En el siglo XIX, el químico ítalo-francés Angelo Mariani se hizo multimillonario con un vino tónico de su invención que tenía 6 gramos de hoja de coca peruana por cada onza de vino de Burdeos. Se hizo tan popular que muchos artistas pintaron carteles publicitarios del “Vino Mariani”. Entre los consumidores del bebedizo estaban Zola, Freud, Ibsen, Edison, Dumas, el príncipe de Gales, Herbert G. Wells y Julio Verne, entre otros. Entre los ilustres clientes del señor Mariani hubo dos santos varones, los sumos pontífices Pío X y León XIII. Éste último llegó a prestar su efigie para ilustrar los anuncios y etiquetas de las botellas, de ahí que se le conociera popularmente como el “Vino del Papa” o el vino de coca del Papa.
Angelo Mariani fue también un amante del arte y un hábil publicista de sus productos, además del vino, fabricó elixires, dentífricos, pastillas e infusiones, todas ellas con la hoja de coca entre sus componentes. Ya en 1888 publicó un opúsculo titulado “La coca et ses applications thérapeutiques”que se tradujo al inglés y tuvo hasta tres ediciones. Según Mariani, su vino era un gran estimulante que, cual bálsamo de Fierabrás, combatía males de estómago y del aparato respiratorio, y aplacaba el insomnio, la debilidad y la melancolía. El corso advertía en su escrito que su vino contenía una combinación de tres especies de hoja de coca, pero, en ningún caso, su producto producía: «cocainismo».
El despegue comercial del vino aconteció cuando a Mariani se le ocurrió que podía hacerse con una buena colección de cartas autógrafas de agradecimiento de gente importante y comenzó a enviar cajas del vino a médicos, príncipes, reyes, escritores y todo personaje relevante de su época. Al poco tiempo las cartas empezaron a llegar; algunas incluso con poemas, dibujos y dedicatorias que Mariani, con una legión de estudiantes de arte, se apresuró a copiar y reproducir para realizar láminas y carteles. También publicó 14 libros, de tirada limitada, con narraciones e ilustraciones, donde la hoja de coca y el tónico eran de obligada mención.
Personajes como el dramaturgo Edmond Rostand, el autor de la célebre obra de «Cyrano de Bergerac», le enviaron poemas de agradecimiento y cantaron las cualidades del vino. El escritor Jacques Anatole François, conocido como Anatole France, le escribió:
«Es verdad que el Vino de Coca Mariani es excelente, y difunde un fuego sutil por todo el cuerpo».
El literato belga Camille Lemonnier, también dedicó sentidos escritos a las bondades del vino:
“Coca Mariani, sangre negra de una viña en que bebo la embriaguez de las metáforas”.
Y el poeta Augusto Barbier le dedicó un poema que entre otras cosas decía:
«Vino de terciopelo, licor de cálida caricia, / íntimo amigo que se prodiga en alegre conversación…»
Con todo este material, poemas, cartas, autógrafos, dibujos, partituras y cuentos como los de Jules Claretie, ilustrados por uno de los padres de la ciencia-ficción, Albert Robida, Mariani editó unos magníficos álbumes con la “Librairie Henri Fleury”,entre 1894 a 1906. Los «Álbumes Mariani» son unas joyas buscados por bibliógrafos y coleccionistas.
Por lo demás, el que quiera profundizar en la historia de la coca, les recomiendo los libros del médico e historiador William Golden Mortimer, que llegó a escribir:
“Las maravillosas cualidades de la planta fueron liberadas, como de una redoma encantada, por el toque de un moderno Merlín: Angelo Mariani”.
Poco antes de morir Mariani, al comienzo de la Primera Guerra Mundial, se conocieron los efectos nocivos del clorhidrato de cocaína y se prohibió la venta del vino de coca. Actualmente, se comercializan vinos de coca en Perú, como el vino Andante.
NOTAS:
-El vino se comenzó a fabricar en 1863, ya que la esencia de coca no pudo destilarse hasta el año 1860.
-Entre los consumidores estaban también Alfonso XIII, el zar Alejandro II, Stevenson, Sarah Bernhardt, Auguste Lumière, Conan Doyle…
-El Papa León XIII llegó a conceder al inventor del «Vino Mariani», que se llevó la receta a la tumba, una medalla de oro porque su vino: «Apoyaba sus ascéticos retiros».
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.