¿Debe llamarse negra a la población africana, o la clasificación de las personas por el color de su piel es una práctica racista? ¿Y África? ¿Es el nombre del continente un insulto racial porque lo eligieron los explotadores europeos basándose en el clima y no en la gente?

Estas son las preguntas que, como experto en filosofía, planteo junto con un colega en un trabajo de investigación.

¿Quién dio nombre a África y qué significa ese nombre?

Existen múltiples fuentes lingüísticas y orígenes históricos de las palabras y sus significados. Esto, que se conoce como etimología, también se aplica al nombre de África. Las raíces griegas y latinas parecen tener más credibilidad. Éstas demuestran que África se tomó del griego aphrike, que significa “sin frío”; en latín se traduce por aprica, que significa “soleado”. Se cree que los antiguos romanos lo utilizaban para describir la parte más septentrional del continente.

Más tarde, a partir del siglo XV, llegaron al continente comerciantes, esclavistas, explotadores y colonos europeos. Ellos extendieron el nombre a otras partes del mismo.

Los humanos suelen poner nombre a los extraños o a los lugares nuevos que encuentran. Normalmente lo hacen para poder identificar a esas personas o sitios. Pero la historia también demuestra que esos nombres no suelen ser agradables debido al malsano espíritu de competencia que caracteriza naturalmente a esos nuevos encuentros.

De hecho, en muchos casos, los nombres son insultos destinados a degradar a esas personas o lugares. Por ejemplo, sabemos por los los relatos de Homero que cuando los griegos se encontraron por primera vez con los pueblos de África oriental, los llamaron aethiops o Aithiops, que significa cara quemada por el sol.

Los antiguos judíos se referían a las personas de otras naciones y credos como gentiles, que era un insulto para referirse a ellos como forasteros. Los antiguos chinos llamaban bárbaros a los mongoles, y la lista continúa.

A veces, el insulto no se dirige directamente al pueblo, por ejemplo, cuando se ignoran la cultura y los pueblos del continente al nombrarlo, como África o Sudáfrica. África se refiere al clima; Sudáfrica, a la geografía. Lo que ambos ejemplos tienen en común es su silencio sobre los habitantes, su cultura y sus logros. Esto implica que la historia del lugar comenzó con quien le puso el nombre, como si estuviera deshabitado antes de que llegara.

Un insulto racial

Nombrar es una herramienta que utilizamos para identificar objetos y dar sentido al mundo que nos rodea. En este sentido, es algo bueno y poderoso. El problema surge cuando algunas personas deciden convertirlo en un arma, como el uso de insultos para denigrar a otros. La esclavitud, el colonialismo y las ideologías racializadas como el apartheid en Sudáfrica siguen siendo algunos de los peores ejemplos de uso de insultos como arma.

En nuestro trabajo, sostenemos que el nombre África es un insulto racial. Afrike o aprica se refiere al clima cálido del continente, quizá de forma exagerada, con la falsa impresión de que es un continente “sin frío”. Si el continente es caluroso y sin frío, eso lo convertiría en el proverbial infierno de fuego, ¿no es así?

Fíjese en el significado de aethiops. Aquí, la gente que se encontraba en el continente llamado soleado o sin frío se convertía en gente con la cara quemada por el sol. La deducción es que el sol implacable quemaba la piel de los habitantes. Cuando algo está quemado o carbonizado, lo llamamos negro.

¿Se preguntan por qué los defensores del racismo científico en algunas universidades europeas en los años 1700 y 1800, especialmente en la Universidad de Göttingen, Alemania, decidieron categorizar a los pueblos indígenas africanos con el color negro, a los indios americanos con el rojo, a algunos pueblos asiáticos con el marrón, a otros con el amarillo y a los europeos con el blanco?

Nosotros sostenemos que se trata de distintos niveles de degeneración, excepto el blanco, que es virgen, puro y sin mancha. En nuestra opinión, identificar a un ser humano con cualquier color es racista. Identificarse como blanco es descartar a los demás como no blancos, lo que es racismo indirecto, y llamar a alguien de cualquier otro color –como negro– es una subordinación racial directa.

La esencia del proyecto de categorización por colores de la humanidad era establecer una jerarquía racial como parte de un intento de defender el racismo científico y justificar la esclavitud, la opresión colonial y la explotación.

Otro nombre para el continente

Creemos que es terrible que se llame a todo un continente con un insulto. Un buen número de países de África, como Zambia (Rodesia del Norte), Zimbabue (Rodesia del Sur), Burkina Faso (Alto Volta), Ghana (Costa de Oro), cambiaron sus nombres tras la independencia política porque eran calificativos que degradaban su cultura y negaban sus logros como civilizaciones.

Creemos que eso es lo que debería hacer también el continente. Es incluso más pertinente porque el nombre África tiene algunos cognados (nombres que tienen la misma o similar naturaleza) realmente terribles como aethiops y black (negro), que son la base de la moderna segregación racial antiafricana en América, del apartheid en Sudáfrica y de la continua subyugación racial en otras partes del mundo.

En nuestra investigación proponemos pensar en un nombre como Anaesia –derivado de dos palabras igboafricanas, ana y esi, que significan tierra o lugar de origen– como sustituto del nombre África. Un nombre como Anaesia remite a los hechos históricos del continente como el primer hogar de todos los humanos y donde se habló la primera lengua humana.


*Fuente: https://theconversation.com/es-africa-un-insulto-racial-y-deberia-cambiarse-el-nombre-del-continente-239144

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