la ciudad, Carlos Mendoza, Eduardo Benatar y Willbert Álvarez han dejado pocos escenarios sin pisar. Desde bares hasta casales populares y centros cívicos de toda Barcelona han albergado el rock de estos tres venezolanos, puro power latino. Y ahora, la sorpresa. El público fiel que en cada concierto salta junto a ellos, los verá– al igual que cientos de miles de espectadores de todo el mundo– en menos de un mes participando en la macro fiesta de la industria musical. “Es una puerta que se abre, mucha exposición, que es lo que les hace falta a las bandas, ¡porque hay millones!” reconoce Carlos. 

 

Eduardo, por su parte, explica que la noticia de la nominación le llegó al grupo en un momento clave porque el año pasado se fue el bajista que estaba con ellos desde los inicios y el futuro de Luz verde se tambaleó. Afortunadamente, estos muchachos testarudos resolvieron tirar para adelante y grabar su sexto disco, “Final del Mundo Vol. 2: Nada Es Imposible”, precisamente el álbum por el que este noviembre viajan a las Vegas. “La nominación fue como una confirmación de la subida después de un momento bastante oscuro del grupo. La música para nosotros es, como decía Al Pacino, lo que era para él la mafia: cuando te quieres salir, te chupa para adentro” bromea (y no tanto) Eduardo.

 

Cuando, hace diez años, se mudaron a Barcelona, Luz Verde tenía dos discos bajo el brazo– “Cinema Cero” y “Rocanrol”pero sentían que en Caracas habían llegado a un tope. “Con las ventas del primer disco apenas alcanzamos a pagar la producción del segundo, así que decidimos partir” cuenta Carlos. “El rock and roll en Venezuela no es como en América, España o Argentina, que es mainstream. Venezuela es Caribe, más bailable, y el rock es algo súper underground. Nosotros ya habíamos tocado en todos los sitios existentes, así que teníamos que cambiar de mercado” añade el cantante

 

Entre todos los puntos “rockeros” del planeta, los chicos escogieron Barcelona.  ¿Por qué? “Porque es bonita, tiene playa y una escala humana que en Caracas, con 8 millones de habitantes, es inimaginable” dice Carlos. “Habíamos considerado en irnos a Miami o a Argentina pero pensamos que España, al estar en Europa, tendría una economía súper estable. Ya ves” ríen ambos

Después de cuatro años de iniciada la aventura en el Viejo continente, Luz Verde grabó su primer disco en Barcelona, el tercero de la banda. “Manual de Buenas Costumbres”  fue producido por Roger Rodes, importante productor musical de artistas catalanes como Macaco, y la canción “Luna de papel” sonó durante semanas en las principales cadenas de radio y televisión. “Rodes nos ayudó a definirnos por un sonido más rockero”explica  Carlos. “Cuando llegamos la gente nos decía que nos distinguíamos mucho de los grupos de aquí porque sonábamos muy latinos. Pero, eso , cuando volvimos a tocar en Venezuela, todos nos dijeron que tocábamos completamente diferente a cuando nos habíamos ido. Y todo pasando sin que nosotros nos diéramos ni cuenta”.

El cruce entre culturas deja su impronta y Barcelona, cómo no, se refleja en la música de Luz verde. “Nos inspira un montón. De hecho el primer disco que hicimos aquí, tiene una canción que directamente se llama Barcelona” cuenta Carlos. “Además la música local, la rumba, se va colando cada vez más en nuestras canciones”.

 

Profundos admiradores de Los Rodríguez, precisamente por ser unos de los pioneros en la fusión entre el rock y la rumba, los músicos reconocen en mismos también la influencia de bandas españolas como M Clan, Fito y Fitipaldis, Pereza o Los Planetas, aunque admiten que sus grandes referencias provienen del rock argentino, de “leyendas como Charly [García], el Flaco [Spinetta], Fito [Páez], los Fabulosos [Cadillacs] o Calamaro”.

 

Si bien cuando se fueron de su país, en Venezuela el panorama musical estaba muy estancado– “solo había dos grupos que tocaban en sitios grandes mil veces al año y el resto se mataba por actuar en los cuatro locales que tenía Caracas para trescientas personas”- los miembros de Luz verde creen que la situación ha mejorado bastante a lo largo de la última década. “Antes había una especie de vergüenza al producto nacional, en este tipo de música sobre todo. La gente daba por sentado que iba a ser mejor lo que viniera desde afuera”, cuenta Eduardo.“Pero desde que nos fuimos hasta ahora la mentalidad fue cambiando, ahora hay muchos más sitios, hay grupos que también fueron nominados al Grammy latino y que han girado por el mundo”, destaca el baterista.

 

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Lamentablemente, el auge que vivió el rock venezolano en los últimos años, según los músicos de Luz verde, está empezando a desinflarse por el declive económico y social del país. “Muchos de esos grupos han empezado a disolverse porque sus integrantes están emigrando”, advierte Carlos.

 

La brutal inflación y la retirada de muchísimas empresas, especialmente, de compañías aéreas, lo cual provoca el aislamiento paulatino de Venezuela, son algunas de las razones que impiden a Luz verde visitar más a menudo su tierra e, incluso, pensar en volver. “Nos encantaría pero no lo vemos nada claro. No solo por los problemas económicos sino porque en un país donde el 80 % de la población vive en la pobreza, la violencia es cada vez mayor, y ahora se agrava, además, por el fanatismo político” coinciden ambos músicos. Por eso recalcan: “De momento, preferimos ver qué se puede hacer desde afuera para ayudar”.

 

Con y pese a todo, los miembros de Luz verde regresan a Venezuela cada vez que pueden y recuerdan, emocionados, que cuando fueron por primera vez después de cuatro años de distancia pensaban que se habrían olvidado de ellos, pero no, “llenamos todos los bolos en muchas ciudades del país y el cariño que nos dieron fue alucinante”, asegura Carlos. “Y ahora, cada vez que vamos nos sigue más gente”, añade Eduardo.

 

Por lo pronto, su presente y su futuro se encuentra a orillas del Mediterráneo con, eso , un cruce “exprés” del Atlántico para vestirse de traje y, posiblemente, recoger en Las Vegas un Grammy latino. Pase lo que pase, el grupo tiene claro que ha llegado el momento de proyectar la luz verde más lejos, así que planean una gira por el sur de Estados Unidos y, por supuesto, por su Venezuela natal, que los espera ansiosa. “Si anunciamos una entrevista o la fecha de un concierto ¡o cualquier cosa! por las redes sociales, la respuesta siempre es ¿cuándo vienen a venezuela?”.

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