Oriol Esculies es el director de Projecte Home en Catalunya desde 2009. Esta institución elabora un informe anual sobre la drogodependencia en los lugares donde opera y, en el informe de 2016, se ha detectado un aumento en el consumo de alcohol y cannabis por parte de los jóvenes del país. Projecte Home es una organización que no deja de recibir más pacientes, año tras año (2.600 en 2016, 600 más que en 2015), y que no cuenta con recursos económicos suficientes para combatir contra ello. Con la crisis, el consumo de drogas accesibles y baratas ha aumentado exponencialmente y el rey es el alcohol, seguido del tabaco, el cannabis y la cocaína, que ha sufrido un descenso en detrimento de su elevado precio. En especial, los jóvenes, que están rescatando un himno olvidado de los Sex Pistols, el ‘NO FUTURE’, son los más perjudicados en este terreno.
¿Qué se puede esperar de un país en el que ha habido presidentes del gobierno como José María Aznar, que ignoraba a aquellos que prohibían que cogiese el coche tras tomar unas copas, o en el que hay un presidente una de cuyas frases más célebres, entre muchas otras, es: “¡Viva el vino!”? Pues a una sociedad cuyo tiempo de ocio lo invierte en bares y en la que el individuo que no consume alcohol de manera regular o habitual, se le mira raro o se le excluye. La juventud no es una excepción en este aspecto. Las nuevas generaciones han adoptado, y cada vez más pronto, la tradición anglosajona del consumo de alcohol indiscriminado y suicida, frente a la tradición mediterránea, de degustar cantidades más adecuadas de alcohol. Además, España es el primer país europeo en el consumo de marihuana y el tercero del mundo.
El hobby que, tarde o temprano, adoptan los jóvenes españoles, es el del “botellón”. Los motivos principales, según nos cuenta Oriol Esculies, son que los adultos, espejo en el que se miran estos ‘punks 2.0’, consumen grandes cantidades de alcohol y drogas. Esto les lleva a realizar actividades relacionadas con el consumo de alcohol y otras sustancias, como el cannabis o el tabaco. Otro motivo, muy importante, es el bajo precio de las bebidas alcohólicas en los supermercados, en los que una botella de vodka o whisky vale lo mismo que una entrada de cine. “Lo que debe hacerse para evitar estas situaciones es proponer, a los adolescentes, alternativas reales al botellón que puedan asumir económicamente y que sea, también, estimulante para ellos”, dice Esculies.
Los lobbys del alcohol y el tabaco siempre han sido instituciones muy poderosas en España, hasta el punto que en varias ocasiones han parado las propuestas de ley para regular el consumo y venta de tabaco y alcohol. Pero, por lo pronto, no va a cambiar esta situación en el país. Dolors Montserrat, nueva ministra de Sanidad, desciende de una de las grandes familias del cava y el vino del Penedés, por lo que es de suponer que la nueva ministra sabrá separar los problemas sociales de los intereses familiares y económicos. De esta manera, Esculies insiste en que es muy difícil que los jóvenes dejen de consumir sustancias como estas, ya que la sociedad las banaliza y la política española les permite campar a sus anchas, ya que, como dice el director de Projecte Home: “Es demasiado complicado competir contra el tsunami publicitario de bebidas alcohólicas, ya que, tras un anuncio de la FAD, contra el consumo de drogas, aparece uno de cerveza, cava o vino. Es llevar la contradicción al extremo”.
Oriol Esculies recalca que deberíamos aprender de lo que ha sucedido con el tabaco, cuya regulación e impuestos ha provocado que descienda su consumo en todos los niveles de la sociedad. El hecho de que no aparezca publicidad en televisión o en eventos deportivos, como antaño, ha sido el gran detonante de esta situación. Con el alcohol es mucho más difícil que se produzca un descenso a partir de su regulación, pero con un aumento del precio de las bebidas alcohólicas, sí que puede surtir efecto y provocar un descenso pronunciado, especialmente en cuanto a los jóvenes.
El cannabis es otra de las drogas cuyo consumo ha aumentado en el último año, ya que disfruta de ser una droga tremendamente accesible, pues se puede adquirir fácilmente en la calle y por cualquier persona. Como explica Oriol Esculies, la legalización de la marihuana no quitaría el problema del mercado negro, ni el consumo indiscriminado, de una sustancia como esta, ya que, en Ámsterdam, con la imposición de los Coffee Shops, jamás ha desaparecido el mercado negro, ni se ha regulado su consumo. Lo mismo ha pasado en Barcelona con las Asociaciones o Clubes de fumadores de cannabis. Algunas de estas Asociaciones cuentan con hasta 10.000 socios, lo cual es imposible que un club como estos sustente a tantas personas, por lo que es obvio que hay una mafia detrás de estas asociaciones.
Está claro que la juventud española no sabe a los problemas que se enfrenta por consumir cannabis, pero el gran problema es que los adultos tampoco, y si ellos no son conscientes de que todas estas sustancias son tan perjudiciales, no pueden transmitírselo a sus hijos. La solución que propone Esculies, pese a que él mismo diga que es prácticamente imposible de conseguir, reside en la educación y la política. En los colegios, se deben tratar los temas de drogadicción como una asignatura curricular y tanto profesores como padres deben implicarse para combatir contra las drogas. En cuanto a la política, las medidas y leyes contra el consumo de alcohol, cannabis, cocaína y demás sustancias, debe ser mucho más duro y debe cumplirse. Lo que está claro es que esperemos que la situación no empeore, ya que Esculies nos dice que podría ir a peor, aún hay un escalón más abajo y puede que no esté lejos, viendo el repunte en el consumo de heroína de Estados Unidos, cuyo tráfico, en muchos casos, sirve para financiar grupos terroristas, como los talibanes.