Por fin la despenalización de las drogas empieza a ocupar la agenda de algunos gobiernos. Lo ocurrido recientemente en Uruguay es un ejemplo claro pues el “marco normativo para regular el mercado de cannabis”, enviado el pasado agosto al congreso por el propio presidente José Mujica, contempla autorizar el cultivo en clubes; y en invernaderos por parte del Estado. Intelectuales como el premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa ha calificado de “valerosa” esta medida, tal vez arriesgada pero desde luego todo un gran aporte al debate tan esperado por diversos sectores de la sociedad.
Dicho lo anterior y como una manera de confirmar que el tema ahora más que nunca cruza fronteras, hace unos días en el bar Raïm de Barcelona se presentó, La utopía posible de Carlos Martínez Rentería, periodista cultural, poeta y director de la revista Generación, publicación impresa que hace más de veinte años viene marcando huella en la contracultura mexicana, y, Sobre drogas y prohibiciones un interesantísimo compendio escrito por Jordi Cebrián de la revista Cáñamo. Presentar ambos libros contribuye al debate.
La presentación estuvo cargada de una fuerte dosis de libertad, litros de humor, kilos de convencimiento y unos gramos de heroicidad pues no podía faltar la blanca alegría en son de paz porque despenalizar pondría fin a la guerra contra las drogas que en el caso de México ha incrementado el número de muertos, según Carlos Martínez Rentería “este sexenio ha sido el más sangriento de la historia contemporánea de su país con más de sesenta mil muertos por una guerra inútil, absurda pues aunque el precio en el mercado negro no ha subido el consumo de drogas en México ha aumentado. No tiene ningún sentido seguir prohibiendo las drogas sino se ha resuelto ningún problema.
¿Entonces con quien se está peleando en esta guerra?
Según lo que dice Felipe Calderón es una guerra que está combatiendo a la delincuencia, al narcotráfico; pero en realidad por un lado hay guerras intestinas entre diferentes cárteles y el gobierno mexicano ha servido para endurecer las posiciones.
¿Entonces el gobierno mexicano ha propiciado la violencia?
Sí. Así ha sido.
Cuesta entender lo que dices…
Mientras esto siga prohibido el mercado negro va a seguir tirando y existirá la corrupción institucional. El presidente Calderón estuvo muy mal informado de todo este panorama y comenzó a arrestar a cierto capo, a este otro; propició que se pelearan entre ellos; generó confusión, por un lado estaba el ejército y por el otro los policías, la marina; se peleaban entre ellos y, además, es evidente que para que exista el narcotráfico tiene que haber complicidad institucional, el presidente puede dar una orden de detener a tal capo pero ocurre que ese capo está protegido por cierto sector policiaco, hay guerras intestinas entre sectores de la policía.
¿Y eso tiene arreglo?
Eso tiene muchísimos años de existir. Pero antes había como cierta coordinación para trabajar ilegalmente con la complicidad del Estado pero había ciertas reglas no escritas, había un código.
¿Cómo se ha roto ese código?
Por la incapacidad del gobierno para actuar de una manera organizada.
¿Intentaron actuar de manera organizada?
Nunca pudieron ¡Hasta los muertos se les escapan! En la ONU ha habido una declaratoria de que 50 años después la guerra contra las drogas no ha servido para nada: fracasó en el mundo. Entonces las iniciativas de gente como Cáñamo, lo que estamos haciendo nosotros es una lucha que se ve cada vez más, los movimientos de despenalización tiene más de veinte años.
¿Y en todo ese tiempo se ha perdido el interés por acabar con el narcotráfico?
¡Es una burla! El el negocio de algunos políticos mexicanos, policías, militares; consiste en que esto siga estando prohibido. Al gobierno mexicano es mentira que le interese la salud pública. Ha salido mucho más cara la prohibición que los daños que significa el consumo de estas sustancias. No existe un solo registro clínico ni en México ni en ningún país sobre muerte por sobredosis o por consumo directo de marihuana, y sin embargo son más de sesenta mil muertos en esta guerra…
Pero esta guerra no es solo por la marihuana…
Desde luego que no; están involucradas todas las sustancias prohibidas y otro tipo de delitos, pero está comprobado que en México la marihuana sigue siendo la sustancia más consumida. Despenalizándola no se va a resolver el conflicto pero se avanzaría mucho.
En Uruguay lo están planteando…
Hay una iniciativa de ley presidencial para despenalizar la marihuana. También el presidente de Guatemala está haciendo las gestiones legales al respecto y bueno en México existe topes de cantidades que se pueden portar sin que constituya delito. Puedes tener medio gramo de cocaína, cinco gramos de marihuana, pero esto es difícil que se cumpla porque en la policía mexicana como la de todos lados hay un nivel de corrupción que respeta difícilmente estos topes, existe una lista de sustancias ilícitas que tienen un margen legal de portación pero esto no resuelve nada pues el hecho que alguien tenga esas cantidades significa que las compró en el mercado negro. De esa manera todo ciudadano es convertido en un potencial delincuente, sobre todo los jóvenes que están a expensas de los narcotraficantes. La mayoría de los muertos en esta guerra son jóvenes.
Básicamente en el norte…por que en el DF no se ve tanto
El DF tiene una dinámica mucho más tolerante hacia las drogas. Es facilísimo conseguir drogas en el DF. Pero no solo en el norte, hay estados como Guerrero, Michoacán con un alto índice de violencia por el narcotráfico y prácticamente con diferentes variantes y diferentes niveles pero los casos de violencia generada por la guerra contra el narco están en todo el país.
¿Pero… existe algún tipo de avance?
El principal avance que se ha dado es a nivel mediático. Ya se ventila de una manera normal. Medios de comunicación como Televisa o TV Azteca, constantemente hacen entrevistas, reportajes. Periodistas del periódico Reforma, El Universal e intelectuales institucionales ahora ya están aceptando que hay que despenalizar: Héctor Aguilar Camín, Jorge G Castañeda, Juan Villoro, la cantidad de gente que apuesta por la despenalización es cada vez mayor, el jefe de gobierno de la ciudad de México, Miguel Ángel Mancera ya dijo que estaría dispuesto a abrir el debate y también el presidente Calderón de una manera sorpresiva en la ONU dijo que había que buscar otras alternativas, esto no tiene vuelta de hoja. Tarde o temprano tendrá que aceptarse. Ahora, todo esto, lamentablemente viene de Estados Unidos que cuenta con diecisiete estados donde está legalizada la marihuana para usos médicos y eso es un avance importante.
¿Cómo se lo tomarán quienes comercializan con la droga?
La iniciativa privada ya está dentro del tema. Un grupo de empresarios ya firmó una carta al próximo presidente, Enrique Peña Nieto diciéndole que por favor consideren la despenalización como algo serio pues simplemente se daría un paso. Obviamente con esto no se va a terminar la delincuencia en el país.
Y el libro que presentas…
Se llama La utopía posible. Periodismo por la despenalización de las drogas. Es una selección de unos veinte textos que he publicado en los últimos años. Entrevistas, reportajes, crónicas sobre la despenalización de las drogas en México. Es una denuncia. En estos textos se habla del panorama que se vive. La inútil prohibición, la necedad de las autoridades, la irresponsabilidad con la que siguen manteniendo esta prohibición. El gobierno mexicano, particularmente el presidente Calderón, han sido muy sordos, irresponsables; yo creo que es una falta de respeto a la inteligencia mexicana que el gobierno siga mintiéndonos, diciendo que están resolviendo cosas; cuando la guerra contra las drogas está totalmente perdida. EL consumo ha aumentado, la violencia ha aumentado, pero ni siquiera ha aumentado el precio del coste de la droga.
¿A nivel social se sigue viendo mal alguien que consume marihuana?
México sigue siendo un país muy conservador, muy hipócrita, pero en el DF también está creciendo un movimiento. Ya hay un par de fundaciones. En el caso del Colectivo Por una política Integral Hacia las Drogas A.C (CUPIHD) que publicó mi libro apuesta por despenalizar y por los derechos ciudadanos. La cultura del consumo. Este encuentro aquí es algo muy simbólico. Se hermanan dos impulsos editoriales: México y España.
En la suposición que se legalizara la droga tanto en México como en Estados Unidos ¿qué pasaría con los cárteles?
Los cárteles de la droga tendrían dos alternativas: o se dedican a otra cosa o se hacen empresarios. Hay miles de familias que viven de la producción y distribución de venta legal que son drogas duras: El alcohol y el tabaco. En México el tabaco está muy regulado. No se puede fumar casi en ningún lado, pero es legal. ¿Si está pasando con el alcohol y el tabaco por qué no puede pasar con la marihuana y la cocaína? La marihuana es mucho menos dañina que el tabaco y la cocaína. Los estudios dicen que es tan dañina o igual que el alcohol.
Yo puedo venir aquí, pedir una botella de Whisky, abrirla y bebérmela y quedar ahí con un cólico…
Pero no corres el riesgo de que venga alguien y te mate. Ni eres un delincuente. Esa es la única diferencia. Si te vas a morir por tu consumo de alcohol o de tabaco; es tu derecho.
La fórmula sería que estos grupos se convirtieran en productores, distribuidores; de manera legal…
Pero no estarían a salto de mata…
Quizá sea eso lo que les gusta…
Pues quien sabe porque hay más de sesenta mil muertos. Eso no es cualquier cosa.
Además también está el negocio de las armas.
Es otra de las razones por las que no quieren despenalizar, pero tendrán que hacerlo por que a ellos tampoco les conviene tanta violencia.
¿Vivir esa violencia día a día es cansado no?
El la revista Cáñamo publicaron una nota donde dice que Estados Unidos está a punto de cubrir su producción interna de Marihuana. Cuando ellos ya tengan su producción interna ya van a decir a México: ahora sí: despenalicen. En estos diecisiete estados hay un estudio que dice que están teniendo una gran cantidad de ingresos por pago de impuestos por unas máquinas donde tú presentas tu carnet, metes tu dinero y te dan unas bolsitas con marihuana. Están vendiendo tanto que ya lo están viendo muy seriamente fortalecer el negocio porque hacerlo de manera legal está dejando mucho dinero. En la medida que Estados Unidos lo haga será un hecho que se va a despenalizar.
México sigue todas las premisas que le marca Estados Unidos.
Exacto.
¿Desde cuando te surgió trabajar el tema de la despenalización?
Casi desde que comenzamos con la revista. En 1997 hicimos un manifiesto por la despenalización de la marihuana firmado por más de cincuenta intelectuales: Carlos Monsiváis, Juan Villoro, Guillermo Fadanelli, Sergio González Rodríguez, entre otros. Por ejemplo la postura de gente como Carlos Fuentes siempre ha sido a favor hasta su muerte; a pesar de que su hija murió en un picadero del barrio de Tepito. Además es importante que la gente entienda que estar a favor de la despenalización no significa estar a favor del consumo. La gente debe entender que despenalizar beneficia al entorno de toda una sociedad.
Antes estaba prohibido beber alcohol…
El primer milagro que hizo cristo fue convertir el agua en vino, así que ya estamos bendecidos. (¡Ay, sí!)
“En Suecia, las pastillas de cafeína son legales y las puedes comprar en las farmacias pero en Noruega no lo son, y los fines de semana los jóvenes noruegos cruzan la frontera para ir a las farmacias suecas y comprar pastillas para la fiesta y lo curioso es que los jóvenes suecos no compran porque como es legal ya no tiene ningún morbo”.
“La propia caza de brujas en Europa y Estados Unidos reproducen muchos de los parámetros de la cruzada antidrogas, pues era una lucha por el control de la farmacia entre la medicina establecida masculina y las brujas o sanadoras o las conocedoras de las hierbas y los remedios naturales”.
Para Jordi Cebrián hay un tema de fondo: “legalizar el debate” porque realmente se tendría que entender que si alguien dice que quiere que las drogas sean legales, “no es porque sea un loco, no es por qué está proponiendo que la gente se vaya drogando a conducir y mate a la gente sino porque está diciendo: prohibir no equivale a que las cosas desaparezcan y para que una cosa que la prohíbes desaparezca tienes que ejecutar esa prohibición; eso lo puedes hacer mediante la fuerza, mediante la policía, mediante el ejército y cuando lo haces además en lo que se llama un delito sin víctimas: Yo te vendo droga y tu me la quieres comprar, es decir, ni tu ni yo en ese momento nos estamos considerando víctimas a no ser que haya habido un engaño, por eso es difícil la prohibición policial, porque lógicamente la única denuncia posible es del propio aparato estatal. Ahora bien, ¿porque se mantiene todo esto?, en el fondo el objetivo de la prohibición no es solo el objetivo sanitario, existe un objetivo moral.
Y aunque han transcurrido cien años desde la aplicación de la prohibición de las drogas, el fracaso es cada vez más unánime, “no ha conseguido sus objetivos e introduce problemas previos a la producción que antes no existían: la corrupción de los Estados, la adulteración, la criminalización de los usuarios; introduce elementos contra la salud pública, escaso control en lo que se está consumiendo”. Jordi Cebrián en ese sentido es categórico y asegura que la prohibición de las drogas ha terminado siendo más peligrosa que la propia droga en sí y agrega que algo similar no se da en otros aspectos sociales o políticos pues “se permite que hasta la reina Sofía presida una entidad como la fundación de la ayuda contra drogadicción que es claramente prohibicionista, y que es una de las organizaciones en España que más ha hecho por mantener la conciencia de problema social y justificar de alguna manera la prohibición como solución única e indiscutible” Y en consecuencia agrega que si en una organización abortista, antiabortista o un miembro de la monarquía se presentara como presidente de honor, “se diría que se está posicionando políticamente. Esto se puede hacer en el campo de la prohibición porque durante mucho tiempo la opción de legalizar ni siquiera era tomada en serio”.
Dividido en cuatro fases, Sobre drogas y prohibiciones, de Jordi Cebrián analiza “cómo se ha generado la percepción actual de las drogas desde la gran crisis de la heroína de los años ochenta; cómo la heroína ha servido de paradigma acerca de lo que es la droga y por tanto… se analiza la marihuana con parámetros similares. Por qué no lo hacen con el alcohol que desde el punto de vista clínico tiene tantos peligros o más que muchas de las drogas que son ilegales. Una persona puede morir por un síndrome de abstinencia alcohólico: el delirium tremens que te conduce a la muerte, en cambio el síndrome de abstinencia de la heroína nunca lleva a la muerte”.
¿Cómo sustituir entonces la prohibición?
Yo creo que se debería sustituir por un sistema de uso responsable de la libertad. Y sobre todo porque además no consigue sus objetivos. En la segunda parte del libro repaso la historia de la prohibición. En cuanto a drogas que antes eran legales… no se conoce el caso de una sobredosis de heroína cuando se vendía en las farmacias. En Suecia, las pastillas de cafeína son legales y las puedes comprar en las farmacias pero en Noruega no lo son, y los fines de semana los jóvenes noruegos cruzan la frontera para ir a las farmacias suecas para comprar pastillas para la fiesta y lo curioso es que los jóvenes suecos no compran porque como es legal ya no tiene ningún morbo.
Y es que para Juan Cebrián el origen de todas las prohibiciones es un origen “básicamente moral, y en muchos casos ligado al miedo a la inmigración ilegal; el opio está directamente ligado a la entrada de inmigrantes chinos para la construcción del ferrocarril, la marihuana a la entrada de inmigrantes mexicanos, que eran los grandes consumidores, la cocaína a la liberación de los negros que fueron los grandes consumidores, la coca cola contenía cocaína en su fórmula hasta el año 1919, siguen siendo los principales exportadores de hoja de coca descocainizada. En el caso del alcohol la satanización se dio por los inmigrantes irlandeses; en los cuatro casos se repite el mismo esquema: miedo a que los inmigrantes no solo te quiten el trabajo sino violen a tus mujeres, roben a tu familia, las drogas, además, los vuelve invulnerables, los hace perder todo indicio ético y veis como luego ese principio claramente moral que además es razonable. Todas las sociedades de alguna manera tienen miedo al placer, porque si una persona bebe, es fácil que pueda beber demasiado, si una persona se divierte jugando es fácil que se pueda divertir demasiado jugando, el placer es una cosa que hay que controlar y es el gran hallazgo del epicureísmo, que dice no renuncies al placer pero tienes que saber que es algo que hay que dominarlo, tiene sus riendas, entonces esa cruzada moral inicial se convierte en una coartada sanitaria posteriormente. En todos los aspectos la medicina ha sido también una coartada moral, pongo ejemplos como la persecución de la homosexualidad tuvo su coartada científica. Hasta el año ochenta y pico la OMS seguía manteniendo que la homosexualidad era una enfermedad. Pero lo bueno es que dejó de ser enfermedad mediante una votación de los miembros, en función de tres o cuatro votos es o no es una enfermedad. Hay un capítulo que dedico a la masturbación cuando a finales del siglo XVIII se empezaban a buscar las causas científicas de la locura, la teoría que adquirió más valor era debido a la masturbación y a la gente la encerraban en los hospitales y les administraban opio para que de esa manera no se volvieran locos y violentos. Esa satanización se mantuvo luego con todo el aparato médico de la época; justificándolo. La propia caza de brujas en Europa y Estados Unidos reproducen muchos de los parámetros de la cruzada antidrogas, pues era una lucha por el control de la farmacia entre la medicina establecida masculina y las brujas o sanadoras o las conocedoras de las hierbas y los remedios naturales; las visiones de drogas de brujas volando son claramente visiones que tienen que ver con el uso del opio y luego al mismo tiempo ese control del medicamento es el control de la enfermedad y que en el fondo es el control de la persona, entonces te encuentras que en esa época hay doctores, legisladores, pensadores de la época que construyen todo un cuerpo teórico para justificar mediante la ciencia y la razón esa persecución. Siempre al final aunque el origen sea moral se quieren buscar coartadas que justifiquen eso.
¿Cuál es el temor de llevar a debate el tema de las drogas?
Se suele decir que la droga es mala y por tanto hay que prohibirla. El uso de la libertad, incluso para asumir riesgos es algo que se permite cada vez menos. Yo diría que las doctrinas individualistas han perdido mucho peso respecto a los colectivismos que no solo se tenga que proteger a la sociedad del individuo, sino que al individuo se le tiene que proteger de si mismo. Aceptamos que sean los médicos los que nos digan lo que debemos de tomar. Cada vez más la responsabilidad individual se delega en entidades superiores y eso creo que en el caso de las drogas se aplica mucho. Tener una droga disponible quiere decir tomar la decisión consciente de usarla, asumir sus riesgos; delegar esa responsabilidad en alguien superior en el fondo es muy cómodo.
¿Desaparecería la carga moral que hay detrás del uso de las drogas en cuanto se legalicen?
En gran parte sí pero no desaparecería del todo como no desaparece en el sexo, el sexo aunque ya no existan leyes anti comportamientos sexuales al menos en nuestro país, tiene un componente tabú inherente a la actividad. Yo diría que todas las actividades que conllevan placer en todas las sociedades han tendido a estar controladas moralmente porque es lógico, no puedes dejar que una persona solo se dedique al placer y deje de contribuir con su trabajo a la sociedad.
¿O sea que quizá tampoco cambiaría demasiado?
Se mantendrían cosas. Por una banda se evitarían problemas que los lleva la propia prohibición. En el caso de la marihuana es demasiado inofensiva para que esté prohibida. Pero en el caso de la heroína es demasiado peligrosa como para que esté prohibida. No puedes dejar en una sustancia peligrosa que las decisiones de donde se vende, a qué precio, con qué lo mesclo, en qué pureza, la tomen los narcotraficantes, lo normal es decir si esta es una droga que requiere regulación regulémosla desde el Estado
Pero en algunos casos se ha intentado hacer…
Sí se ha hecho y en los casos además donde el éxito ha sido más claro. En los países donde se ha permitido ya sin ir a la legalización de la heroína pero simplemente las terapias de sustitución con metadona que por temas morales siguen estando prohibidos en un montón de sitios porque se considera que es mantener a la gente enganchada pero es que cuando das heroína a la gente que es adicta ves que mejora su calidad de vida. John Hopkins había sido adicto a la heroína antes de que estuviera prohibida. Artur Conan Doyle a Sherlock Holmes lo define como un adicto a la heroína y a la cocaína, cuando no tengo casos en los que pensar prefiero tener el cerebro en actividad, el uso normal de estas sustancias se ha convertido en el imaginario colectivo en un uso siempre problemático y siempre asociado a marginalidad, delincuencia peligro, etc. El margen que da eso a los estados para meterse en gobiernos ajenos. El movimiento bidireccional en la frontera México, Estados Unidos de droga en un sentido y armas en el otro, es simbiosis parasitaria de la clásica, pero además el hecho de poder implantar destacamentos militares en Latinoamérica con la excusa de la salud pública que ahora se ha transformado en la excusa del terrorismo. ¡Qué no podremos hacer para vencer al terrorismo!, se suele decir. Podemos interceptar comunicaciones, saltarnos las reglas.
Igual es que ven que eso de los narcos ya no funciona…
Como se vende menos, tienen que crear monstruos nuevos.
Narrador, guionista y editor.