altVamos al grano. Por un lado tenemos al PP con su reina, la condesa consorte Esperanza Aguirre, la cólera de Dios. No si será o no candidata a las presidenciales por el PP, pero las ganas se le notan desde que dejo la presidencia de la Comunidad de Madrid. Y por el otro al príncipe de los descamisados, profesor de Ciencias Políticas, al coleta, Pablo Iglesias

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Vamos al grano. Por un lado tenemos al PP con su reina, la condesa consorte Esperanza Aguirre, la cólera de Dios. No si será o no candidata a las presidenciales por el PP, pero las ganas se le notan desde que dejo la presidencia de la Comunidad de Madrid. Y por el otro al príncipe de los descamisados, profesor de Ciencias Políticas, al coleta, Pablo Iglesias y Podemos quienes también están por la labor de ganar unas próximas elecciones.

Últimamente a Espe se le ha dado por cultivarnos en historia. Llama a los políticos y políticas de Podemos bolivarianos y saco a relucir a Goebbels.

No hasta qué punto sabe quién es Simón Bolívar, pero creo que tiene claro quién era Goebbels, viene haciendo propaganda gobbeliana desde antes de las elecciones del PP.

Según Susan George:

“Es el paradigma clásico que ya vimos en los años 20 y 30: el poder de la extrema derecha. Pienso que es normal. ¿Hacia dónde se volverán las personas sin formación? Mirarán al vecino, al inmigrante que tienen al lado… Desgraciadamente, es una reacción que ya hemos visto y para la que hemos de estar preparados”.

De esto se han dado cuento hace días desde el PP y han puesto en marcha una propaganda brutal desde el estado y mientras desde hace unos años nos vienen imponiendo medidas económicas y sociales darwinistas.

Me pregunto si algunas de las decisiones que ha tomado el PP no es ideológica ¿Alguna de las decisiones no es racista, clasista, homófoba o conservadora? ¿Alguna de sus decisiones implica alguna mejora para las clases populares o simplemente predican la supervivencia del más fuerte o mejor adaptado a una sociedad insolidaria? Con un solo no alcanza ¿verdad?

Goebbels  dejó un legado extraordinario, supo que controlando la información podía manipular opiniones. Supo que tocando las fibras más subjetivas de la sociedad el Nacionalsocialismo acabaría gobernando Alemania. Hoy como hace 80 años estamos en crisis. Pero la crisis no se traslada directa o inmediatamente a la conciencia política ¿cómo podemos pedir a un pueblo que se manifieste, que se movilice, que haga renacer  de un día para el otro su responsabilidad política? ¿Qué impide que haya correspondencia entre la situación económica y la ideología? El misticismo cristiano, patriótico y sin argumentos de nuestra derecha parecía irrefutable a través de la lógica, porque es una creencia no una realidad. Hasta que llego Podemos.

Hemos dejado que la izquierda se convierta en gauche caviar, formada por profesionales liberales, estudiantes, antiguos militantes y obreros de viejas familias con conciencia de clase. Ahora se trata de convencer a canis y chonis, citando a Nega (LCDM), a toda esa masa de jóvenes (que no se van porque no tienen medios ni económicos ni formativos) de que la opción está en la calle, en la izquierda real y en las plataformas ciudadanas. Y que no se crean la historia de que la comunidad LGTB, los inmigrantes, los enfermos y discapacitados son una carga para el estado o una inmoralidad. No han de creerse a la manipulada prensa del PP, no han de pasarse a partiduchos neofascistas como PxC o UPyD o directamente no votar. No estamos delante del fin de las ideologías, el que no la tiene acaba en la derecha más conservadora. No hace falta ni hacer demagogia, ni agobiar con exhaustas explicaciones económicas sobre el porqué no votar al partido que representa los intereses del capital, a ellos les está tocando directamente la crisis. Y todo esto Podemos lo sabe y ha encontrado el lenguaje justo para convencer. El lenguaje de la simplicidad.

Goebbels le preparó al nacionalsocialismo una campaña basada en dos puntos fundamentales, patria y familia, la mística creada en torno a estas dos instituciones generó emociones en todas las clases sociales alemanas (Wilhelm Reich). Como dicen en las películas, cualquier parecido con la realidad, al actual del Estado español, es mera coincidencia.

Por formación, Pablo Iglesias y su equipo de Podemos, todo esto lo sabe. Doy gracias. Sabe usar la dialéctica, lógica y razonable que nada oculta, mientras el PP, es demagogo. Podemos sabe explicar a las bases como funciona la economía y la sociedad. Esta intentando dejar de ser  la gauche caviar para pasar a ser la plataforma del pueblo. E Iglesias es el líder real gracias al contexto y lo admite, admite que sin la gente, él como tal líder no existiría.

El otro término que gusta usar Esperanza Aguirre es bolivariano, re-girando el significado simbólico que la imponente figura de Simón Bolívar tiene en América Latina.  El prócer era un libertador, un independentista de la corona española y a su vez un unificador del territorio americano, con sus defectos y sus virtudes, era un ilustrado hijo de su tiempo y una sociedad criolla, aburguesada y europeizada le dio el liderazgo. Pero eso no le quita el mérito de ser uno de los símbolos positivos y más fuertes del sentir latinoamericano.  Si Chávez se autodenominó bolivariano fue porque sabía de Goebbels. Sabía como tocar la fibra sensible del pueblo venezolano. El PP insulta con un piropo.

A todo este escupitajo verbal del PP, Podemos le responde adjetivando al PP, y al PSOE, de casta. Al parecer nadie sabe bien de donde proviene este término, se usa para adjetivar a políticos que se reproducen en su poder y se aprovechan de él, reconvirtiendo las leyes a su favor, prevaricando y mintiendo. Sin embargo, poco leído en este Estado,  La casta. Così i politici italiani sono diventati intoccabili es un libro editado en el 2007 por Gian Antonio Stella y Sergio Rizzo, dos periodistas del cotidiano el Corriere della Sera, en Italia ha sido best seller. Es un libro  que explica como, a pesar de  la corrupción, los privilegios y los despilfarros, los partido políticos italianos y sus representantes son intocables, una especie de clase superior donde los delincuentes no son condenados y muchas veces ni juzgados. Cuando hablamos de aforados en el Estado español no deberíamos sentirnos tan solos. En Italia las leyes desaparecen a gusto de los grandes imputados.

Vienen épocas más duras aún para la política ¿Cómo crear responsabilidad política después de esta hecatombe? Quizás lo partidos políticos tradicionales debieran hacer algo más que aprender de algunas de las nuevas formaciones sociales. Abarcar problemas que tocan a todas las capas sociales y que han acabado por hacer coincidir  en una lucha única, a la pequeña burguesía y a la diversificada clase proletaria. La conciencia de que todos los problemas de esta estafa nos tocan a todos quizás sea un primer paso hacia adelante en contra de la derechuza plasmática nuestra, que usa el misticismo conservador de la familia y la patria para condenarnos a vivir en el revival de su trasnochado sueño franquista.

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