Furtivos (José Luis Boreau, 1975) es seguramente la película española más cruel rodada hasta la fecha, no solo por la crudeza de su argumento, sino también por lo ocurrido durante el rodaje de una de sus secuencias.

Considera una obra de culto de la Transición (obtuvo la Cancha de Oro en San Sebastián) narra el triángulo amoroso compuesto por Ángel (Ovidi Montllor), un cazador furtivo de lobos, su posesiva y tiránica madre Martina (Lola Gaos) y Milagros (Alicia Sánchez), una joven huida de un reformatorio.

La tensión sexual, reprimida por un entorno rural segoviano primitivo y oscuro, termina con un final marcado por la tragedia. Como trágico es también lo sucedido en la secuencia en la que Lola Gaos tiene que enfrentarse a un lobo. La actriz, bastón en mano, lincha al animal (en realidad era un perro) sin miramientos, matándolo realmente a palos.

En efecto, tanto Boreau como Manuel Gutiérrez Aragón (coguionista) quisieron reflejar el carácter de una mujer sin miedos ni escrúpulos y para ello se valieron de una actriz inmensa como Lola Gaos (Viridiana), quien no tuvo reticencias en apalear a un perro hasta matarlo. Tiempo después, tanto el director como la actriz, pidieron disculpas. Hoy hubiesen terminado en prisión.

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