A lo largo de la vida surgen conflictos de diversa índole, muchos de ellos se resuelven a través del diálogo, el consenso o la mediación. Sin embargo, en no pocas ocasiones, las partes en litigio no muestran la más mínima postura de acercamiento y, otras muchas, son los propios derechos y libertades los que se ven mermados, por tanto, ya sea para defenderse de la injusticia o para asesorarse y blindarse ante un contratiempo jurídico, es preciso contar con la figura de un abogado.
El ser humano, por su propia naturaleza, hay ocasiones en las que no obra bien con sus semejantes; en otras ocasiones, son los propios conflictos de intereses ante las mismas circunstancias, lo que provoca conflictos, y también existen otras muchas en las que los derechos y libertades individuales se ven afectadas por hechos acaecidos. Es por ello que la Ley y la justicia establecen figuras que están llamadas a defender los intereses de las partes, y esta labor, a grosso modo, es la que está encomendada a los abogados y abogadas.
No se puede olvidar que el ejercicio de la abogacía tiene como máximo principio, defender los intereses de la persona a la que se asiste jurídicamente, por tanto, en un Estado de derecho como es el caso de España, todo individuo tiene derecho a su defensa y a recibir los servicios de un letrado. Es por ello que existen los turnos de oficio para aquellas personas que reúnan las condiciones y así se les pueda garantizar este derecho, al margen del poder adquisitivo.
Así pues, independientemente de donde surja el conflicto, los litigantes pueden acceder en igualdad de condiciones a los servicios de defensa que ofrecen estos profesionales. Por eso, es posible disponer de un bufete de abogados en Barcelona, con el fin de acceder a sus servicios.
Conflictos entre vecinos o con los inquilinos
Son más habituales de lo que pudiese pensarse, en relación con lindes, obras que no cumplen la normativa, incumplimiento de los horarios, falta de licencias, ruidos, etc. Muchos pueden ser los problemas que surjan en las comunidades de vecinos, por lo que cuando esa situación se hace insostenible y alguna de las partes acude a la justicia para hacer valer sus derechos, es necesario que lo haga con toda la garantía legal y que la demanda que presente cumpla con todos los preceptos en forma y base jurídica, con el fin de ver satisfecha su petición de justicia. Es por ello que se debería precisar de asesoramiento jurídico y contar con un buen profesional de la abogacía que sepa canalizar el cumplimiento de la ley en favor de su defendido.
Igualmente, un arrendador se puede ver afectado por parte de sus inquilinos cuando, teniendo alquilado un local o vivienda, los términos del contrato se incumplan. Pero, aun así, al que ocupa o incumple el contrato, lo asisten otros derechos, por ello, será necesario que cuanto antes, se pueda contar con la ayuda de un abogado o abogada, ya que agilizará todas las herramientas legales para aminorar los contratiempos para los intereses del dueño afectado.
En una separación, divorcio o convenio regulador
La familia también puede ser un foco de conflictos, especialmente cuando una pareja o matrimonio decide romper y existe un patrimonio común o intereses compartidos; más aún cuando hay hijos, ya que estos entran dentro de las regulaciones que deben hacerse antes de extinguir la relación legal. Si bien, hay ocasiones en las que las partes de mutuo acuerdo llegan a un acuerdo previo, aun así, deben contar con el asesoramiento y la intervención de un abogado matrimonialista que redacte el convenio regulador y lo eleve al juzgado o notaría para resolver esta situación.
Pero, en otras ocasiones, y son muy habituales, las partes no logran ponerse de acuerdo, o si bien en un principio se habían marcado unos objetivos, después suele haber poca voluntad para cumplir los acuerdos. En este caso, la parte afectada precisará de una buena defensa para hacer valer sus intereses.
En la compra de inmuebles, herencias o deudas particulares
En los actos de compraventa de inmuebles, así como en la recepción de herencias, suelen surgir algunas dudas legales que deberían contar con una claridad para todas las partes, con el objetivo de evitar futuros litigios innecesarios. Por eso, para ser conscientes de los términos que se acuerdan, los bienes que se reciben o los conceptos que corresponde satisfacer a cada parte, es muy conveniente que un abogado asista en los actos para resolver esas dudas. Lo mismo ocurre cuando hay una deuda contraída entre particulares, de forma que previamente debería haber la intervención de un abogado para establecer los términos de esa prestación, así como los plazos de devolución, amortizaciones, etc., para evitar en un futuro que existan problemas si esa deuda no se satisface dentro del acuerdo firmado.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.